Siempre, como se comprueba, es la Iglesia la que remedia los grandes males de la sociedad por unas causas u otras; ha sucedido en miles de lugares, entre ellos, el volcán que asoló la isla de La Palma en la que, como se ha comprobado, mientras el gobierno se lavaba las manos, Cáritas ha sido un manantial de ayudas para dicho pueblo defenestrado por causas de la naturaleza. Cualquiera tiene derecho a emocionarse si se trata de mentar a Cáritas como esa gran institución que, por encima de credos e ideologías, siempre está cerca de los seres humanos que sufren y, en esta ocasión no podía ser de otro modo.
Auspiciados por Cáritas, España ha reaccionado a favor del pueblo ucraniano y, desde cualquier confín de nuestro país, las gentes se han movilizado ante la llamada de esta bella institución, la que cree en el ser humano por encima de sus ideologías y, como explico, es altamente conmovedor las situaciones de solidaridad que dicho ente ha propiciado entre el pueblo español al que, como se ha comprobado, le sobran políticos y, para colmo, hasta les sobra humanidad, bondad y misericordia cuando se trata de ayudar a sus semejantes. Fijémonos que, alguien puede no creer en Dios y sus razones tendrán pero, ¿Quién puede poner en tela de juicio los valores de Cáritas? Eso es algo incuestionable y, la prueba no son mis palabras, son los hechos de miles de españoles que, como digo, por enésima vez, se han volcado a favor de sus semejantes, sean españoles o, como ahora, ucranianos, nada importa porque todos somos hijos de Dios.
Reconozco que soy un bendecido al poder afirmar que soy parte de esa “religión” llamada Cáritas; apenas soy un granito de arena pero, me enorgullezco de toda la gran comunidad parroquial al respecto que, de la nada son capaces de construir un “imperio” que no es otro que ayudar a cientos de miles de personas que lo han perdido todo sin importarles su lugar de origen porque, como digo, si de seres humanos hablamos, todos, hasta los ateos, somos hijos del que todo lo puede.
Uno se hace su composición de lugar, analiza a los que tienen el poder, en este caso el gobierno que, pasan por alto una tragedia como la que estamos viviendo y, Cáritas, desde su humildad cristiana, es capaz de movilizar a un pueblo para ayudar a sus homónimos de cualquier lugar del mundo y, claro está, Ucrania no podía ser una excepción. Es más, a lo largo y ancho de España, la Iglesia, como institución, ha albergado ya a cientos de personas ucranianas en conventos, colegios, centros de residencia y, como hemos podido saber, hasta muchísimas parroquias han abierto sus puertas de par en par para que esas personas que llegan como refugiados tengan un techo donde dormir, aunque sea de forma provisional que, en muchos casos, se tornará algo cotidiano. De igual modo, la Iglesia ha dicho que, en las próximas semanas, las colectas de los centros de culto, hasta que la situación se normalice irán todas destinadas a estos indigentes que lo han perdido todo por causa de la guerra.
Por cierto, ¡una guerra entre pueblos limítrofes en los tiempos que vivimos! ¿Podría explicarme alguien qué hace la clase política que permite semejante horror sin pararse a dialogar sobre el asunto? Eso sí, mientras Ucrania queda destrozada, miles de personas han muerto, tres millones de seres humanos forman el terrible holocausto, vemos al hijo de Puting –o quizás sea él- en su palacio presidencial sin inmutarse, al igual que todos los líderes europeos. ¿Cuántos miles de millones se necesitarán para reconstruir Ucrania? ¿Quién les devolverá la vida a esas miles de víctimas que, producto del horror, han tenido que entregar su alma a Dios? ¿Cómo será el futuro de esos tres millones de ucranianos que han tenido que huir de su país? Y mientras todo eso ocurre seguimos bendiciendo a Rusia como ese paraíso terrenal que sueñan todos los malnacidos que viven como reyes y siguen engañando a los incautos que les creen. Seguid defendiendo a Rusia, ahora tenéis más razones que nunca, sí señor. A tenor de los hechos, como dice la sabiduría popular, si los hijos de puta volaran siempre estaría nublado.
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