Desde hace años vengo observando como la progresiva pérdida de aficionados en la mayoría de las plazas españolas se sustituye por una "masa ignorante" que llamo "público", y que como dice el maestro "son los principales culpables" de que la tauromaquia vaya por los derroteros que va...
¿Donde está la afición de la Maestranza?
Antonio Portillo Peinado
Cordoba mayo del 2017
En una entrevista a Rafael de Paula, que hace unos años se emitió por televisión, el maestro jerezano mostrando, como en él es habitual, una fina y aguda inteligencia, vino a denunciar la principal responsabilidad de los males actuales de la fiesta en "el público". Con su proverbial sinceridad y tal como reconoce él mismo en la entrevista lo afirma «siendo consciente de que se echa a la gente encima...».
Viendo las corridas de la pasada feria de Sevilla no he tenido mas remedio que acordarme de las acertadas palabras de Paula. Desde hace años vengo observando como la progresiva pérdida de aficionados en la mayoría de las plazas españolas se sustituye por una "masa ignorante" que llamo "público", y que como dice el maestro "son los principales culpables" de que la tauromaquia vaya por los derroteros que va...
Pero que este problema alcance a la Maestranza, pese a que venía observando en los últimos años sospechas de falta de criterio, es alarmante. Y lamentablemente ésto se ha podido constatar en la feria de este año. ¡Qué bajo ha caido el público taurino sevillano!.
Desde tragarse "toretes" sin el trapío propio de plaza de primera categoría con sospechosas astas e inválidos carentes de las condiciones mínimas necesarias para la lidia, hasta pedir orejas por actuaciones vulgares y fulleras, pasando por un exagerado forofismo basado en un paisanaje que vehementemente busca una "figura perdida" en Morante de la Puebla, el "respetable" sevillano para mí ha dejado de ser respetable.
La solución a muchos de los problemas que tiene actualmente la fiesta pasa porque los públicos sean mas exigentes sobre todo con el toro. No se puede seguir confundiendo bravura con nobleza, ni peso con trapío. Hay que reivindicar casta, fiereza, fuerza y movilidad, para que el toreo no pierda la sensación de RIESGO.
El toreo de un tiempo a esta parte ha ganado en perfección estética, pero ha perdido mucho en EMOCION por falta de sensación de riesgo y de sentimiento y "verdad" en la forma de hacer "las suertes".
Se ha sustituido el tercio de varas por un lamentable remedo para estrellar el toro en "un muro".
Casi se ha perdido el toreo de capa; menos mal que Ferrera en la penúltima de feria nos deleitó con un toreo en el primer tercio extraordinario.
Los matadores banderilleros en la inmensa mayoría de los casos clavan por el costillar y no en la cara. Y con la muleta qué pocos "cargan la suerte", toreando con la panza y no con "el pico" de la muleta, y rematan por abajo en la "pala" del pitón y atrás para quedarse bien colocados y no "fuera de cacho", dando cinco o seis muletazos ligados antes del remate, y no dos o tres como ocurre ahora.
¡Esto es lo que tiene que exigir el aficionado!. Si se sigue aplaudiendo estúpidamente cualquier cosa que tenga un cierto grado de espectacularidad acabaremos con la fiesta.
De la pasada feria sevillana, si salvamos a tres "Victorinos", dos "Jandillas" y el de Ferrera que se partió la mano, así como la profesionalidad de Ferrera y Roca Rey, con qué nos quedamos?. Esto es muy poco balance positivo para una feria tan larga y de tanto prestigio, que lamentablemente lo va perdiendo a pasos agigantados.
Urge una revisión y unificación de Reglamentos y sobre todo un mucho mayor rigor en la crítica taurina, a la que dedicaré otro próximo articulo, ya que la considero principal inductora a la ignorancia del público, con un apartado especial dedicado a los que retransmiten con un "empalagoso buenismo" las corridas por televisión en Canal Toros tv.
Siendo la televisión un instrumento fundamental para crear adictos a la fiesta, me parece lamentable la falta de critica a la actuación de los profesionales cuando ésta no esté a la altura exigible, en vez de echarle la culpa al toro, como ocurre sistemáticamente. Será por aquello de que "como el toro no habla...".
Tengo la firme convicción de que si la mayoría de profesionales y ganaderos siguen participando en este "engaño" al público y la critica sigue callada, a nuestra fiesta nacional le quedan los dias contados, y ojo será por culpa de los taurinos y no de los antitaurinos.
*Antonio Portillo Peinado es investigador taurino
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