La falta de criterio y las sin razones de la ya tristemente famosa señora presidenta, impidió que el de Los Palacios saliera a hombros por la Puerta del Príncipe. Aunque tarde, Moral se hizo con las embestidas del segundo toro y anduvo a la altura de la bondad de cuarto. La bronca al palco en tres actos por su cerril comportamiento desautorizó su autoridad. Antonio Nazaré apenas pudo lucirse frente al inválido primero que debió ser devuelto a los corrales. Enderezada la tarde con mayor o menor fortuna, Esaú Fernández sufrió una aparatosa cogida al recibir a porta gayola al pésimo tercer toro sufriendo una conmoción cerebral. Pero salió para hacerse cargo de su lidia hasta que el animal se partió una mano. Luego pudo estirarse con la derecha ante el manejable sexto.
Última de feria en Sevilla. Triunfa Pepe Moral con los dos toros más potables de la corrida de Miura
J.A. del Moral · 08/05/2017
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Domingo 7 de mayo de 2017. Decimotercera y última de feria. Tarde veraniega con dos tercios largos de entrada.
Seis toros de Miura, bien presentados en la tipología u pelajes característicos de la casa. Dieron juego desigual con predominio de los manejables en distintos grados de fuerza. Nula y por tanto imposible el primero. Muy manejable el segundo. Deslucido por sus cortas y ariscas embestidas el tercero. Bravo en el caballo y muy ingrato en banderillas y en la muleta el cuarto. Excelente el quinto que fue muy aplaudido en su arrastre. Noblón a derechas aunque sin fuerza el sexto.
Antonio Nazaré (gran poder y oro): Estocada casi entera y cuatro descabellos, aviso y silencio. Estocada trasera tendida y cuatro descabellos, saludos.
Pepe Moral (amapola y oro): Estocada, oreja. Estoconazo desprendido, oreja y unánime petición de otra con dos vueltas al ruedo y gran bronca a la presidencia por concederla. Salió a hombros por la puerta de cuadrillas.
Esaú Fernández (verde ingles y oro): Estocada muy habilidosa, palmas. Pinchazo y estocada.
Bien en varas Francisco Romero. Y en banderillas Juan Sierra y Vicente Varela.
La corrida empezó muy mal con un toro prácticamente inviable por su extrema debilidad y el disgusto de los espectadores con la presidencia por no haber accedido a su devolución pese a la insistencia del muy enfadado cónclave. Sé que hubiera sido un baldón para la histórica ganadería y quizá por ello se resistieron los del palco haciendo de tripas corazón. O quizá que no quisieron devolverlo por si luego no hubieran tenido más remedio que devolver más toros. Por fortuna, no fue así y el resto del festejo trascurrió cuando menos entretenido con un gratísimo oasis netamente triunfal a cuanta del buen juego que dio el quinto toro, de nombre “Amapolo”, y de la excelente actuación de Pepe Moral con el capote y especialmente con la muleta en una faena clásica y limpia que encantó a todos los presentes menos a los del palco que se negaron cerrilmente a conceder la unánimemente solicitada segunda oreja. Llegó aquí y de nuevo la polémica, desatándose una bronca en dos partes porque se protestó fuertemente dos veces ante la negativa y después de las dos vueltas al ruedo que dio Pepe Moral.
La falta de criterio, las dudas y el miedo a las reacciones del público debieron hacer pensar mucho a la señora presidenta por acceder a otorgar una oreja del segundo toro a Pepe Moral bajo el triste recuerdo que debió tener por negarse a dar una segunda oreja hace días a El Fandi. Para luego, volverse a negar a la extrema petición del segundo trofeo a Moral por su buena faena, evitando así que pudiera salir a hombros por la Puerta del Príncipe. Utilizando el término de la comparación fue lógico que el público echara cuentas pensando que si la primera faena de Moral fue premiada con un trofeo, la bastante mejor del quinto, mereció más. En fin, que esta señora no cesar de provocar disgustos y lo que tenía que hacer es presentar su dimisión o ser destituida cuanto antes.
La grisura de lo acontecido con los demás toros fue suplida por los muchos sustos que se pasaron durante la lidia de los tres que se lidiaron con mayor o menor fortuna de Nazaré y de Esaú Fernández. Sobre todo con este por la tremenda cogida que sufrió al recibir de rodillas con una larga cambiada a porta gayola, que ya no es tal sino casi en los medios. Una moda que ha cundido y que resulta demasiado arriesgada porque el toro, desde esa mayor distancia, ve mejor al torero y puede arrollarle de lleno que fue lo que ocurrió ayer con Esaú al que llevaron sin conocimiento a la enfermería de donde salió para hacerse cargo del resto de la lidia hasta entonces en manos de Nazaré. La verdad es que estuvo muy valiente, diría que valentísimo al superar el percance como si tal cosa no hubiera sucedido. Hasta quitó por chicuelinas aunque la faena tuvo que cortarla pronto por romperse una mano del animal lo que le obligó a precipitar la estocada que logró con mucha habilidad. Luego, con el más potable aunque flojo sexto, Nazaré anduvo igualmente dispuesto logrando un par de tandas decentes con la derecha e intentos al natural hasta matar al toro de pinchazo y estocada en una labor más que discreta.
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