¡Cuántos recuerdos afloraron! Qué delicia de conversación con Paquito García Cervantes, a quien uno conoció de niño y, desde entonces, empezó a admirarlo gracias a la magnífica brega y las grandes condiciones en el tercio de banderillas que atesoraba este torero, tan completo y tan capaz. El mismo que durante casi dos décadas fue la fiel sombra de Robles, tras llegar a su cuadrilla en 1973, en el comienzo de la segunda temporada de matador de toros y permaneciendo hasta 1987, cuando Robles ya estaba llevaba varios años sentado en la mesa de las figuras. Cuando ya tenía que esperar la llamada de los empresarios para exigir.
En 1988 con sorpresa general y causas que ahora no vienen al caso, Paquito García Cervantes, emprendió otro camino para enrolarse en las filas de Nimeño II. Marchó después de una etapa tan fructífera para vivir otros horizontes, pero jamás perdió el afecto, amistad y admiración que guardaba a su querido Julio Robles, un hermano para él. Porque cuando llegaba el triunfo, desde la distancia se alegraba y si coincidían en la plaza seguía jaleando sus faenas. Después, tras la tragedia de Beziers siempre estuvo pendiente y fueron numerosas las ocasiones que cogió su coche y atravesó España, desde su Alicante para venia a echar unas horas con Julio en su casa de la finca La Glorieta. Y hablar de tantos años juntos mientras el diestro crecía hasta ser un torero de época.
Y es que, Paquito García Cervantes marcó historia en esa cuadrilla que, hasta un año, llegó a ser plenamente alicantina, en la época que estuvo integrada por Pablo Sáez Chicorro, Antonio García Rondeño y el propio Paquito García Cervantes. Tiempos donde a caballo marcaban escuela José Luis Cáneva El Rubio de Salamanca (quien cuando colgó el castoreño por jubilación, su lugar fue ocupado por Aurelio García, otro grandioso torero a cabello) y Victoriano García El Legionario.
Fue una gran alegría volver a hablar con Paquito García Cervantes, porque afloró todo el sentimiento hacía el gran Julio Robles en el mismo momento que se cumplían 20 años de su muerte. Y además volvió a florecer ese roblismo con el que uno creció y vivió apasionadamente la carrera del gran Julio Robles.
¡Larga vida a Paquito García Cervantes, quien fue la fiel sombra de Julio Robles!
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