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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 14 de diciembre de 2013

JEREZ: JUAN BELMONTE, ENTRE EL TOREO Y LA LITERATURA / Por Jesús Cuesta Arana



CELEBRACIÓN DE ACTO BELMONTINO EN JEREZ

Rafael Beca Belmonte, Rafael de Paula, José Ortega Cano, Luis Parra "Jerezano",Juan Belmonte Luque y Antonio Domecq.

"...En la segunda parte, la referida a Juan Belmonte y el toreo, tuvo como eje central la participación de tres toreros de lujo: Rafael de Paula, José Ortega Cano y Luis Parra Jerezano. Con la participación de Antonio Domecq y el periodista de Canal Sur Juan Belmonte y Rafael Beca Belmonte..."

JUAN BELMONTE, ENTRE EL TOREO Y LA LITERATURA


EL SUR DE LUCES
Jesús Cuesta Arana
Pintor y escultor
Noche mágica y rebosada de sensaciones la vivida en Jerez en el precioso escenario de la Bodega La Constancia de González Byass, en torno a la figura de Juan Belmonte, El Pasmo de Triana o el Pasmo de España. El memorable acto se compuso de dos partes. En le primera, se abordó Juan Belmonte y su papel en la literatura. Sin duda, tanto Juan Belmonte como Manolete son los toreros con más extensa bibliografía. El perfil del genio trianero ha tenido a lo largo de la historia una mirada multiperspectivista de los grandes literatos. Su retrato por sí mismo suscitaba la admiración y la fascinación por donde quiera que fuera. Era un personaje que se elevaba por encima de su propia leyenda. De modo que su vida real cautivaba más que todas las ficciones que se fundieran en torno a él. En la segunda parte, se abordó la significación de Belmonte en el Toreo.

Jerónimo Roldán, prestigioso periodista jerezano, fue el encargado de conducir y moderar el acto. Magistral. Sin hacerse notar. Con el verbo justo. Con la capacidad que da toda una vida entregado a la labor encomiable de informar con honestidad. Su sabiduría enciclopédica se nace notar con su desmedida afición a los toros. Jerónimo es un importante punto de referencia. Una figura de culto de sabor y sabiduría torera. El acto transcurrió de una forma impecable, tanto en la forma como en el fondo, como bien apunta Francisco Orgambides en Diario de Cádiz. Jerónimo y su equipo de colaboradores (Paco Camas, Pepe Argudo, la familia Belmonte…) lograron llevar a cabo un acontecimiento cultural de primer rango. Todo el mundo salió entusiasmado y se oían uno y mil elogios. Todo se desarrolló con la solemnidad que requería el momento. Sublime sin interrupción. A Jerónimo se le veía contento porque había logrado la Puerta Grande.

Abrió la parte literaria José Belmonte, nieto de Pepe Belmonte, matador de toros también y hermano del Pasmo, leyó un texto escrito por él, impregnado de una gran belleza y sensibilidad, resaltando la veta poética que trasminaba en la vida y en la obra del fenómeno trianero. Sin duda, un brillante despeje (literario) de plaza, de un sabor exquisito versado por una voz de la sangre belmontina. Pepe Belmonte, también extraordinario dibujante y fotógrafo, tiene una inquebrantable pasión: reunir y recopilar todo lo que se haba referencia a Juan Belmonte. Tiene en su colección una abundante bibliografía sobre el mítico torero. Da gusto hablar con él por el caudal de conocimientos que tiene sobre Belmonte. Es hijo del inolvidable empresario Pepe Belmonte y atesora todo un arsenal que contar de sucedidos muchos de ellos inéditos en torno a la figura de su tío abuelo. Además es un excelente poeta y escritor. Como lo corroboró con su impecable intervención abriendo el acto.

Pepe Belmonte, Jesús Cuesta Arana, Antonio Murciano,Santi Ortiz y Joaquín Amérigo.

A continuación, el insigne poeta de Arcos de la Frontera, Premio Nacional de Literatura Antonio Murciano leyó unos poemas dedicados a Juan Belmonte de excelencia. La atmósfera del amplio salón abarrotado de público, empezó a entonarse de magia con la voz tan sentida y tan métrica del poeta arcense. Sin la presencia de Antonio la noche hubiera ido por otros derroteros. Iluminó la mesa. Un gran poeta del sur nuestro pero con vitola universal. Que en cada verso, iba meciendo o paseando la palabra a modo de capote belmontino.Todo cadencia, temple, ritmo acento. La extensa producción literaria de primer orden nos habla a las claras del destacado papel que ocupa Antonio Murciano –junto con su hermano Carlos- en la literatura española. Es el poeta actual más cantado. Su más reciente obra Tauromaquia Lirica dedicada a Juan Belmonte, es una delicia. La poesía de Antonio Murciano es de una profundidad misteriosa. Como el estremecimiento de un cante por soléa. Es un espléndido letrista de cantes flamencos. Murciano viste de luces – y a veces de sombras- su numen poético. Un sabio sensible, que sabe expresar con elevada llama hasta las cosas más sencillas. Un derroche de estética y sentimiento. Pura euritmia.

Tomó la palabra Jesús Cuesta Arana, pintor y escultor y biógrafo del genio trianero, con su voluminosa obra Juan Belmonte, la huella de un retrato. Disertó el artista –con exquisitez y trasfondo lírico- sobre la influencia que tuvo los libros en la biografía del Pasmo de Triana. Tanto en la niñez, desde el puestecillo de quincalla, en la mocedad de peón en la corta de Tablada, en los ratos libres se entretenía leyendo. Ya en plena gloria llevaba libros en el esportón de torear. Al final de su vida alivió mucha soledad al amor de la chimenea de Gómez Cardeña. Remató con una frase del Pepe Luis Vázquez: “Belmonte llevaba dentro una misteriosa tragedia”.

Santi Ortiz, físico, matador de toros y escritor y el más reciente biógrafo de Juan Belmonte. Desde su temperamento humanista, de hombre renacentista leyó unas páginas de su biografía belmontina donde refleja una secuencia célebre del Pasmo de Triana en la Corrida del Montepío del año 1917. ¡Los dos solos! Que mereció un libro de Luis Bollain; pero que Santi Ortiz infundió a la escena un todo personal y sobre todo muy bien relatado el episodio. Donde se palpaba a las claras la velocidad, el espíritu de superación del genial coloso. Sin duda hizo revivir tal momento con el lirismo preciso, dando especial énfasis a lo puramente testimonial pero adobado de una dosis de conocimiento de causa. La de un torero que escribe sobre el Toreo. Embarcando la palabra como se embarca a un toro. Emocionante de veras.

Joaquín Amerigo, comparte la medicina con la afición a los toros y su desmedida devoción por Juan Belmonte. Su intervención más que por lo puramente literario abarcó el terreno de la investigación. Ayudado de una serie de diapositivas, trató de enderezar algunos entuertos hallados en le extensa bibliografía belmontina. Haciendo hincapié en las inexactitudes cometidas por determinados autores, sobretodo en la hora final del torero de Triana, donde hubo mucho confusionismo sobre la verdadera causa de su muerte. Su interesante intervención tuvo muchos frentes abiertos para la polémica, como él mismo apuntó. Su talante científico se fue por otros derroteros diferentes a la lírica.

En la segunda parte, la referida a Juan Belmonte y el toreo, tuvo como eje central la participación de tres toreros de lujo: Rafael de Paula, José Ortega Cano y Luis Parra Jerezano. Con la participación de Antonio Domecq y el periodista de Canal Sur Juan Belmonte y Rafael Beca Belmonte.

Rafael Beca Belmonte, abrió el coloquio, recordando desde su adolescencia la figura de su abuelo. “Hablaba poco pero cuando hablaba, hablaba de verdad” dijo. Contó la sabrosa anécdota de su abuelo, cuando un pelmazo o un antofagasta –palabro inventado por García Lorca- le abrumaba una y otra vez con su verborrea lisonjera. Juan sudaba y aguantaba estoico el palabrerío del pesado. Cuando se fue el hombre le preguntaron que quien era y el trianero con su retranca y tartamudeo dejó caer: 

- Es uno de los diez-
- ¿De los diez? – le repuso un contertulio.
Y la respuesta del pasmo como un rehilete:
-Si hombre, uno de los de “me cago en diez”.

Rafael de Paula y Jesús Cuesta Arana

Rafael de Paula, abrió el cartel contando, todo muy pausado, el primer encuentro con Juan Belmonte en Gómez Cardeña. De cómo Don Juan, como le gusta señalar el gitano de Jerez al mítico torero, le causó una honda impresión que le prevalece todavía “parece que los estoy viendo”. Al que consideró unos de los cinco seres superiores que han existido en la humanidad. Sin embargo, pronto cayó en la contradicción de asegurar que Belmonte no era un genio, ni que nunca se paró delante del toro y otras lindeces para la polémica, para terminar diciendo con tono de proverbial autosuficiencia que nadie de los que han escrito sobre Belmonte no entiende ni papa de él. Paula, suele naufragar con las palabras, lo mismo que naufragó muchas tardes ante los toros. Donde se mueva Paula y abra la boca siempre queda todo en un suspenso, porque dice cosas interesantes y cosas para olvidar. A veces no se sabe si habla en serio o no. Un extraño comportamiento muy difícil de comprender que mejor es tomárselo a broma, por su relevancia en el toreo. Siempre un respeto, a pesar de todo.

José Ortega Cano, hizo una brillante disertación –con mesura y acierto- de lo que significa juan Belmonte para él. Confesando que una vez soñó con el genio trianero en la convalecencia de su grave cornada en Cartagena de Indias. De cómo en una película iba viendo secuencias de la vida de Belmonte. También fue desgranando el papel único y fundamental que ejerció el mítico torero sobre la torería actual bien desde los puramente artístico, social y económico. Destacando el son que le imprimía al toreo. Que marcó un antes y un después. Que aunque el belmontismo nació y murió con él, sin duda muchos toreros actuales beben de la herencia belmontino de su temple prodigioso del sentimiento hecho puro arte. Si emoción no es posible el toreo. Vino a decir el torero cartagenero que Belmonte elevó –como mérito principal- el toreo a la máxima categoría de arte. Fue muy aplaudida la magnífica intervención de Ortega cano por su buen decir y sus amplios conocimientos de la obra belmontina.

Luis Parra “Jerezano”, elegancia natural a raudales y saber estar. Todavía conserva su apostura juncal de torero. Habló con la palabra mesurada pero no carente de entusiasmo al hablar del Pasmo de Triana. Contó una divertida vivencia que le ocurrió en sus tiempos de torero en agraz en Gómez Cardeña. Juan Belmonte lo invitó a torear a una vaquilla a campo abierto donde había todo un sembrado de alcauciles bravíos, de modo que no solamente tenía que sortear la acometida de la res, sino también las puyas incordiosas de los cardos borriqueros. Hizo hincapié el torero jerezano de su fervor por el genial torero trianero, que siempre llevó en la mente. También resaltó el papel del trianero sin par en la torería y su prodigioso temple. Contó también cómo desde siempre –desde la niñez- había oído hablar de Juan Belmonte, de manera que cuando lo vio por primera vez la causó un impacto tremendo. Resultó muy brillante la intervención de Jerezano. Serio y cercano a la vez donde derrochó su clase como grandioso torero y persona de elevada calidad.

Antonio Domecq, acudió en calidad de sustituto de su tío Álvaro Domecq Romero. El rejoneador jerezano el más joven de los participantes, habló de la relación de su abuelo Álvaro con Juan Belmonte que también una vez retirado del toreo se convirtió en un excelente rejoneador y caballista. También en el toreo a caballo el torero trianero dejó su impronta. Recordaba también referir a su abuelo muchas anécdotas del torero de Triana. Y que él a pesar de no haberlo visto en vivo, si era consciente del papel fundamental que jugó Juan Belmonte. Sin él el toreo seguro que hubiera ido por otros derroteros. Antonio Domecq, aunque fue breve en su disertación, no por ello dejó de transmitir sus ideas claras en torno al mítico torero de Triana. Breve pero muy interesante lo dicho por Antonio Domecq.

Abrió el acto Pepe Belmonte, sobrino nieto del Pasmo y cerró el acto otro sobrino nieto: Juan Belmonte Luque excelente periodista taurino de Canal Sur. Tuvo palabras de elogio para la excelente organización del acto que había sido un éxito de público y participantes. Esbozó ligeramente la figura de su antepasado, de quien a pesar de los años transcurridos sigue todavía vigente porque dejó una herencia insustituible. Un ejemplo a seguir para todas las generaciones venideras. Juan Belmonte es un apasionado de la vida y milagros de su tío abuelo. Cada vez que habla sobré él se le enciende el ánimo. Se apasiona. Y se emociona. Se crio a la luz y a la sombra del más grande torero de todos los tiempos. Esto marca. Su padre también Juan Belmonte - ¡para que no se pierda la rastra!- tomó la alternativa en Ronda de manos de Antonio Ordóñez y Curro Romero testificando ¡Casi nada! Gente extraordinaria y generosa a más no poder han sido y son los Belmonte. Como lo dejó bien palpable a la hora de poner broche a tan noche mágica, donde el alma de Belmonte recorrió la atmósfera cálida del lugar. Viene a cuento decir que Juan Belmonte, es principal mentor y miembro fundacional junto con otros entusiastas colaboradores de la primera Tertulia Juan Belmonte en cañada Rosal (Sevilla). Una feliz realidad con mucha resonancia en pro de divulgar a través de la figura del Pasmo de Triana la Fiesta de Los Toros Bravos.

En resumen, José Bergamín decía que la memoria es historia con alma. Eso mismo se escribió en una noche mágica en Jerez dedicada a Juan Belmonte. Se escribió la historia con alma.




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