Aquí, ahora, en el mundo taurino, ocurre lo mismo, pero no referido a que te presten una escalera, aquí lo que se pide es un apoderado. Así es después de que casi todo el escalafón de matadores se haya quedado sin escalera por haber mandado la que tenían al desguace.
Cada año, al término de la temporada, suele haber cambios de apoderados, pero lo que está sucediendo en este es algo así como con el Covid, que se ha convertido en toda una pandemia, que se ha ido contagiando de unos a otros hasta conseguir ser una epidemia en toda regla.
No voy a detallar los motivos individualizados de esos cambios, pero son dos básicamente: han faltado los contratos o los dineros esperados. A esas dos razones se las remueve, como en un coctel, y pueden sacarles las combinaciones que quieran, con esos dos solos ingredientes.
Ahora, tras tirar todos ellos las escaleras por las querían subir peldaños en sus carreras sin haber conseguido los objetivos previstos, buscan afanosamente otras escaleras -preferiblemente extensibles para llegar más arriba-, que estén bien sujetas al suelo para evitar que durante su uso un resbalón sea de los que puedan hacer mucho daño.
Entre tanto, las escaleras llevadas al desguace se reciclan y vuelven al mercado, con el fin de encontrar usuario para sus peldaños ahora relucientes tras el reciclaje. Es decir, que hay quien busca escalera, pero también escaleras que buscan nuevos usuarios a los que prestar sus servicios.
Así suelen comprarse las escaleras en el mundo del toro
En esas estamos ahora, como nunca. Docenas de escaleras se alinean a la búsqueda de clientela, mientras los clientes toreros rebuscan sin medir ni darse cuenta de que a muchas de ellas ya se les rompieron los peldaños con anterioridad cuando las usaban otros.
No vamos a enumerar cuántos han tirado las escaleras que han usado en estas últimas temporadas, pero los hay de todas las categorías del escalafón, ya que no hay día que no nos enteremos de que alguno ha ido al desguace a tirar la que usaba porque ya no le gustaba.
Por citar solo a algunos, de variada situación, nombraremos a Daniel Luque, Alejandro Talavante, Antonio Ferrera o Juan Ortega que han toreado en todas las ferias, pero, como se ve, sin haber sido a plena satisfacción.
En el grupo que sigue nos encontramos con nombres como Curro Díaz, Rafaelillo, Fernando Robleño o Sergio Serrano. Todos ellos con méritos y máximas aspiraciones sin que los peldaños subidos sean los que ellos pensaban y merecían.
Jóvenes como David de Miranda, Juan Leal, Francisco de Manuel o Jesús Enrique Colombo quieren realzar sus carreras a más altura y de ahí lo de cambiar de escaleras.
Otros más olvidados, como Adrián de Torres, Damián Castaño, Ruiz Muñoz o Juan del Álamo, también dan el paso que los pueda llevar a una mejor situación.
Los citados son unos, pero hay más en busca de buenas escaleras. Ojalá el mercado se estabilice y mejore para todos, y así tengan ellos, y tengamos nosotros, una ilusionante temporada 2023.
Antolín Castro
Opinión y Toros/09 Diciembre 2022
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