"...Guardiola lleva seis meses escasos en la Premier y desde hace dos o tres ofrece claros síntomas de un sorprendente agotamiento. Su llegada al fútbol inglés provocó tanta expectación que, de tanto repetirlo, alguien acabó creyendo que sí, que realmente Pep iba a ser capaz de cambiar el estilo de juego no sólo de su equipo sino del fútbol del país en general..."
Guardiola-City: demasiado arroz para tan poco pollo
José Mourinho dijo hace mucho tiempo que había tres grupos de entrenadores: uno, al que pertenecía él y que era mayoritario, integrado por aquellos técnicos que criticaban la actuación del colegiado cuando pensaban que éste se había equivocado; otro grupo, muy reducido, de entrenadores que jamás hablaban del árbitro ni para bien ni para mal; y un tercer grupo de entrenadores que criticaban a los árbitros cuando tomaban decisiones correctas; y añadía: "En este grupo sólo está Guardiola". Pep Guardiola es además capaz de decir que él jamás criticará a un árbitro para, al minuto siguiente, criticarlo. Y lo más sorprendente de todo, al menos hasta ahora: es capaz de desdecirse sin que eso provoque la justa ira del periodismo deportivo, tan "activo" cuando se trata de otros entrenadores, José Mourinho sin ir más lejos.
Guardiola lleva seis meses escasos en la Premier y desde hace dos o tres ofrece claros síntomas de un sorprendente agotamiento. Su llegada al fútbol inglés provocó tanta expectación que, de tanto repetirlo, alguien acabó creyendo que sí, que realmente Pep iba a ser capaz de cambiar el estilo de juego no sólo de su equipo sino del fútbol del país en general. Con el City tercero y a 7 puntos del Chelsea, que ha jugado un partido menos, va desapareciendo poco a poco aquella inicial ilusión inspiradora. No tengo aquí la clasificación del City del pasado mes de diciembre pero me jugaría pajaritos contra corderos a que, con Pellegrini en el banquillo, la situación deportiva era mejor, y seguro que también era mejor la sensación futbolística que transmitía un club que lleva muchos millones invertidos en su plantilla.
A falta de juego, Guardiola ha querido sentirse protagonista firmando fuera del campo algunas frases verdaderamente chirriantes. Pep, por ejemplo, dejó caer que habría que esperar al menos diez años para que el City fuera candidato a ganar la Champions, y eso que el año anterior cayó ante el Real Madrid, campeón al fin y a la postre, en semifinales y por 1-0 en los 180 minutos. Ayer, frustrado después de un pírrico 2-1 ante el Burnley, undécimo clasificado, despreció al fútbol inglés en una tensísima entrevista al decir que tenía que acostumbrarse al hecho de que ellos eran "diferentes". Antes, en la NBC, sorprendió a todos al decir que su final como entrenador estaba cerca. El periodista Lu Martín, que lo conoce bien, dice que Guardiola piensa que está entrenando al Villarreal de la Premier, "un equipo de segunda fila". Acostumbrado a ganar muchos títulos con los Messi, Puyol, Iniesta, Xavi, Alves, Robben, Müller, Ribéry, Vidal o Lewandowski a Pep había que verlo en esta situación y, medio año después, su mensaje es "¡Mayday, mayday!"... En definitiva: demasiado arroz para tan poco pollo.
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