"...Renovar cada año la Navidad equivale a proseguir el anuncio de una nueva aurora, de una eterna aurora, hasta el final de los tiempos..."
El nacimiento del hijo de Dios, cada año, produce en nosotros encontrados sentimientos. Ausencias dolorosas, presencias reconfortantes; en medio, nosotros, criaturas con trascendencia en busca de un destino propio y colectivo. Todo, hasta lo más insignificante que acontece en nuestras vidas, tiene un sentido providencial, aunque él racionalismo imperante se empeñe en ocultarlo.
Él espíritu cristiano llenó la cultura de la Edad Media y una parte de la Moderna, hasta que la conciencia de Dios se fue desvertebrando de la conciencia del hombre, mediante la razón monstruosa de sustituirlo. Por ello, en la pérdida de esa conciencia universal y la devastación de las almas, está la causa de los males que nos afligen.
En la angustia humana, no existen asideros en la razón, y sí en la tradición milenaria heredada. Volver los ojos a la historia, resucita el resentimiento como motor de las tragedias colectivas, dónde la libertad, la razón y la ciencia, esterilizan y vacían la parte más profunda de nuestras vidas.
Renovar cada año la Navidad equivale a proseguir el anuncio de una nueva aurora, de una eterna aurora, hasta el final de los tiempos.´
¡Feliz Navidad! queridos amigos/gas. Desterremos de nuestra patria y del alma del pueblo, en el próximo año 2023, la semilla maldita del resentimiento. Fuerte abrazo.
Jaime Alonso García
Abogado
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