
'..El 24 de octubre de 2010 hubo, en Zafra, un symposium sobre el toro de lidia, que concluyó: “Es urgente reformar la suerte de varas”. ¿Han reformado algo? ¡Nada! ¡Pero si pensaban que era urgente reformarla! La pregunta es, ¿por qué no se hace esa reforma tan necesaria?..'
¿Puyazos? Los que diga el matador
Rafael Comino Delgado
Según el reglamento taurino de las distintas regiones españolas, y el general de 1996, en las plazas de primera se deben poner necesariamente dos puyazos, como mínimo, al toro. En la pasada feria de san Isidro de Madrid, hemos visto en varias ocasiones como el matador pedía el cambio de tercio porque el toro había ido dos veces al caballo, aunque un puyazo había sido leve, y había salido suelto, pero el presidente se lo denegaba, obligándole a llevar otra vez el toro al caballo, lo que supone varios capotazos, y un puyazo más, que a veces pueden ser dos, porque el picador lo coge en muy mal sitio y rectifica, o el toro al derrotar, se quita la puya, con lo que el picador vuelve a colocarla; o incluso puede ser otro picotazo, casi sin hacerle sangre que solo ha servido para perder tiempo y darle capotazos al toro.
También lo hemos visto en plazas de segunda cuando el primer puyazo, más bien ha sido un leve picotazo, y el matador ha pedido el cambio de tercio, pero el presidente ha obligado a llevar otra vez el toro al caballo. Todos sabemos que en plazas de primera el segundo puyazo, muchas veces, es un simulacro, es de mentira, y en las de segunda muchas veces también el primero y único, porque al toro le falta casta, raza y fuerza. Y en los toros todo debe o debería ser de verdad. También sabemos que con la evolución del toreo y la técnica actual, hay muchos toros, según confiesan los mismos matadores, que se pican con la muleta, si se es buen torero, pue el poderío del toro puede ser sometido perfectamente por el torero con su muleta sin necesidad de puyazos.
Al respecto debo decir que no estoy de acuerdo con el proceder del presidente, pues creo que debe intervenir solo cuando el matador quiera masacrar al toro, castigándole más de lo debido. Pues al toro se le pica para valorar su bravura y ahormar-atemperar su embestida, y si el matador, que es el que se va a poner delante, considera que ya está visto lo que hay que ver, es decir, ya está picado, que seguro lo está, porque le gusta dejarse a los toros un poco crudos, para que dadas las condiciones de casta, fuerza y raza del toro, que el matador ya ha visto, luego poder hacer mejor faena con la muleta. Esto pasa con muchísima frecuencia, por ejemplo, ocurría con el maestro Juli, ahora con el maestro Miguel Ángel Perera, con el maestro Fandi, que tiene que banderillear y desgasta más a los toros, y con otros toreros. El maestro Antonio Ordóñez decía, “si quieres triunfar déjate al toro crudito”.
Por ello pienso que obligar al toro a ir dos veces al caballo está bien con toros muy poderosos, muy bravos aparentemente, para verles arrancarse de lejos, lo cual es emocionante, pero hacerlo en toros muy justos de eso, que haya que ponerlos a metro y medio del caballo, como mucho, para que se arranquen es un absurdo, y va contra la fiesta, como otras muchas cosas que se hacen por tradición, sin pensar en apoyar y mejorar todo lo que sea posible la lidia, hacerlo todo más lógico en favor de la fiesta.
La suerte de varas hay que reformarla urgentemente en muchas cosas si no queremos que se pierda más pronto que tarde. Me parece bien que se reforme la puya, utilizando la inventada por Manuel Sales y Julio Fernández, que ha sido ampliamente probada, y dicen que funciona mejor que la actual, u otra que se invente, pero eso no servirá de nada si se sigue picando tan mal como se pica, pues más del 95 % de los puyazos se colocan traseros y/o bajos, con lo cual lesionan el aparato locomotor del toro, a nivel de la articulación de manos con columna dorsal (equivale a nuestro hombro), lo que modifica su forma de moverse, y por tanto de embestir. Y eso en el mejor de los casos, porque muchos de esos puyazos llegan al pulmón, y causan un neumotórax, con lo que el toro se asfixia, y se para enseguida. El puyazo hay que ponerlo en el tercio posterior del morrillo, que coincide con el espacio que hay entre la cuarta y la séptima vértebras cervicales; ponerlo más atrás, por ejemplo en el hoyo de las agujas, que coincide con la tercera-cuarta vertebras dorsales, es muy trasero. Y por detrás del hoyo de las agujas es traserísimo. Esto lo han dicho muchos veterinarios expertos, algunos catedráticos, pero los profesionales no les hacen caso, porque es muchísimo más fácil cogerlo trasero, donde sangra más, la piel está menos dura que en el morrillo y cuesta menos meterle las cuerdas. En definitiva, por comodidad, sin darse cuenta de que con ello están impidiendo que después se les pueda hacer una gran faena a muchos toros. Los puyazos traseros y/o bajos estropean bastante más toros de los que se piensa. Van contra el ganadero, puesto que estropean sus toros, contra su propio matador, que le impiden un triunfo, contra el aficionado y contra la Fiesta.
El 24 de octubre de 2010 hubo, en Zafra, un symposium sobre el toro de lidia, que concluyó: “Es urgente reformar la suerte de varas”. ¿Han reformado algo? ¡Nada! ¡Pero si pensaban que era urgente reformarla! La pregunta es, ¿por qué no se hace esa reforma tan necesaria? Pues quiero pensar qué por falta de información veraz de todos los profesionales del mundo del toro, empezando por los ganaderos y toreros, y porque para los picadores es más cómodo continuar picando como lo están haciendo. Puede que haya otras razones, que no deseo abordar ahora.
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