Lo organizaron homenajeando al maestro español Bernadó que desapareció el 21 de febrero pasado y que tanto marcó a generaciones de aficionados y taurinos, sean de su Cataluña o de sus tierras predilectas como Madrid y México.
Excelente iniciativa con entrada gratuita hasta cubrir el aforo. Gran respuesta de los aficionados capitalinos que siempre respetaron y calibraron el nivel de los jóvenes que enfrentaban a becerros complicados (los de José González de la 1ª semifinal) y nobles (4 de los 6 Hermanas Ortega de la final). Festejo sin suerte de matar ni arpón en las banderillas, pero con la entrega y profesionalismo de los chavales y de las cuadrillas respectivas. A cada quien se le notó implicación y seriedad a la hora de salir a torear. Para ellos y frente a un público entendido que jaleaba cuando surgía verdad y profundidad, superar La Venta del Batán era como superar Las Ventas, sean o no del Batán.
Enhorabuena a los becerristas. Entre otros a los alumnos de la Escuela taurina de Navas del Rey (ETNR) como el elegante, cuajado y longilíneo Pepe Luis Cirugeda, que afrontó con solidez un exigente novillo que abrió plaza en la final, y Álvaro Serrano, sorprendente becerrista con poderío real, que desafortunadamente tuvo un difícil oponente que no le dejó desarrollar su toreo.
El Colombiano Cristian Restrepo (Escuela José Cubero “El Yiyo”), sin lugar a dudas, tiene futuro. Fue el triunfador de la 1ª semifinal y poco le faltó para ser el triunfador de la final. De su mano izquierda salieron los mejores naturales al rematar su faena.
La final la ganó el chaparrito y pálido mexicano Santiago López Ortega (Escuela taurina de Anchuelo) que nació en el 2005 en las tierras norteñas de Chihuahua y que descubrió su afición a los 8 años en la peculiar y entrañable plaza de Tlaquepaque (Guadalajara, Jalisco). Ahí en la Escuela Taurina de Guadalajara aprendió los gajes del oficio y pronto fue conocido como el Niño Promesa del Toreo. Promesa que ahora está en Madrid y que pudimos disfrutar en la 2ª semifinal y en la final del Certamen con su traje charro. Vimos capote hondo y variado, hasta por colleras (una porta gayola inédita) y muleta afirmada con final de faena rematada tras algunos enganchones. Una Promesa de muchas otras que salieron con honores de La Venta, a menos que sean “Las Ventas” del Batán.
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