'Camarín', de la ganadería de Baltasar Ibán,
y Aguilar en un momento de la intensa faena
"...Hemos entrado en la semana final, en la que los encastes serán diferentes y con ello esperamos que los comportamientos de los astados también. Hoy los toros no se han dado vueltas al redondel y mucho menos han huido de los capotes que les han presentado, no han hecho ascos a los caballos y han ofrecido embestidas en distintas versiones a sus matadores..."
VUELVE EL FRÍO, VUELVE EL TORO
S.I.16.- El frío ha vuelto a la plaza de Las Ventas en esta tarde de domingo, último del mes de mayo. Pero no un frío cualquiera, aderezado por lluvia y vendaval del mes de noviembre.
Todo se da por bien empleado, si con él vuelve también el toro, ese animal bravo y fiero que obliga a estar pendiente de la lidia e impide que los espectadores, eufóricos si son del Real Madrid o deprimidos si son del Atlético, se adormezcan en sus localidades. El toro si viene puede ser un vendaval, pero no frío. Creemos que hoy se ha visto algo más de uno.
Hemos entrado en la semana final, en la que los encastes serán diferentes y con ello esperamos que los comportamientos de los astados también. Hoy los toros no se han dado vueltas al redondel y mucho menos han huido de los capotes que les han presentado, no han hecho ascos a los caballos y han ofrecido embestidas en distintas versiones a sus matadores.
Los detalles los ofrecemos en ‘El Toro es el Protagonista’ pero hemos tenido juego variado, saliendo de la monotonía de días atrás, donde los comportamientos eran tan uniformes.
Digamos que Alberto Aguilar ha disfrutado, y pechado, con el mejor y lo que ello significa. Un torrente de embestidas que había que encauzar y que no siempre ha logrado, pero la faena ha sido vibrante, preñada de emoción y con momentos de esos que gusta ver en una corrida de toros. Nada fácil ‘Camarín’, exigente para el espada, que hizo buena pelea en varas y para el que los aficionados pedían un tercer puyazo. No seré yo a quien no le guste esa suerte, pero el matador decidió pedir el cambio de tercio y ese es su derecho. A partir de ahí a Aguilar le tocó torear al toro y sortear las quejas de quienes se habían visto ‘ninguneados’.
Paseó una oreja tras de una estocada a por todas y de la que rodó el toro sin puntilla. Hubo petición de vuelta al ruedo para el toro, pero al Sr. Polo no le pareció lo mismo. Otro revés para Alberto que tuvo que escuchar protestas en su vuelta al ruedo. Nuestra opinión es que el torero, no instalado en el sistema ni con abundante número de contratos, tomó la decisión de no darle un tercer puyazo y no está obligado a hacerlo. Más lógico sería exigir esto a quienes ese desgaste del toro no les prive en absoluto de contratos. Echar sobre las espaldas de Aguilar el futuro del tercio de varas me parece un exceso. En el quinto sufrió espectacular voltereta con la suerte de ser solamente encunado, aunque duró mucho tiempo y preocupó a todos.
Hubo otro toro, el tercero, que ofreció buenas y repetidas embestidas que no fueron aprovechadas debidamente por Víctor Barrio, quien parecía estar tan frío como el tiempo. Tampoco mejoró su actuación en el último que se rajó finalmente.
Un lote más soso fue a parar a las manos de Iván Vicente, quien dibujó algunos muletazos sueltos, pero sin redondear dada la condición de la res y su cada vez más corta embestida. El cuarto no le ofreció mejores oportunidades y la cosa quedó en silencio.
Al menos hoy hemos visto más de un toro y un encierro que ha cumplido en varas, no ha manseado de salida ni casi en el final y han mantenido el interés por lo que sucedía en el ruedo. No ha sido perfecto el encierro pero hemos vivido una tarde de toros, de las de antes. El resultado artístico no ha sido muy bueno pero tampoco tan malo. Habremos de seguir confiando en los productos ajenos a Domecq. Por lo menos es nuestro deseo.
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