Según el Instituto Nacional de Meteorología, no teníamos un mes de marzo tan lluvioso desde hace cincuenta años, toda una tragedia la que veníamos arrastrando que, hasta hace muy pocas fechas, el pueblo español clamaba por la lluvia porque, para problemas y sinsabores, ya los tenemos por doquier, de forma muy concreta la que nos “obsequian” a diario nuestros políticos, justamente los que nos han llevado a la hecatombe que padecemos en todos los órdenes y, si a todo ello le añadíamos el problema de la falta de agua nos sentíamos como una sucursal del Sáhara que, en definitiva era nuestra peor desdicha.
Comprobar que, gracias a la Providencia, una vez más hemos visto renacer acuíferos, fuentes que se habían secado, manantiales que habían desaparecido y ver cómo se llenan nuestros pantanos, todo ello nos produce una paz interior muy difícil de explicar cómo a su vez, una dicha inenarrable al comprobar que el agua ha mitigado muchos de nuestros males. No tenemos nada más que salir al campo para ver como éste ha agradecido la lluvia; es algo sensacional, maravilloso, digno de ver porque, insisto, hasta que han llegado las lluvias, España era un secarral que nos producía una pena inenarrable y, lo peor de todo es que para dicho mal no existen remedios salvo, como ha sucedido ahora, la clemencia que ha tenido Dios para con nosotros al enviarnos ese “maná” que todos estábamos esperando a modo de lluvia.
Esta agua bendita que ha caído en los últimos quince días a lo largo de toda la península, -en algunos lugares más de 400 litros M2- ante todo ha servido para que como antes decía, nuestros pantanos se vayan llenando por completo. Sí, justamente esos pantanos que se construyeron en el régimen en que todos éramos libres, apenas pagábamos impuestos, todos teníamos trabajo, no existía el paro y todos teníamos ilusión por vivir, no como ahora que, miles de nuestros compatriotas piden la muerte a gritos por aquello de la situación en la que viven. Esos pantanos que, lógicamente, han servido para regar miles de hectáreas en las que, nuestros agricultores nos han saciado el hambre con sus cosechas gracias a esa agua acumulada en miles de hectómetros dentro de dichos pantanos.
No todo tenía que ser malo porque, como todos saben, la situación que estamos viviendo en España en estos momentos es de un dramatismo sin límites que, en muchos casos, ni el agua caída podrá remediar dichos males que, para nuestra infelicidad, son ajenos a la lluvia. Digamos que, esta lluvia aludida no ha sido otra cosa que un sedante para el alma que Dios no ha regalado pero, al margen de ello, quedan muchos males por solucionar, cientos de miles de personas viven arruinados por culpa de la situación económica que padecemos y, lo que es peor, todo eso no lo puede arreglar Dios porque es cosa de los hombres. Lo que estaba de su mano, la lluvia, nos la ha regalado por doquier.
Como digo, Dios ha hecho su trabajo, ahora solo falta que nuestros políticos hagan el suyo puesto que, la tarea que tienen para solucionar es de un dramatismo sin límites. Pensar que, en poco menos de tres meses hemos pasado de la normalidad, si de tal modo queremos definir el modo de vida que teníamos, hemos pasado a la peor de las mortandades que están dejando sin recurso alguno a ganaderos, pescadores, transportistas, agricultores y demás profesionales de distintos sectores que han quedado en la miseria por la subida de la luz, así como de todos los carburantes. O sea que, tenemos en España un problema gravísimo que nos puede llevar al colapso general en todos los órdenes y, nuestro gobierno mira hacia otro lado. ¡Qué país hemos forjado! Y lo peor de todo es que nadie hará nada por remediar tanta desdicha que, insisto, llevará a millones de personas a la destrucción jamás pensada.
Solo nos queda aferrarnos a Dios porque, como ha sucedido en los últimos días, hasta ha tenido clemencia para con todos nosotros, hasta con Pedro Sánchez, razón por la que nos ha enviado esa agua maravillosa para nuestros campos y pantanos. Ya, como último milagro podíamos pedirle a Dios que iluminara a millones de españoles para que, en lo sucesivo, a la hora de emitir su voto para un político determinado, antes de meter la papeleta en la urna que nos alumbráramos antes de cometer la barbaridad que en su día cometimos al votar a quienes una vez más han llevado a España a la ruina. Las pruebas son elocuentes, no hay nada más que mirar los noticieros, leer los periódicos y escuchar la radio e ir al supermercado para hacer la compra, con dichos datos nos basta y nos sobra para comprobar el nivel de miseria que hemos logrado.
Puesto que hablamos de la lluvia bendita que nos ha caído en los últimos días, nada más aleatorio hacia la misma que un pantano como el que mostramos en las imágenes; el pantano de Tibi (Alicante) que sigue siendo el más antiguo de Europa puesto que se construyó en el año 1580, reinando en España Felipe II. Recordemos que Franco construyó muchísimos pantanos pero, en el año que aludimos, el Generalísimo no había nacido todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario