Existen, como digo, carteles interesantísimos en los que, por lógica, las figuras participan con el llamado toro comercial que, lógicamente, para Madrid son de otra proporción pero, siempre eligiendo lo que sobre el papel puede ser más efectivo, en este caso de los toros, que embistan con mejor claridad para que el éxito de sus lidiadores esté más o menos garantizado aunque, en honor a la verdad, en los toros, respecto a su juego, no hay nada garantizado, por suerte para la tauromaquia.
El análisis que podríamos hacer sería muy extenso pero, respecto a los toreros de élite, me quedo con la elección de Diego Urdiales a tenor de las ganaderías que ha elegido para torear en Madrid, algo que me ha llenado de satisfacción como aficionado. Digamos que, el riojano ha vuelto por donde solía y eso merece una sonora ovación antes del paseíllo. Si no recuerdo mal, el arnedano mata los toros de Victoriano del Río y, como no podía ser de otro modo, los de Ricardo Gallardo, precisamente la ganadería que le aupó a lo más alto en aquel otoño inolvidable del pasado 2018. Es cierto que, a Urdiales, en su condición de torero de máxima relevancia no vamos a exigirle que mate los toros de Dolores Aguirre que, de ello ya se encargará Morante para pedirlos en la feria de Bilbao y, a su vez, tampoco nos hace felices que se enfrente al burro adormilado de Juan Pedro y adláteres. Como digo, barrunto que Diego Urdiales ha optado por la opción más acorde con su categoría y, sin duda, con su estado de gracia actual en el que puede con todo.
Hablamos de dos ganaderías encastadas que han triunfado repetidamente en Las Ventas. Lo explico. Convengamos que los toros de Fuente Ymbro de procedencia Domecq, son la rama dura de dicha ganadería como tantas veces se ha demostrado, lo que viene a ponderar y engrandecer a sus lidiadores. Es el caso de Diego Urdiales que, como explico, con dichos toros tuvo su triunfo más rotundo en la capital de España, una actuación que nadie hemos podido olvidar.
Nada que ver los bicornes citados con sus parientes tontos que son los de Juan Pedro si de toros hablamos. Los de Ricardo Gallardo podrán salir buenos, malos o regulares, pero nunca tontos del capirote como dicen por Andalucía. O sea que, de entrada, con dichos astados ya tenemos garantizada la emoción y, a poco que le embista un toro a Diego Urdiales, el éxito será de clamor porque, cuidado, estamos hablando de Madrid, nunca de Villabotijos de Abajo. En Madrid, para dicha de sus aficionados y de todos los que somos sus correligionarios, saben diferenciar un toro de un burro, lo que le añade un plus de grandeza a todo lo que hagan sus lidiadores.
La prueba de la dignidad, bravura, casta o emotividad de dichos toros no es otra que, las figuras, hace años que desertaron de matar dichos toros porque, como es natural y lógico, hasta infieren cornadas y, lo que es peor, algunos, con sus bravura, hasta han retirado del toreo a algunos diestros. ¿Quién podría negarse en aplaudir el gesto del diestro riojano? No creo que exista nadie que ponga el menor reparo en ello porque, reitero, los toros de Ricardo Gallardo y en este caso con Diego Urdiales, son el perfecto binomio de la verdad más absoluta que, como antes dije, no hay nada garantizado respecto al juego de dichos animales pero, sí existe una verdad que aplasta, que dichos toros no dejarán indiferentes a nadie, aceptarán tres puyazos como Dios manda, no se caerán, sus embestidas no serán bobaliconas y si el torero es capaz, como tantas veces hiciera Urdiales, el éxito está más que asegurado.
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