"...admiro hasta lo infinito a chicos como el referido Sebastián Ritter que, con un atisbo artístico más allá de lo creíble, sigue empecinado en su bendita locura de poder contárselo al mundo. Quiera Dios que se haga justicia con este hombre porque, lo que se dice calidad la tiene para dar y tomar y, como decía en el enunciado, Sebastián Ritter, ¡menudo torero!..."
Sebastián Ritter, ¡menudo torero nos mandó Colombia!
Pla Ventura
Toros de Lidia / 28 marzo, 2022
El pasado sábado me cupo la fortuna de ver y admirar una vez más a Sebastián Ritter, justamente en la primera corrida de la Copa Chenel en el pueblo de Alalpardo, Madrid. Para su desdicha, la corrida no acompañó como debiera a lo que eran las ilusiones del diestro pero, pese a todo, Ritter brilló a gran altura como el gran torero que es. Sus toros, como el resto de la corrida, parecían pero no eran; tampoco lo parecían mucho pero, uno de sus enemigos me gustó por su morfología pero, tras la generosidad de Ritter por darle grandeza al animal en el tercio de varas, en los primeros compases de la muleta, el bicorne se vino abajo y Ritter no pude culminar la obra que tenía pensada en el fondo de su corazón.
Cuidado que, aunque suene a locura, me enorgullezco de decir que Sebastián Ritter no es un torero cualquiera; hasta el momento no ha podido demostrar sus grandes cualidades como artista, sin menoscabo de sus últimos triunfos en Colombia en que, sus últimas cuatro actuaciones brilló a un nivel extraordinario logrando triunfos de alto nivel, algo que le ha llenado de ilusiones por completo porque, dichos éxitos le han servido para darle moral y no venirse abajo jamás; cosa que no debe hacer nunca porque el primero que sabe de sus virtudes es el propio diestro. Me cabe la seguridad de que, analizando su vida y su obra, de no ser un convicto y confeso de su valía hace tiempo que hubiera abandonado.
Su lucha es titánica porque, todo un artista ejerciendo de gladiador es algo inenarrable. ¿Y cómo demuestra un torero que es un artista si enfrente tiene enemigos ilidiables? Parece que la pregunta no tiene respuesta pero, a modo de la misma, nuestro hombre es capaz de superar todas las pruebas que el destino pueda mandarle, hasta el punto de torear muy poco y haber sido herido en siete ocasiones, entre ellas una muy grave en Madrid, una plaza en la que ha toreado en varias ocasiones sin que nunca le haya embestido un toro, todo ello al margen de haber tenido luxaciones dramáticas y, pese a todo, ahí le tenemos, siempre con la sonrisa en los labios y, lo que es mejor, su corazón lleno de ilusiones.
Le escuché días pasados en un programa radiofónico hablando de su carrera y quedé inerte ante sus palabras. Sin duda, este hombre, como tantos otros toreros, es de otro planeta. Afrontar su situación y, para colmo, mostrarse tan ilusionado como le escuché, eso es de matrícula de honor. Contaba Ritter que, como próximo compromiso, ha sido contratado en Francia, en la localidad de Alés para matar una corrida del Cura de Valverde que, según he podido saber, los toros dan pavor hasta en las fotos. Por todo ello, amigos, un respeto para Sebastián Ritter que, dueño de su hambre es capaz de seguir buscando su gloria.
Para colmo, además de las adversidades que los toros puedan darle, a su vez tiene que combatir contra los imponderables que el destino le pone en su camino, como pueda ser el caso de que, en su ciudad Medellín, la que era su fuerte en Colombia, una plaza en la que ha toreado y triunfado en repetidas ocasiones, para que la tragedia fuera todavía mayor, en dicha ciudad se han prohibido los toros al igual que en otras muchas plazas colombianas. O sea que, mientras siguen naciendo nuevos toreros van cerrando plazas por el mundo. Siendo así, ¿qué futuro les espera a tantos hombres capaces de jugarse la vida? Hablo de Ritter pero, ¿en qué situación se encuentra, por ejemplo, su compatriota Luís Bolívar, figura del toreo en su país?
Me dan pena todos esos chavales que no tienen nada que ofrecer en el toreo salvo su ilusión que tampoco conduce a nada, pero admiro hasta lo infinito a chicos como el referido Sebastián Ritter que, con un atisbo artístico más allá de lo creíble, sigue empecinado en su bendita locura de poder contárselo al mundo. Quiera Dios que se haga justicia con este hombre porque, lo que se dice calidad la tiene para dar y tomar y, como decía en el enunciado, Sebastián Ritter, ¡menudo torero!
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