El toreo entra en palacio
Paco Mora
Que Roca Rey haya sido invitado a la recepción del Rey Felipe VI al presidente del Perú es un reconocimiento explícito de la admiración y el respeto de la Corona y el primer mandatario peruano a la fiesta de los toros.
Gesto que hay que valorar en toda su dimensión y que significa un respiro ante las embestidas constantes de los nuevos políticos de vía estrecha que nos desgobiernan, que se empeñan en identificar el espectáculo taurino con la derecha más rancia y ramplona, algo desacreditado amplia y profusamente por la historia de la Tauromaquia, repleta de obras de poetas, literatos e incluso científicos -de ambos sexos- y de todo el espectro ideológico, que desmienten sus peregrinas y obcecadas teorías.
Bastaría la obra poética del mítico García Lorca, que fue víctima de la inquina entre las dos Españas, para poner las cosas en su sitio. Pero claro, para eso, esa tropa que se empeña en condenar “el espectáculo más culto”, en versión de Federico, debería leer un poco más de lo que lee. Cosa no tan difícil, a no ser que les estorbe lo negro a sus componentes. Solo con la elegía a la muerte de Sánchez Mejías... "No hubo príncipe en Sevilla que comparársele pueda / ni espada como su espada / ni corazón tan de veras”, habría bastante para que se dieran cuenta de que un arte que tanto calo en la vena poética del gran vate granadino -medularmente de izquierdas- no puede ser motejado de derechas.
Pero contra el escaso nivel cultural de quienes manejan argumentos políticos para atacar a la Tauromaquia, de poco sirven las razones. Se trata simplemente de pobres diablos que, faltos de argumentos sólidos y reales, tratan de utilizar algo tan enraizado en el alma del pueblo como la Tauromaquia, de pretexto para colocarse en una izquierda que ni sienten ni conocen.
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