La izquierda española, que dijo todo lo que tenía que decir sobre niños muertos con ETA, se ha tirado setenta años llamando nazi a todo el mundo y piensa vivir el próximo siglo llamando «sionista genocida» a quien se le ponga por delante. Por eso El Mundo de la Cultura salió en cerocoma a rueda del líder, y se les veía de repente más jóvenes, como reverdeciendo el No a la Guerra. Bardem, un poquito Zoolander, se puso la kufiya, la gran toga moral. ¿Quién dijo crisis? Han cargado bien el zurrón de humanitarismo de gomaespuma.
La política internacional, así vivida, proyecta sobre lugares lejanos antipatías muy concretas, y sobre personas muy cercanas terribles baldones.
La corrupción de la Liga Negreira obligó a Butragueño a decir «caray» y ahora se polariza a Perico Delgado. Solo falta que nos radicalicen a Espinete.
Sánchez ha dado una exhibición con la Vuelta, ha roto (pongamos voz de Javier Ares) las hostilidades, dado un golpe de mano, demarrado en el Angliru, ha destapado el tarro de las esencias… con una mano gobierna y con la otra enseña cómo serían las cosas si no lo hiciera. Serían así. Por eso, ya sobre todas las palabras, asuntos, posturas y ubicaciones ideológicas lo fundamental es el orden (palabra que he escuchado alguna vez a Samuel Vázquez y que no debería caer en saco roto). Todos sabemos quién es de orden y quién no. Y los que mejor los saben son los interesados.
Pedro Sánchez se ha propuesto plantar cara él solito a Putin y a Netanyahu. A Rusia y a Israel. No se conoce un caso igual. Macron estas cosas las hace a veces movido por la grandeur, pero a Sánchez le empuja la pequeñeur de un país risible.
Sánchez quiere detener personalmente el cambio climático, frenar a Putin y aislar internacionalmente a Israel. Lo siguiente puede ser declarar la guerra a Corea del Norte y al Colesterol. A China, barruntamos, no le va a decir ni pío.
Sánchez no es tonto, busca ‘visualizaciones’ como cualquier youtuber. Él hablaría de los boomers, pero son sus votantes, así que, agotado el tema Franco, le quedan los judíos. Según algunos, están detrás de todo; ya es mala suerte que dominando el mundo no puedan con Pedro Sánchez.
La historia del pueblo judío ha visto faraones, emperadores reyes medievales, grandes revolucionarios, pintores austriacos… Faltaba un jeta español sociata del siglo XXI. La decadencia llega a todas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario