"...Crisis de la suerte de varas, a la que ya hay que llamar ‘la ausente’ o ‘mala suerte de varas’. A nadie le importa una higa que la lidia sea solo un asunto de muleta, además falta de pureza, de hondura, de profundidad. Con dar pases por delante y por detrás son felices. ¿Pero no ven que cada vez menos gente gusta de ir a ver eso?..."
LAS CRISIS
Editorial Septiembre / 2016
Desde hace un tiempo, largo ya, nuestra Fiesta de los toros viene soportando una crisis tras otra. Muchas, y muchas veces, al mismo tiempo.
El triunfalismo de algunos quiere que no se noten o, lo que es lo mismo, miran para otro lado, pero existen y son duraderas, y muy persistentes. Como para no advertirlas.
Crisis en la cabaña brava, que nunca fue más descastada, ofreciendo en lugar de la lucha que la caracteriza, una corriente de comportamiento a favor del torero que ha terminado aburriendo al aficionado. Los propios toreros que la anhelan son víctimas después de lo que ellos llaman falta de transmisión de los toros. Es decir, en el pecado llevan la penitencia.
Crisis para la autenticidad y belleza del toreo ya que, curiosamente, a más colaboración de los toros se les corresponde con toreo más lineal y despegado, carente de todo ajuste. Ha llegado a tanto esta forma de hacer el toreo que muchos ya no se acuerdan de cómo era eso de la autenticidad, en la que al toro se le concedían algunos de sus derechos.
Por supuesto, todo ello ha llevado a abandonar las plazas por parte de los aficionados, resultando imposible llenar cualquiera, de aforo incluso pequeño, ni coincidiendo con sus fiestas patronales. Ejemplos los que quieran. Linares otrora plaza de varios festejos, en este año con uno solo, con el ídolo local en el cartel, acompañado de dos figuras y no han pasado de la media entrada. ¿Eso no es crisis o es que jugaba el Linarense contra el Real Madrid a la misma hora? En Bilbao ha dado pena ver tanta plaza vacía, por poner solo un par de ejemplos. Quita el anunciar al de Galapagar y son más los asientos vacíos que los llenos.
Crisis de la suerte de varas, a la que ya hay que llamar ‘la ausente’ o ‘mala suerte de varas’. A nadie le importa una higa que la lidia sea solo un asunto de muleta, además falta de pureza, de hondura, de profundidad. Con dar pases por delante y por detrás son felices. ¿Pero no ven que cada vez menos gente gusta de ir a ver eso?
Madrid, que en tiempos no lejanos estaba vacunada contra la crisis de abonados, ya sabe de la sangría de los mismos. Y ahí sigue siendo una plaza de temporada que si anunciara concursos de chotis seguro que iba más gente los domingos.
Por si faltaba poco, ahora también se ha llegado recientemente a una nueva crisis, la de ansiedad de un torero. No estamos en su pellejo pero debe ser que existe desequilibrio entre lo que se quiere y lo que se puede dar.
En resumen: Estamos de crisis hasta las cejas, por no decir hasta los c……
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