la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 9 de octubre de 2014

Zaragoza.- 4ª del Pilar: A hombros El Fandi



FOTOGRAFÍAS DE ARJONA

Zaragoza. Plaza de la Misericordia. 
Miércoles 8 de octubre de 2014. Cuarta de feria. Corrida goyesca. Tarde medio calurosa con tres cuartos de entrada.

Seis toros de Fuente Ymbro, muy bien presentados y de mal juego salvo el excelente tercero. Muy débil de remos y enseguida venido abajo el noble primero. Ruinoso en manso el segundo. Extraordinario por bravo, noble y duradero el tercero, premiado con vuelta al ruedo. Entre manejable e incierto con momentos peligroso el cuarto. Bravucón más manso que bravo y con peligro en la muleta, el quinto. Difícil mansurrón el sexto

Juan José Padilla (de rioja, pasamanería blanca y medias albas): Estocada tendida trasera y descabello, ovación. Estocada perdiendo la muleta, ovación.
Miguel Abellán (de blanco y pasamanería blanca): pinchazo hondo y descabello, palmas y silencio tras el pitado arrastre del burel. Estocada, palmas y silencio tras el arrastre del toro entre estúpido palmoteo.
El Fandi (de blanco y pasamanería en azabache con medias blancas): Estoconazo trasero, dos orejas. Media estocada y descabello, gran ovación, entrega del capote de paseo en lid al triunfador de la tarde y salida a hombros.

J. A. del Moral
Fue una tarde muy especial, aparte los resultados artísticos del festejo de los que más abajo escribo con detalle. Fue, como digo, especial porque la fecha del 8 de octubre fue la de la inauguración de la plaza de La Misericordia hace 250 años exactamente y porque los que asistieron seguían hablando, entusiasmados, de lo que ocurrió en la víspera: el indulto de un toro – novillo en este caso – por primera vez en la historia de la plaza y no de un indulto cualquiera porque, quien lo consiguió, se reveló como un torero fuera de serie. “Varea”, el de Almanzora castellonense, puso una pica en Flandes y, de ahora en adelante, todos los que vimos su sensacional actuación, estaremos pendientes de él. Y los que se han enterado de lo que hizo aunque no le vieron, también.

Cuando ayer entramos en la plaza y ocupamos nuestra localidad, nos encontramos con el ruedo decorado con “El salto de la garrocha”, el famosísimo grabado de Goya, según la versión en cal y arena de Miguel Ángel Arrudi. Y con la plaza engalanada con motivos alusivos al 8 de octubre de 1764. También pudimos escuchar pasodobles, temas de Pacual Marquina y una sorpresa musical a cargo del grupo zaragozano “Bvocal” que interpretó “a capella” un canto español cuando se rompió el paseíllo de los matadores y de sus cuadrillas. Algo ciertamente inusual que, como es lógico, encantó al público asistente.
Ayer y por si faltaba algo, abrió plaza Juan José Padilla a los tres años de haber sufrido en esta plaza y padecido después una de las cogidas más terribles que hayamos visto en nuestra vida. Lógico que el público aragonés le recibiera como a un heroico santo, milagrosamente resucitado.

Imponente la cornamenta del primer toro. Juan José Padilla le saludó con dos largas de rodillas en el tercio y con templados lances y arrebatadora media. Galleo y recorte ante el caballo. Breve y para nada dañino primer puyazo mientras romaneaba el toro que volvió solo al caballo y perdió las manos después. Muy blando de remos el de don Ricardo Gallardo. Tampoco le hicieron ningún roto en el segundo encuentro. Quite de Abellán brevísimo, una revolera. De blanco y pasamanería blanca iba Abellán. Padilla banderilleó en solitario con facultades y certero además de variado arrojo. Gran ovación. Brindó al público y se cayeron los tendidos. Ayudados por alto muy despatarrado para empezar la faena. Y el toro, tras el tercero, embistió calamocheando y echando las manos por delante, desluciendo los redondos de Padilla. Perdida de las manos. Se puso muy tardo. Pero metió la cara con nobleza por el lado izquierdo. Gustaron los naturales de Padilla hasta que los enganchó por ir quedándose el toro cada vez más corto. Padilla casi fue alcanzado en el cuello al intentar otro natural. Pero como ya llevaba la espada de verdad, mató. De media tendida trasera y descabello.


Suelto de capotes y sin fuerza en los remos el cuarto. Bien hecho. Bravo en el primer puyazo en forma aunque salió defendiéndose. Padilla dejó la lidia en manos de un peón. Le aliviaron el segundo. Quite de Abellán por aisladas verónicas y media. No molestó al toro. Como debe ser. Réplica de Padilla por chicuelinas que por poco le cuestan un disgusto por molestar a su enemigo metiéndole el capote en el costado. Qué cosas, Dios mío. Padilla no quiso banderillear y lo hicieron sus peones. Después de lo de El Fandi, hizo bien. Por alto con la derecha en cuclillas empezó la faena el jerezano. Y luego con breve tanda por redondos feos. Citando a distancia, segundo susto y otro más por insistir. El toro se había avisado con claro peligro. Macheteo sobre las piernas y nuevo intento con la derecha resuelto para la galería con medias vueltas sobre los pies. Y tercer susto. Hay que matar ya. Temerario seguir y siguió en parte para bien y en parte para mal. Y es que, lógicamente, Padilla quería irse tocando pelo. Trapazos finales y estocada perdiendo la muleta. No se salió con la suya el “ciclón”. Tardías palmas que crecieron al saludar casi sin salir del burladero.

De fantasmal podemos calificar la vestimenta de Miguel Abellán, salvo las zapatillas negras y las medias rosas, todo blanco, todo, todo, todo… Antes de la salida del segundo toro, inspeccionó el estado del ruedo temiendo resbalarse con las pinturas goyescas de cal. Muchos pitaron para que los mangueros no estropearan los dibujos y se retiraron tras mojar los tercios más cercanos al burladero de capotes. Y el segundo de Fuente Ymbro en la arena. Correteó distraído y salió suelto del capote de Aballán por seis veces hasta que remató con media. Obedeció al llevarlo al caballo. Primer puyazo en forma saliendo el toro suelto y berreando. Quite de Abellán: pura brega con media y caída del burel. Nada en el segundo encuentro. Qué pena, Ricardo. Quite de El Fandi, el primero en lucirse por chicuelinas y vistosa serpentina al paso para que el toro no le enganchara el capote. Y dicen que el granadino es muy malo. Pobres diablos. El toro no paró de berrear en bandeillas. Ni de esperar. Se fue a tablas y se puso a escarbar. Buen par por dentro de Prestel. Brindó Abellán. A ver qué… Empezó por alto con la derechas agarrado a las tablas y luego por bajo rodilla en tierra sin respuesta del burel. Abierto fuera de las rayas, varios diestros a media altura y muy por las afueras. A duras penas del animal que pronto empezó a no querer colaborar. Pero Abellán le hizo pasar hasta en la tercera ronda ya muy cerca de las tablas. Lo abrió para los naturales. Ni por esas salvo la mucha voluntad de Miguel. Breve adorno y otro intento imposible con la derecha. Pitos y palmas mientras Abellán cambió de espada. Pinchazo hondo y descabello. Qué ruina, señor mío.


El quinto, muy descarado de cuerna, salió andando al paso y distraído, frenándose luego en los lances que pretendió dar Abellán. Continuó distraidísimo hasta que fue picado en serio. Romaneó dejándose pegar en el primer encuentro del que salió bastante parado. Se arrancó desde lejos al segundo saliendo suelto al sentir el hierro. Ganas de equivocar al personal porque volvió a ponerle de lejos, yendo el toro para escupirse rápidamente. Tomó un tercero por su cuenta. Luego, seguro que muchos creerán que este toro también fue muy bueno para el toreo. Bien los rehileteros, pese a lo que esperó el burel. Abellán, tras probarlo por alto, se fue lejos del toro y citó con la derecha aguantando las mediocres embestidas del animal que fue quedándose cada vez más corto y hasta queriendo coger al torero. Uno no se explica cómo Abellán se equivocó con los mucho años y el oficio que tiene adquirido. La gente, claro, pitó cuando vio que Abellán tuvo que cortar en seco la faena. Estaba cantado, hombre. Entrando desde lejos, lo mató de estocada.


Cinqueño el tercero. Feo de cara, muy agresivo de pitones. El Fandi se templó y templó con el capote hasta sujetar bonitamente al toro en los medios tras recibirlo con dos largas de rodillas en tablas. Y como el toro tuvo movilidad suficiente, galleo por chicuelinas, revolera y recorte. Bravo el toro en el caballo. Vaya, menos mal. Quite por zapopinas de Fandila que levantó clamores y media de rodillas. El lio, mayúsculo. ¿Malo El Fandi? Venga ya… y otro lío grande en banderillas que puso con sus proverbiales facultades y espectacularidad, únicas. Certero en los tres, soberano del segundo tercio, sensacional banderillero para la historia del toreo. Jugó con el toro como le dio la real gana. Dos de poder a poder y un tercero al violín de dentro a fuera. Y todo el mundo en pie…También El Fandi brindó al público con esa habilidad que tiene para que prenda el entusiasmo. De rodillas en el platillo por ligados redondos con la derecha cada vez más despacio tras aguantar las primeras embestidas violentas dl animal. Y soberbio con más redondos en pie que ligó al depecho. El toro estaba salvando la tarde de Gallardo. Pero anda que el torero. Naturales largos y templados con el toro obedeciendo rematados con un farol. El animal, por bien toreado, adquirió fijeza y así tomó más naturales con sensacional de pecho. Magníficos los redondos que siguieron, irreprochables. Cambios por la espalda seguidos de más redondos y muchos en pie. Faenón del señor Fandila, sí señor. El banquete tuvo un postre que constó de molinete de rodillas, circulares naturales e invertidos, desplante de rodillas y abaniqueo. Gran toro y gran torero. Me alegro por lo mal que lo está pasando últimamente el ganadero. Estoconazo trasero pero eficaz. Aviso de risa con el toro a punto de doblar. Solito y al paso agonizante, muerto en pie, se fue el animal hasta doblar mientras El Fandi lo acariciaba. Petición delirante de los máximos trofeos. Los dos pañuelos del usía asomaron a la vez. Y gran ovación para el toro en la vuelta al ruedo que le concedieron en estricta justicia. La de El Fandi, para verla. Inenarrable. Si esto no es de figura del toreo, que venga Dios y lo vea


El sexto, un negro imponente por todo, salió distraído y no precisamente por la jota. Suelto del capote de El Fandi por claramente abanto hasta someterlo con muy templados lances. El temple, arma fundamental del toreo, suele deparar milagros. Y El Fandi lo sabe. Galleo por rogerinas y revolera por detrás. Por su poquísima, fuerza no le dieron nada en varas. Pero entre uno y otro encuentro, David quitó por chicuelinas saliendo perseguido hasta casi alcanzarle. Lo que no ocurrió por las impresionantes facultades del granadino. Hasta banderilleó. A este toro, los tenidos por históricos del segundo tercio, no habrían osado salir con los palos. El Fandi, sí y de qué modo señores, dejándose ver en el segundo par hasta ser cogido sin consecuencias por puro milagro. El tercero lo puso en otro alarde clamoroso de conocimiento de terrenos y distancias. Mas un cuarto al violín, Y de nuevo puso a la plaza en pie entre gritos de ¡!Fandiiii, Fandiii¡! Chapeau, David. Recompuesta la rota ropa en el callejón, salió a por todas. Tuvo que perseguir al toro huido y en el tercio lo sometió a su manso con la derecha primero. Pero con la izquierda tardó en conseguirlo porque el toro no quería de ninguna manera. Pero lo consiguió al final del empeño. Siguió por el lado menos malo y demostró por qué es un maestro sacando de donde ya no había. Macheteo clásico de los antiguos, tocadura de pitón y más media estocada con descabello fulminante. En este toro no cortó oreja. Pero si me apuran, lo que hizo fue más importante que la gran faena del tercero por enormemente meritorio.


Las últimas sorpresas de la anochecida, con la plaza ya iluminada con los focos de luz encendidos, sucedieron tras la lidia ordinaria de las reses de Fuente Ymbro. Otro toro, séptimo, saltó al ruedo como sobrero de regalo solo que no para ser lidiado al uso actual, sino para que profesionales del toreo espectáculo interpretaran suertes antiguas en desuso. El público lo pasó en grande y celebraron ciertamente atónitos, los saltos con la garrocha y del ángel y los temerarios volteos propios de la época de Martincho…


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