El toro transmitía y fue un dechado de nobleza, dando paso a derechazos largos, dosantinas, muletazos por bajo y pases de pecho de aquí hasta allá, para una faena estructurada en su conjunto aprovechando embestidas, toreando sentado en los riñones, para la faena ase la tarde. Y además se fue como un cañón detrás de la espada, para redondear una tarde triunfal.
Colombo cae de pie en Mérida
- Cortó tres orejas durante su debut como matador en México
Para esta corrida vespertina los aficionados volvieron a retratarse en taquilla por tercera ocasión consecutiva, por lo que sin duda ya se puede hablar de una exitosa temporada meridana que anuncia ya un cuarto festejo postinero, en lo que se calcula será el cerrojazo del serial.
Pero decíamos que la tarde transcurrió con ganas de no moverse del asiento. Los aficionados querían ver reapareciendo al torero de la tierra, y al final todos hablaban de una buena tarde de toros vivida en la Monumental Mérida.
Abrió la función vespertina Uriel Moreno "El Zapata", torero de estilo propio donde los halla, quien lució en las verónicas de recibo. Lentos y sentidos lances ante un toro pastueño, que aprovechó para invitar para a banderillear a sus alternantes que protagonizaron lucido tercio de garapullos.
Con la muleta, el toro tuvo recorrido, pero le faltó un punto de bravura. El tlaxcalteca aprovechó embestidas y le corrió la mano para una faena de buen corte; no obstante, no pudo tomar vuelo en definitiva. Mató de pinchazo y estocada.
Lo mejor de su actuación vino con su segundo, un toro complicado al que sobó con atingencia hasta terminar por meterlo en la canasta. El de Pastejé parecía tener problemas de la vista, por lo que doble mérito tuvo el trasteo, el domeñar embestidas hasta que llegó el momento de correrle la mano.
El toro rompió para bien y terminó por descolgarse y regalar embestidas de calidad, por lo que el tlaxcalteca dio paso a una faena con salero, toreando con pasmosidad y momentos de toreo accesorio de buen gusto que puso a la plaza en un clamor y gritos de "¡torero, torero!", luego de coronar su faena de certero espadazo, con bronca incluida para el juez Ulises Zapata, al otorgar solo un apéndice que el torero entregó a un miembro de su cuadrilla, en señal de protesta.
El venezolano Jesús Enrique Colombo, tuvo en su primero a un toro de bonitas hechuras. Pegajoso de inicio, hubo de meterlo en vereda hasta convertirse en amable colaborador con embestidas de calidad para una faena de corte derechista, clásica sin mayores excelsitudes que le jalearon los presentes. Lo mejor el estoconazo en la yema, que dirían los cronistas antaño, y entonces la plaza se blanqueó.
Pero la faena de la tarde llegó con el que cerró plaza, otro toro bien cortado y con el que el venezolano toreó con regusto en el toreo fundamental. A la verónica, luciendo un portento de facultades en el tercio de banderillas y también una técnica bien aprendida en la faena de muleta.
El toro transmitía y fue un dechado de nobleza, dando paso a derechazos largos, dosantinas, muletazos por bajo y pases de pecho de aquí hasta allá, para una faena estructurada en su conjunto aprovechando embestidas, toreando sentado en los riñones, para la faena ase la tarde. Y además se fue como un cañón detrás de la espada, para redondear una tarde triunfal.
André Lagravere, quién reapareció ante sus paisanos tras la cornada, fue arropado en todo momento por su público. Más allá de cábalas y supersticiones, el joven coleta reapareció con el mismo terno de aquella tarde de espanto. Y lo hizo con prestancia, sintiéndose torero y con las plantas bien cimentadas en la arena.
Se gustó en el toreo a la verónica y posteriormente toreando con largueza, en una faena de buena factura ante un toro con pujanza, ante el contento general. El espadazo final quedó ligeramente desprendido, suficiente para que el juez remoloneara y terminara por negar la oreja que pedía la gente.
Con su segundo, que lidió en quinto lugar, luego de pedir permiso para salir antes de terminar la corrida y viajar a Tijuana, donde toreará este domingo, poco hubo para contar en casa, ya que el toro fue el lunar el encierro. Sin pasar completo, quedándose en los tobillos y pegando arreones, poco se prestó el morito para pensar en el triunfo. Para redondear la mala pasada, El Galo se puso pesado con la espada y escuchó las protestas del público que lo trató con exigencia.
Ficha
Mérida, Yuc.- Plaza Monumental. Tercera corrida de la temporada. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa.
Toros de Pastejé, bien presentados, manejables en su conjunto, de los que sobresalieron 2o. y 6o., éste premiado con arrastre lento. Pesos: 510, 560, 520, 500, 480 y 510 kilos.
Uriel Moreno "El Zapata" (salmón y plata): Ovación y oreja.
Jesús Enrique Colombo (azul celeste y oro): Oreja y dos orejas.
André Lagravere "El Galo" (negro y azabache): Vuelta y pitos tras aviso.
Incidencias: Sobresalió en varas Alfredo Ruiz "El Miura", que picó muy bien al 2o. El Galo lidió al 3o. y al 5o., esto con la anuencia de sus compañeros y la autoridad, ya que debía salir rápido de la plaza para viajar rumbo a Tijuana, donde está anunciado mañana.
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