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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 6 de septiembre de 2016

Cuando quisimos que Costa fuera Iniesta / por Juan Manuel Rodríguez




"...Así que durante un tiempo quisimos que Costa fuera Iniesta, pero Iniesta sólo hay uno y ése es Andrés, Andrés Iniesta; Costa es Diego, el peleón, el luchador, el provocador, el tanque. A cambio de ese carácter insufrible pero suyo, al futbolista del Chelsea cabía reconocerle que, a diferencia del resto, él sí había elegido jugar con España..."


Cuando quisimos que Costa fuera Iniesta

Después de una noche sin goles pero con buen fútbol ante Bélgica, Diego Costaestalló y nos señaló a todos ("si fuese del Madrid o del Barcelona... pero claro, como no soy español") como responsables de su mala racha con la selección. Todo el mundo intentaba encontrarle un razonamiento lógico a la actitud de Costa, "rajando" después de uno de sus mejores partidos y lanzando puyas a diestro y siniestro cuando lo mejor y más inteligente para él habría sido reivindicarse. Pero Costa... es Costa. A Costa hemos querido cambiarlo, sustituirlo por otro. De Costa nos gustaba su forma de jugar al fútbol pero, imbuidos del falso aire monacal impuesto por Del Bosque, que fue quien lo llevó, nos dejamos llevar y entonces exigimos que Costa siguiera marcando muchos goles pero no fuera él mismo sino otro, por ejemplo... Iniesta.

Así que durante un tiempo quisimos que Costa fuera Iniesta, pero Iniesta sólo hay uno y ése es Andrés, Andrés Iniesta; Costa es Diego, el peleón, el luchador, el provocador, el tanque. A cambio de ese carácter insufrible pero suyo, al futbolista del Chelsea cabía reconocerle que, a diferencia del resto, él sí había elegido jugar con España. A Ramos, De Gea, Busquets o Morata esto de ser españoles les ha venido por herencia pero a Costa no, Costa eligió jugar al fútbol con la selección española. Decía Antonio Cánovas (gracias, querido Tomás Cuesta) que "son españoles los que no pueden ser otra cosa", pero Costa pudo haber sido brasileño, y en el Mundial de Brasil ni más ni menos, y sin embargo eligió convertirse en español. Diego no fue inteligente al final del partido contra Bélgica, y ayer ya pidió perdón, pero reconozcamos que tenía su puntito de razón en lo que dijo: si jugara en el Madrid o en el Barça se le trataría algo mejor.

Ayer España se exhibió en un partido de alfombra roja y que volvió a dejarme la incómoda sensación de esos dos años tirados a la basura. En la línea general del equipo, Costa brilló a gran altura y, además, marcó dos goles, que es de lo que vive. Yo me alegro por él porque me parece que a última hora Del Bosque le trató con cierta displicencia y fue muy injusto dejándole en tierra y no llevándoselo a la Eurocopa de Francia. Me gusta la gente con personalidad y Diego Costa tiene mucha. Ojo, Costa tiene su propia personalidad, no la de Iniesta, que es un chico fantástico e incapaz de romper un plato sobre el campo. Me parece que a partir de ahora, y si los periodistas no insistimos en convertir a Costa en el futbolista que no es, las cosas irán mucho mejor para todos y la gran beneficiada será indudablemente la selección nacional española. Y cuando Diego saque los pies del tiesto, que los sacará, será bueno que recordemos que él está ahí por su propio deseo y no como otros, que van a rastras. Es un plus, ¿no?...

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