La vieja farsa de la democracia consiguió la inmunidad de rebaño en España contra el virus de la rebeldía. Nada queda, solo ganado estabulado en los rediles del voto, en los establos de la taifa autonómica en la que unas banderas de opereta han borrado a la Bandera de la Gesta de la Patria, y unos mandarines con ínfulas de césares aldeanos justifican su rapacidad y su incuria escupiendo sobre el rostro de España. Y el rebaño asiente y el rebaño aplaude y el rebaño vota, concede y consiente a los perros que le flanquean y agrupan y a los pastores que en 2021 le llevarán a los predios de 1931.
Nihil novum sub sole. Son los mismos. Nada esperéis de ellos, pues su genética es aún peor. Casado y Arrimadas son aún más cobardes que Alcalá Zamora y que Gil Robles, pero con menos latines que las dos momias de aquella derecha almidonada que solo trajo la República para entregársela a los ladrones del PSOE, a los sicarios del PCE y a los bárbaros de la FAI, y que acabó lloriqueando en los ateneos del exilio “no es esto, no es esto”.
Pue sí, era “esto”. Y con esta derecha y esta izquierda que padecemos, con sus perros y con sus pastores, volverá a ser “esto” en el nuevo año de 1931. Ya tenéis inmunidad de rebaño, no os dolerá, ni siquiera os escocerá. Alzad vuestras copas y apuradlas hasta las heces. ¡Feliz 1931! Os lo merecéis.
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