"...Responsabilizar a Guardiola de todo lo bueno que viene sucediendo en el fútbol desde Charles Wreford-Brown hasta nuestros días, ofende la inteligencia del aficionado que lee esas cosas y elabora un retrato definitivo y bastante ajustado de quien las escribe..."
El primer día Guardiola creó los cielos y la tierra...
Juan Manuel Rodríguez
Para los guardiolistas, que suelen ser también bielsistas, la mano de Pep se encuentra detrás de todo lo bueno que sucede. Así, era sólo cuestión de tiempo que se apuntase a Guardiola como responsable del partidazo que Silva hizo el otro día contra Bélgica. David se salió, es cierto, y protagonizó una de sus mejores actuaciones con la selección española, pero responsabilizar de ello al entrenador del City, que lleva al frente del equipo desde primeros de julio, es un pelín fanático, tanto como asegurar que el fútbol "es una tarde de lluvia en San Mamés". Es como el chiste del loco que se sienta delante del médico, que le pregunta qué le pasa: "Es un poco largo, doctor"; "usted no se preocupe, hable", responde. "De acuerdo, ahí va: el primer día creé los cielos y la tierra; luego separé la luz de las tinieblas y nombré día a la luz y noche a las tinieblas. Al segundo día..."
Silva jugó muy bien contra Bélgica porque es muy bueno y porque, como les sucedía al resto, ya estaban tristes y mortecinos con Del Bosque, cuestión ésta que silenció convenientemente el establishment periodístico a la espera de que sonase la flauta, que desafortunadamente desafinó. Silva jugó muy bien contra Bélgica porque Lopetegui, a quien en realidad se pretende sombrear con este rocambolesco brindis guardiolista al sol, le entregó el mando de las operaciones sobre el campo. Responsabilizar a Guardiola de todo lo bueno que viene sucediendo en el fútbol desde Charles Wreford-Brown hasta nuestros días, ofende la inteligencia del aficionado que lee esas cosas y elabora un retrato definitivo y bastante ajustado de quien las escribe, entre otros motivos porque la escuela guardiolista-bielsista tiene entre sus principales apóstoles a Manuel Pellegrini, anterior entrenador de Silva.
El atractivo principal que tiene la retadora presencia de Guardiola en la Premier, y la coincidencia con Mourinho ni más ni menos que en la misma ciudad, no es otro que dilucidar de una vez por todas cuál es el mejor cerebro futbolístico vivo. Yo creo que no hay dudas al respecto, más que nada porque Mourinho ha ganado títulos en cuatro países distintos y con cuatro plantillas diferentes (las de Oporto o Inter, cuando menos mejorables) mientras que Guardiola siempre ha nacido de pie. De este plato que se está cocinando a fuego lento en la Liga inglesa habrá mucha gente pendiente durante toda la temporada aunque el final de la historia ya me lo sepa: si se impone Mourinho será por Pogba, que costó 120 millones; si se impone Guardiola no será por Agüero, Nolito, De Bruyne, Sterling, Bravo o el propio Silva sino por el arrollador ingenio creativo del Pep.
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