Como decía el viernes pasado Pepe Herrero:
imaginémonos el instante en el que, uno a uno, los futbolistas del PSG van subiendo al autobús después de la debacle. Resulta que en París fueron muy superiores y que, no contentos con eso, en Madrid pudieron hacerle 3 al Real y, sin embargo, se vuelven a casa con un 3-1 y eliminados a las primeras de cambio de la única competición que ansía el dueño del club. Sube Donnarumma, sube Kimpembe, suben Marquinhos, Gueye, Paredes, Verratti... y suben Ramos, Keylor, Di María y Achraf. Ninguno sabe qué acaba de pasar, quién más y quién menos aún anda tentándose la ropa para conocer la profundidad de la cornada, pero esos cuatro jugadores sí saben qué ha pasado y por qué. Ramos, Keylor, Di María y Achraf sí saben mejor que nadie lo que acaba de ocurrir porque ellos también han sido testigos de un montón de gestas similares.
Más allá de los insultos que se produjeron ayer contra Messi, Neymar y la cúpula directiva del club parisino en el apasionante partido que enfrentó al PSG con el Girondins, lo normal es que al acabar la temporada salten de ahí Al Khelaifi, Leonardo y Pochettino, permanezcan en su sitio Messi y Neymar y probablemente se alcance algún tipo de acuerdo con Ramos para que Sergio acabe del mejor modo posible en otro sitio su carrera deportiva. Messi firmó un contrato hasta junio de 2023 y con opción a uno más y a las pruebas me remito de que, si el PSG no quiere, es difícil para un jugador salir de ahí. Desconozco si Jorge Messi ha hablado o ha dejado de hablar con Joan Laporta pero para que Leo volviese primero tendría que querer el PSG y, luego de eso, el Barcelona tendría que estar en disposición de ficharlo; esta mañana se ha hecho público por parte de la Liga el límite salarial de todos los clubes de Primera y Segunda División y el Fútbol Club Barcelona es el único de los cuarenta y dos clubes que lo tiene negativo, en concreto ciento cuarenta y cuatro millones. No es que el Barça no pueda recuperar a Messi ni mucho menos fichar a Halaand, es que la Liga de Fútbol Profesional debería explicar muy claramente cómo es posible que el club catalán haya contratado por ejemplo a Ferrán.
Y si a Messi no le quieren allí y tampoco aquí, con Neymar pasa algo parecido con la salvedad de que el brasileño, que también quiso volverse a los seis meses, ya está aclimatado a la mediocridad y por la tarde le insultan los aficionados y por la noche se va a cenar tan ricamente al Savoy. La paciencia de Florentino ha tenido premio y también ha tenido premio la de Mbappé. Si su entorno familiar presionó en algún instante para que ampliase su contrato con el PSG aunque fuera sólo por un par de años, yo creo que lo del otro día acabó de convencer a la más escéptica, que probablemente fuera la madre. Rodarán cabezas y, claro, no lo hará la del máximo responsable, que no es otro que el dueño del club, que no ha comprendido que el dinero no compra la grandeza. Para Ceferin, que será el próximo en caer, estoy seguro de que Florentino habrá comprado otra silla con la que esperar en el umbral. El castillo de naipes se derrumba.
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