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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 16 de diciembre de 2022

Nacho, el defensor en la sombra / por Hank


"...Nacho es un jugador de plantilla de valor incalculable. Lleva en el club más exigente del mundo desde que su madre le dio a luz y sabe perfectamente lo que es disputar partidos de máximo nivel e importancia. Y lo hace en unas circunstancias sumamente especiales: desde un rol bajo, escondido y agazapado entre las sombras que generan los gigantes que suele tener por delante en la plantilla..."

Nacho, el defensor en la sombra

Madrid, 15 diciembre, 2022
José Ignacio Fernández Iglesias, más conocido por el madridismo como Nacho, ha sido, de manera involuntaria, el principal responsable de mi desinterés por la selección española durante la ya acabada etapa de Luis Enrique, así como mi mayor desavenencia con el técnico asturiano. A pesar de la ingente cantidad de decisiones controvertidas que ha llevado a cabo con su habitual y vehemente valentía el streamer más en forma del momento (desde la convocatoria de jugadores que son suplentes de los suplentes en sus respectivos clubes a la innegociable titularidad de su flamante yerno), es la ausencia de Nacho en la lista de la convocatoria del mundial la que más incendia mi temple. No contar con Nacho para la competición de selecciones más complicada que existe es como acudir a la guerra dejando a un quinto de las tropas propias en casa. Denota una ignorancia por parte del seleccionador que debería haberle inhabilitado de su cargo en el preciso momento en el que hizo pública su lista.

NO CONTAR CON NACHO PARA LA COMPETICIÓN DE SELECCIONES MÁS COMPLICADA QUE EXISTE ES COMO ACUDIR A LA GUERRA DEJANDO A UN QUINTO DE LAS TROPAS PROPIAS EN CASA

Es preferible creer que la decisión de no contar con el defensa de Alcalá fue puramente deportiva y que se debía a que el exseleccionador asturiano prefería centrales que destacaran por su salida de balón, donde es cierto que Nacho puede destacar menos que en otros aspectos del juego. Es preferible creer que fue ese factor y no otros, como pudieran ser, y me van a disculpar ahora por poner un ejemplo inocente, las identidades y relaciones públicas de los agentes de alguno de los jugadores que finalmente sí formaron parte de la plantilla que se la pegó con no poco estrépito en el país del golfo. Pero lo preferible no siempre es lo más lógico o lo más sencillo de creer, así que mejor centrémonos ahora en por qué Nacho debería haber ser convocado ayer, hoy y siempre para cualquier equipo o selección que tenga la oportunidad de hacerlo.


Nacho es un jugador de plantilla de valor incalculable. Lleva en el club más exigente del mundo desde que su madre le dio a luz y sabe perfectamente lo que es disputar partidos de máximo nivel e importancia. Y lo hace en unas circunstancias sumamente especiales: desde un rol bajo, escondido y agazapado entre las sombras que generan los gigantes que suele tener por delante en la plantilla. Porque el defensa madrileño ha sido el cuarto central del Madrid, primero tras jugadores históricos del club como Ramos, Pepe y Varane; y ahora tras jugadores que también van camino de dejar su huella en la leyenda blanca como Militao, Alaba y Rüdiger. Nunca ha dado un problema, más bien lo contrario. Ha dado soluciones. Continuamente. Otros jugadores en su posición habrían quedado reducidos al ostracismo; Nacho, contrario a esta opción, se ha dedicado a lo que mejor sabe hacer: salir al campo a jugar al fútbol y defender el color blanco.

ES PREFERIBLE CREER QUE LA DECISIÓN DE NO CONTAR CON NACHO EN LA SELECCIÓN FUE PURAMENTE DEPORTIVA Y NO POR OTROS FACTORES COMO LAS IDENTIDADES Y RELACIONES PÚBLICAS DE LOS AGENTES DE ALGUNO DE LOS JUGADORES QUE ACUDIERON AL MUNDIAL

Decir que Nacho siempre cumple puede entenderse de varias maneras. Es una frase que al central no le gusta y no me extraña. Da a entender que siempre que sale al campo su presencia pasa inadvertida. No destaca ni hace nada extraordinario, según esa frase manida hasta la extenuación. Yo prefiero entenderla a mi propia manera. “Nacho siempre cumple” significa que el central madrileño ha convertido lo extraordinario en algo rutinario. Que a Nacho le digan que mañana tiene que defender a Lukaku y al día siguiente el gigantesco delantero belga ni huela la pelota no es cumplir, perdonen que les diga. Es bastante más que eso. Igual que tener que salir a jugar toda una final de Champions por la lesión de un compañero en una posición que no es la suya y que el equipo no sufriera por su banda también es cualquier cosa menos ordinario. Igual que formar parte de las rocambolescas defensas con las que el club blanco tuvo que sobrevivir en las remontadas de la pasada edición de la Champions ante las mejores delanteras europeas. Tener esa solución de urgencia en el banquillo o en la convocatoria para solucionar cualquier imprevisto, por mucho que Nacho nos haya malacostumbrado durante todos estos años, no es ordinario, sino extraordinario. Muchos equipos pagarían por contar con ese factor y el exseleccionador nacional lo ha desechado sin prácticamente valorarlo siquiera.

Nacho y Lukaku
Porque, efectivamente, Nacho no será el central más técnico de los que tenía disponibles el asturiano ni tendrá la mejor salida de balón del mundo, pero tampoco provoca pérdidas en la misma. Y siendo honestos, para pasar el balón de un central a otro como se hizo ante Marruecos tampoco es que hiciera falta tener a dos Beckenbauer atrás. Pero Nacho cuenta con otras cualidades que le han llevado a ser un jugador fundamental en el mejor Madrid de este siglo. No es un defensa con un físico portentoso como el de Ramos o Militao, ni con una velocidad o altura superiores como Varane o Rüdiger. Esas “carencias” han obligado a Nacho a aprender a ser un defensor tan eficiente como estos a partir de su inteligencia y lectura del juego. Porque, por seguir con el ejemplo anterior, si a Nacho le toca cubrir a Lukaku, él sabe que no le va a ganar los duelos cuerpo a cuerpo, por lo que deja que el belga le ponga el cuerpo para él meter el pie por la rendija que deje el gigantón. O directamente no le deja recibir el balón, valiéndose para ello de su gran sentido de la anticipación.

NACHO HA CONVERTIDO LO EXTRAORDINARIO EN ALGO RUTINARIO

Nacho lleva toda su vida teniendo que encontrar soluciones para llegar adonde sus compañeros les alcanza directamente con sus condiciones físicas o talento natural. Por eso es un jugador que acostumbra a cometer menos fallos. Si Varane o Militao fallan en un balón largo, es posible que su velocidad les permita corregir ese fallo. Nacho nunca se ha permitido eso. De ahí que Carlo se refiriera a él como un defensa pesimista. Un jugador que vive en todo momento pendiente de lo peor que pueda suceder para acudir raudo a corregirlo. Una especie de “Señor Lobo” recién salido de Pulp Fiction, que se aloja en nuestro banquillo a la espera de que surja un problema para saltar a solucionarlo de inmediato. Prescindir de un jugador de rol como este que te permita salvar cualquier lesión o circunstancia (expulsión de un jugador o cambio de sistema) en cualquier posición de la defensa es una temeridad incomprensible.

Nachol gol a Portugal en Mundial Rusia 2018
Y por si no fuera suficiente, Nacho cuenta con algo de lo que el combinado nacional ha adolecido en demasía en este mundial: grandeza. Esa sustancia intangible que no se puede medir ni explicar y que lleva a determinados jugadores a destacar cuando las piernas tiemblan. No es cuestión de enumerar los logros del central con el Real Madrid o sus grandes noches, pero muchos ni recordarán que Nacho no sólo sabe lo que es jugar un mundial sino que hasta sabe lo que es marcar en uno, nada menos que al rival más duro que enfrentó España en Rusia: Portugal. Sólo la grandeza de un jugador mayor (Cristiano con aquel hat-trick que culminó de falta directa) impidió que el golazo del defensor madrileño fuera el 3-2 definitivo. Y es que la grandeza, queridos galernautas, no se puede comprar ni buscar, simplemente se va incubando de manera natural cuando un jugador se enfunda la camiseta del Real Madrid. Y las grandes competiciones como la Champions o el mundial, se ganan con más grandeza que fútbol.

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