Leonardo ha atrevasado la Puerta de la gloria
en Madrid con pleno de 4 orejas
TODO CAMBIA
España, 21/05/2016
S.I.16.- Cuando los festejos son de rejones, todo cambia. Distintos son los toreros, que en este caso van a caballo, distintos son los toros que llevan amputados sus pitones, distinto es el ambiente, distintos los espectadores y distinto es el comportamiento que se tiene desde el palco. Todo cambia.
Y, una de dos, o nos alegramos por ese cambio o en la comparación debemos señalar que es un cambio excesivo. Cierto que todo es diferente, pero la actitud de los espectadores cambia de tal manera que éstos disfrutan mientras los de los días precedentes se aburren como ostras. Habría que cambiar el montaje de la feria. Veintidos de rejones y media docena de corridas de toros, además de las tres novilladas o, si se quiere, dos menos de rejones y dos novilladas más. Habría que probar, aunque solo fuera por ver felices a quienes acuden a la plaza.
La actuación de los rejoneadores goza de predicamento, se llena la plaza para empezar y los caballos y yeguas tienen su propio atractivo, recurso que evita aburrimientos supinos. La colaboración de esos bellos equinos toreros permite compensar muchas veces la sosería y mansedumbre de los toros, que también se puede dar en estos festejos.
Dicho todo lo que antecede, no vamos a tirar por tierra ni dejar pasar la ocasión para felicitar a Leonardo Hernández, torero serio que hoy ha estado sensacional con el gran toro de San Pelayo primero y en menor medida con el último de la tarde. Ahí se ha puesto de manifiesto parte de esa afirmación de que todo cambia, pues si la primera faena era de dos orejas, la segunda no estaba a la misma altura y con una, pedida mayoritariamente, hubiera bastado. Pero el palco es soberano y hoy tenía flojo el pañuelo que se quedó atascado para Ventura hace catorce días.
Esos caballos, de los que hablamos, colaboran con sus jinetes y forma parte indivisible de sus méritos. Hoy, con caballeros, que no han hecho de ellos un concurso de cabriolas, estando bastantes clásicos en su quehacer. Así lo ha realizado Sergio Galán, que a punto estuvo de obtener trofeo en su primero y Diego Ventura desafortunado con el definitivo. Ambos fueron ovacionados. Qué cambio, ayer una mínima ovación, hoy eso ha sido lo mínimo para cualquier actuante
Pero el día y el honor de salir a hombros le ha correspondido a Leonardo Hernández, quien ha dejado en Madrid sello de buen toreo y buena monta.
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