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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 6 de enero de 2025

Los toros no ven rojo: el mito detrás de la embestida / por Sergio Hueso



Existe la creencia de que los toros embisten el capote y la muleta debido al color rojo que caracteriza a estos elementos. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad

Los toros no ven rojo: 
el mito detrás de la embestida

Sergio Hueso
El toreo arrastra consigo un mito profundamente arraigado en quienes no frecuentan los festejos taurinos o apenas los conocen de forma tangencial. Existe la creencia de que los toros embisten el capote y la muleta debido al color rojo que caracteriza a estos elementos. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad.

Los humanos somos tricrómicos, lo que significa que nuestros ojos tienen la capacidad de distinguir una amplia gama de colores. En cambio, los toros son dicrómicos, es decir, solo pueden descomponer el espectro lumínico en dos componentes esenciales. Esto les impide diferenciar entre colores como el rojo y el verde, entre otros. Una prueba fehaciente de ello es el capote verde que utiliza desde hace varias temporadas el maestro Antonio Ferrera. Si la teoría popular fuera cierta, un capote de este color no debería provocar embestidas, pero la realidad demuestra lo contrario. Así, queda desmontado el mito de que los toros cargan exclusivamente por el color rojo asociado a la tauromaquia.

Además, tampoco es verdad que los toros vean únicamente en blanco y negro, como se ha afirmado en muchas ocasiones. Aunque su capacidad para distinguir tonos de color es limitada, no están privados por completo de percibirlos.

El movimiento: el verdadero detonante

Lo que realmente impulsa a los toros a embestir es el movimiento generado por el torero al manejar la muleta o el capote. Cuando un toro embiste, dirige su ataque hacia el origen del movimiento que percibe. Por esta razón, el torero debe permanecer estático durante la ejecución de un pase, no solo para darle mayor belleza y pureza, sino también para concentrar al toro en el elemento que se mueve. Esto permite que el animal complete el recorrido sobre la muleta sin distraerse.

Muchas de las cogidas que sufren los toreros ocurren precisamente porque realizan movimientos inesperados mientras el toro está «viajando» en la muleta. En ese momento, el animal detecta el movimiento humano y lo interpreta como una amenaza, lo que lo lleva a atacar directamente.

En conclusión, el comportamiento del toro en la plaza no tiene relación con los colores que percibe, sino con su instinto natural de reaccionar ante movimientos que interpreta como señales de peligro.

Burladero.tv / Foto: Philippe Gil Mir

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