Plaza de Toros de Madrid de la Fuente del Berro / 1874
Se encargó la obra a los arquitectos: Emilio Rodriguez Ayuso y Lorenzo Álvarez Capra.
Se realizo al estilo mudejar con un ruedo de 60 metros de diametro, aforo para 14.867 personas,
Palco Regio, Diputación, Presidencia y Música.
Se inauguró el 4 de septiembre de 1874. Pero en 1934 también se destruyó tras la construcción de la Monumental de las Ventas, hoy su solar es ocupado por el Palacio de los Deportes.
EL PLIEGO DE LAS VENTAS
Por Aquilino Sánchez Nodal
Posiblemente los pliegos que se redactan para la adjudicación de la Plaza de toros de Las Ventas no es suficientemente clara de entender su mecánica de valoración por los aficionados madrileños. Ser el afortunado empresario del coso no es exclusivo del mejor y más capacitado gestor en asuntos taurinos. Se premia la cantidad de quilates de amistad que une a este con el cacique otorgador de ese título en la Comunidad. Todo es aparente, la lista de empresarios estrafalarios que se someten a la subasta, las alianzas de populares taurinos y constructores que se unen para conseguir el preciado galardón de ser los dueños del negocio taurino, sus abonos, sus reventas y sus subcontratas. El pliego es una trampa absurda, está adjudicado antes de ver la luz. Las mismas empresas participantes hacen trampas al presentarse, falsean sus intenciones, su solvencia, su posición social y hasta los festejos que programarán. En la valoración que hace el docto autonómico, la honradez, la calidad, la imaginación y el trabajo se puntúa con un rotundo “0”. La “pasta gansa” de uno de los socios, la popularidad de otro y la habilidad para engañar a los aficionados son lo más valorado y garantiza el pago a la propiedad del inmueble, los años que dure la concesión.
Año 1.873 la nueva plaza de Madrid se está terminado de construir en las afueras de la ciudad, en la carretera de Aragón. La adjudicación se hace para seis años y consiste en una puja a “la llana” al mejor postor, al que más dinero ofrezca por el alquiler. El día 29 de Noviembre se hace público el arrendamiento:
El periodo de explotación comenzará el domingo de Pascua de Resurrección de 1.874, hasta el Sábado de Pasión de 1.880. La mejor oferta ha sido de 510.000,00 pesetas, a razón de 85.000,00 pesetas anuales pagadas en trimestres adelantados. Las ofertas presentadas según las condiciones establecidas han sido: Don Cándido Lara, empresario teatral y los señores, Chacón, Torrijos, Casiano Hernández y Manuel Blanco Ocaña. La concesión se otorga a este último, señor Blanco Ocaña por haber mejorado su oferta en, ¡diez y siete pesetas!. Primera tropelía para nombra al primer empresario de la nueva plaza. Don Manuel Blanco Ocaña cede inmediatamente la concesión en favor de “el tapado” de turno, su suegro don Casiano Hernández. que había presentado otro pliego para disimular el “chanchullo”.
El primer empresario que rigió los destinos de la Plaza de Toros de Madrid era un toledano natural de Magán. Desde niño dedicado al pastoreo. En un encuentro con una vaca brava desmandada pierde su ojo izquierdo. A su llegada a Madrid aprende el oficio de carnicero. Avispado comerciante consigue abastecer a comercios del ramo. Se hace tratante de vacuno que le facilita orientarse en la organización de festejos taurinos. Hombre pintoresco y rumboso siempre atento a cumplir los deseos de los abonados de Madrid. Su primera decisión es arrendar los pastos de La Muñoza, dehesa cercana a la plaza y que servirá, durante muchos años, para el mantenimiento y preparación del ganado que se lidiaría en la plaza.
Eran tiempos en los que los ganaderos acosaban con sus ofertas de corridas a los empresarios importantes. Casiano no esperó a que llegaran a él. Vestido de forma modesta, palabra fácil y tosco aspecto se presenta en Sevilla para adquirir las corridas del abono. El cinto repleto de onzas de oro. Una vez, presentado a los ganaderos, comienzan las conversaciones de adquisición. Hasta sus oídos llega un cotilleo, don Joaquín Pérez de la Concha le ha definido como “un tío ordinario”. El ganadero le ofrece varias corridas con trapío para lidiar en Madrid, don Casiano le explica el motivo de su negación: -“Sus toros son muy ordinarios” – Nunca se lidiaron mientras él fue empresario. Un ganadero de Colmenar quiso saber si un personaje tan rudimentario, vestido de forma tan barata era en realidad quien decía: -“He oído que son tres los empresarios de Madrid” – Si, señor son tres - le dice,- Casiano, El Tuerto y Yo -.
Llega el día de la inauguración, 4 de Septiembre de 1.874. Las localidades de solanera se habían agotado antes de abrir la taquilla. Casino Hernández cuelga un aviso en la parte más visible:
“De orden de la “inpresa”,
“Oy” no “Ay” sol”.
Se quedó tan a gusto cargándose al astro rey. Los aficionados recordarían el cartelito todos los aniversarios de la plaza, hasta su cierre el 14 de Octubre de 1.934..
El día 13 de Agosto de 1.875 para celebrar su onomástica, organiza un festival en los que intervienen los mejores matadores de España, lo presidió doña Purificación Fontán, Marquesa del Pazo de la Merced y esposa del Gobernador Civil de Madrid, don José Eiduayen. Asistió el Rey don Alfonso XII de paisano, le acompañaba de su hermana Isabel, Princesa de Asturias. La entrada era gratuita para los abonados. La carne de los ocho toros lidiados se repartió entre los pobres.
Las contrataciones de toreros se le hacían imposibles por las exigencias de las figuras, como hoy, Rafael Molina, Salvador Sánchez, “El Tato”, “El Gordito”, “Hermosilla” …, todo era sangría económica por la esplendidez del empresario.
Otros validos escalaban cotas de poder en los cambios políticos y en 1.880, terminada la concesión, el segundo empresario de Madrid tomó las riendas de la Monumental, don Rafael Menéndez de la Vega.
Don Casiano Hernández fue recordado largos años por los aficionados de Madrid, como un mal gestor pero un empresario atípico y rumboso que se hacía querer y respetar.
Como podemos comprobar, en todos los tiempos se cocían las mismas habas.
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