"...Confieso que me gustó muchísimo la sinceridad de Luis Francisco Esplá cuando abogaba por la suerte en aquel día tan trascendental como mágico. Hay que ser muy humilde para, condiciones válidas al margen, saber darle las gracias a la diosa fortuna que, en muchas ocasiones se torna esquiva y caprichosa. Algo que parece lo más normal del mundo, que embista un toro en Madrid y que el diestro lo mate de una soberana estocada, lo dicho tiene mucho que ver con la suerte...!
Confieso que me gustó muchísimo la sinceridad de Luis Francisco Esplá cuando abogaba por la suerte en aquel día tan trascendental como mágico. Hay que ser muy humilde para, condiciones válidas al margen, saber darle las gracias a la diosa fortuna que, en muchas ocasiones se torna esquiva y caprichosa. Algo que parece lo más normal del mundo, que embista un toro en Madrid y que el diestro lo mate de una soberana estocada, lo dicho tiene mucho que ver con la suerte porque, podía no haber embestido el toro e incluso fallar con la espada el maestro, pero no, todo rodó según el guión que tenía escrito en su alma el maestro antes de hacer el paseíllo.
En aquella fecha, Luis Francisco Esplá solo se jugaba la dignidad de despedirse de la que había sido su plaza por antonomasia con un gran éxito, pero sin ninguna otra repercusión puesto que su carrera tanto en Madrid como en el mundo entero ya estaba escrita. O sea que, pasara lo que sucediera, nada cambiaría el curso del gran transgresor de la tauromaquia moderna. Pero el diestro, lleno de humildad y sabiduría, la que le dieron los años y la que aprendió en los libros, la expuso como un referente inmaculado.
Me encantó la sinceridad del maestro al apoyarse en el azar que, como sabemos, siempre juega un papel fundamental en la vida de los toreros. Es cierto que, ser torero es la profesión más difícil del mundo y, para que todo ello sea aún más dramático, estos hombres abnegados muchísimas veces tienen que estar sustentados por la suerte. No falta quien dice que, la suerte es la valía de cada cual y, puede que tenga un componente de certeza, pero no es menos cierto que, si la diosa fortuna está de tu lado todo puede ser más complejo y, en ocasiones hasta irreversible.
Como ejemplo –y podría dar miles al respecto de la suerte- este año que termina el gran Morante sufrió cuatro volteretas espeluznantes y, de todas salió ileso. Emilio de Justo sufrió una en Madrid que, solo Dios quiso que no se quedara inválido –suerte es también- pero le tuvo cinco meses en el dique seco tratando de recuperarse. Como digo, esa suerte de la que hablamos le privó a De Justo de ganar una fortuna pero, si lo miramos desde el otro extremo, salvó su vida y su carrera, bendita suerte pues. Si hablamos de volteretas, de las muchas que ocurren a lo largo de la temporada, la mayoría no tienen consecuencias como antes dije de Morante pero, una mala voltereta fue el detonante para que El Pana entregara su alma a Dios puesto que, un mes más tarde de haber sufrido el percance, se marchaba al otro mundo.
Parece una nimiedad pero, que la suerte esté de tu lado es fundamental en la vida; en los toros y en cualquier actividad que emprendamos. Nadie puede ser torero confiando solo en la suerte, y así extrapolado a cualquier profesión de la que se necesita una preparación y unos conocimientos extraordinarios pero, entre otros, Valentino Rossi se cayó de la moto cientos de veces y, tras ver las imágenes, cualquiera certificaríamos su defunción y, apenas se levantaba con un rasguño.
Uno que ya ha vivido unos cuantos años, ha conocido el mundo de los toros en plenitud y ha visto casos de chavales que, de haber tenido un tanto de suerte con toda seguridad que sus carreras hubieran dado un vuelco importante pero, la suerte, algo que no podemos ver pero que está en nuestras vidas, por momentos es un factor determinante para todo aquello que hagamos o deseamos. ¿Cuántos toreros se han quedado en el camino por aquello de pinchar toros en tardes determinadas o trascendentales? Los conozco por doquier. O sea que, tras lo dicho solo nos queda felicitar al maestro Luís Francisco Esplá por haber tenido la suficiente humildad de darle gracias al destino para que el azar se aliara a su lado en aquella tarde memorable de su despedida en Las Ventas. Su torería sabíamos todos que la expondría en la plaza, lo que no sabíamos nadie era que un gran toro se aliaría con él para que el éxito fuera de clamor. Por dicha razón, hace muchísimos años, si de suerte hablamos, Vicent Van Gogh exclamó diciendo: Suerte mía, ¿dónde estás?
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