
'..Alguien debería ser coherente con la realidad de las ganaderías que se lidian en la plaza de toros de La Sagra, y no consentir con falsas oportunidades a quienes no dudan acudir a la desesperada so pena de caer bajo el síndrome de fracaso. Son reses para los que están rodados, convencidos de sus valores y tienen demostradas cualidades y calidades..'
Equivocada decisión
Por Manuel Viera
Lo que ha salido por la puerta de chiqueros de la plaza de toros de Villaseca de la Sagra en el celebrado certamen de novilladas invita a la reflexión. Por lo demandado de unos animales de enorme trapío y acojonante fachada clasificados como novillos solo por faltarles días, semanas, quizás un mes, para cumplir los cuatros años necesarios para ser lidiados como toros. Pero toros eran. ¡Y qué toros! Con las complicaciones propias, de la casta, tal vez de la bravura, y, sobre todo, de la mansedumbre.
Lo conmovedor es que algunos de estos animales de excesivo volumen y serias caras sean lidiados por bisoños novilleros, escaso de oficio que, por desgracia, no ven otra oportunidad de cumplir su sueño que meter cabeza en un certamen tan exigente, tan transcendental para su propia promoción y, sobre todo, tan fundamental para el fomento de las novilladas con picadores, como es el que celebra con total éxito la localidad toledana.
Posiblemente no fuese el deseo del bueno de Fernando Cuadri ver sus reses lidiadas por jóvenes poco placeados como Kevin Alcolado. Ni que José Escolar estuviese contento de la lidia que, banderilleros y novilleros, le dieron a su imponente “corrida de toros”. Está claro que el Alfarero de Oro es uno de los más prestigiosos ciclos de novilladas de la temporada taurina española, pero algunos de los que en él participan parecen caminar en dirección opuesta. No, no es este novillo serio, encastado, con trapío, integro y bravo, el más idóneo para la ocasión que se les brinda a novilleros inexpertos faltos de contratos. Una lamentable incongruencia para quienes se juegan la vida en condiciones utópicas con el objetivo de un triunfo imposible.
Alguien debería ser coherente con la realidad de las ganaderías que se lidian en la plaza de toros de La Sagra, y no consentir con falsas oportunidades a quienes no dudan acudir a la desesperada so pena de caer bajo el síndrome de fracaso. Son reses para los que están rodados, convencidos de sus valores y tienen demostradas cualidades y calidades. Oficio, dicen. El necesario para la ocasión que se les brinda. Si no, es una equivocada decisión.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
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