El pintor alemán Albert Oehlen, junto al cartel para la próxima temporada taurina en Sevilla |
¿Será esto, también, reflejo de cómo está
el mundo de los toros a día de hoy?
Y luego pedimos carteles “remataos”
Un año más, los responsables de la plaza de toros de Sevilla, santo y seña de la tauromaquia, uno de los escenarios más emblemáticos para el mundo de los toros y referencia obligada para aficionados, curiosos y hasta legos en materia taurina, han sorprendido a propios y extraños con el cartel que anuncia y sirve de imagen a la temporada próxima en La Maestranza.
No es la primera vez que se descuelgan con una obra digamos que no habitual en lo que a temática taurina se refiere. Ya sé que el arte es algo de muy personal aceptación, abstracto, indefinible e imposible de calificar. No hay obras malas y obras buenas. La percepción individual es infinita y cada cuál interpreta según gustos, educación, sensibilidad y apreciación. Recordemos que hace unos días un plátano pegado a una pared con esparadrapo fue tenido como el no va más del arte conceptual... hasta que llegó otro artista de lo mismo y se lo zampó, superando el listón de su colega en innovación, vanguardia, atrevimiento y concepto. Pero, pienso, que sí se puede opinar sobre si algo es o no apropiado para el fin a que se destina. Y, francamente, y aunque no soy nadie para enmendar la plana a los responsable de la elección sevillana -ni lo pretendo-, la obra de Albert Oehlen me parece de lo menos indicado, sobre todo si se tiene en cuenta que en 2020 se celebra el centenario de la muerte de Joselito, ahí es nada. Y que los maestrantes y el autor me perdonen, pero no me da que ese cartel represente ni a Sevilla ni, mucho menos, al gran Gallito. O yo no soy capaz de entenderlo, que también puede ser.
Hay que tener en cuenta que Oehlen apareció en la escena del arte contemporáneo a principios de los años ochenta, en el seno de una generación de artistas que se muestra particularmente crítica respecto a la ideología dominante en ese momento y que su obra se enmarca dentro del llamado Neue Wilde, el movimiento neoexpresionista alemán. Muy bien ¿Y qué tiene que ver el Neue Wilde con Sevilla, con los toros y con Joselito? Yo diría que nada, pero doctores tiene la iglesia.
Desconozco, como tantas otras cosas, el criterio de selección y los parámetros con que se rige la misma, pero, al margen de gustos, afinidades o intereses, ahora mismo hay artistas, más o menos vinculados con la cosa taurina (Diego Ramos, Joserra Lozano, Domingo Zapata, Willy Ramos, Bo Bartolomé, José Ángel Ramírez, Chavalo...) cuyo estilo y gusto se acercan más, mucho más, a lo que me parece que quiere el aficionado y que mueve más, mucho más, a la gente a ir a la plaza. Que es, en definitiva, de lo que se trata y la finalidad y función del cartel.
Pero Sevilla parece que también es especial en esto y aunque haya habido excepciones -así, a bote pronto recuerdo los carteles para las temporadas de 1998. homenaje a Pepe Luis Vázquez, 2005, 2013 o el especial que se hizo para la feria de San Miguel de 2012, en el que la figura central era Joselito en una recreación del original de Genaro Palau y utilizado ya en 1917 y posteriormente con cierta frecuencia-, los sustos en materia cartelística están a la orden del día por el Baratillo.
Y luego piden los aficionados carteles “remataos” para las ferias...
¿Será esto, también, reflejo de cómo está el mundo de los toros a día de hoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario