El Puri era un gran torero, así lo decían las crónicas de la época, incluso alternó con los grandes del momento pero, muy pronto le dieron la espalda porque se llevaba los titulares cada tarde y, tanto El Cordobés, como Antonio Ordóñez, El Viti y demás figuras de aquellos años no estaban por la labor. ¿Solución? Echarlo a los leones, especialmente en las corridas veraniegas de Madrid para que un toro acabara con él, algo que faltó muy poco como antes he dicho.
Cosido a cornadas El Puri duró muy poco como matador de toros. Apenas cinco años en los que ganó un dinerito muy sabroso pero que, la mala administración que tuvo por parte de sus mentores le llevaron a la ruina y, para poder hacer frente a dicha hecatombe se hizo banderillero, no cabía otra opción.
Es cierto que, analizada la vida de este hombre, cualquiera se quita el sombrero ante su tremenda personalidad porque, dentro de aquel menudo cuerpo se escondía un hombre muy grande de corazón, un talento fuera de lo común como muy bien demostró a lo largo de los años porque, como el confesara, aprendió en la vida a golpes de fracasos, primero en los toros y más tarde en los negocios, todo ello porque en ambas facetas siempre dependió de otros que, como la vida le mostró, esos otros no eran de fiar, a las pruebas me remito y El Puri lo sabe mejor que nadie, porque sufrió el dolor del desengaño y el desprecio de muchos que decían amarle, dentro y fuera de los ruedos.
Pero un día El Puri puso su talento al servicio de su vida y, a partir de aquellos momentos el éxito se alió con él y nunca le abandonó. Ya, cuando sus hijos tenían edad para trabajar les propuso un negocio que, en la actualidad es todo un modelo en Córdoba, Repuestos El Puri, una gran tienda dedicada al automóvil en la que, además de sus hijos, su empresa alberga a más de setenta trabajadores que, como El Puri confiesa, son sus amigos, sus confidentes, sus compinches en todos los órdenes puesto que, sin ellos, su empresa no hubiera crecido de esa forma tan apabullante como creció. Y, lo que es mejor, Agustín Castellanos, a su edad, sigue trabajando como si nada hubiera pasado.
Este cordobés admirable nos ha dado una soberana lección a todo el mundo; primero a todos los toreros que no han sido capaces de ordenar su vida al margen de los ruedos y, más tarde, a todos los aficionados del mundo puesto que, Agustín Castellanos, con sus acciones, nos ha demostrado que sigue habiendo vida al margen de los toros. Como dije, El Puri puso su talento al servicio de su vida y, aunque haya sido al margen de los ruedos, justamente de la profesión que tanto amaba, fue capaz de lograr el éxito. Toda una lección de vida las que nos enseñó este cordobés vivaracho y emprendedor de la que debemos de tomar nota. Que Dios le siga bendiciendo.
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