Paco Ureña / Fotografía de Andrew Moore
"...Con esas condiciones que atesora el lorquino, el público madrileño rompe en atronadores olés y se rompe las manos aplaudiéndolo. Y esta tarde no ha sido la excepción, porque el torero ha montado una “parranda” de categoría en los dos de su lote, y si no ha salido en hombros por la Puerta Grande ha sido por el deficiente manejo de la tizona..."
El favorito de la reina
Paco Ureña se lo ha ganado a pulso con su valor, entrega, espíritu de sacrificio y con un detalle muy a tener en cuenta; que les baja la mano a los toros con un temple y una despaciosidad que en ocasiones sus muletazos tienen vocación de eternidad.
Si aceptamos que Las Ventas es la plaza reina del toreo, desde hoy tenemos que convenir en que el lorquino Paco Ureña es decididamente “El Favorito de La Reina”. Se lo ha ganado a pulso con su valor, su entrega, su espíritu de sacrificio y con un detalle muy a tener en cuenta; que les baja la mano a los toros con la muleta con un temple y una despaciosidad de tal modo que en ocasiones sus muletazos tienen vocación de eternidad. Y eso ni está al alcance de todos los que se visten de luces ni se vende en El Corte Inglés.
Con esas condiciones que atesora el lorquino, el público madrileño rompe en atronadores olés y se rompe las manos aplaudiéndolo. Y esta tarde no ha sido la excepción, porque el torero ha montado una “parranda” de categoría en los dos de su lote, y si no ha salido en hombros por la Puerta Grande ha sido por el deficiente manejo de la tizona. Vaya en su descargo que hoy ha salido al ruedo venteño mermado de facultades, a causa de una cornada de la que no se ha dejado intervenir en toda la semana para no perderse la corrida de hoy, segunda de su San Isidro 2016.
El Cid, que ha sido también “torero de Madrid”, no ha tenido material idóneo para el lucimiento aunque ha resuelto la tarde con profesionalidad y empeño. Fortes ha demostrado una vez más que eso de quea los toreros se les va el valor por la sangre de las heridas es un cuento chino en lo que a él respecta. Los toros de Las Ramblas salvo el primero, mansito, cegato y pavisoso, y el tercero, que ha salido al ruedo imitando al Cojo Manteca célebre de las manifestaciones de los años setenta, han cumplido como buenos. Tal que el de doña Clotilde Calvo y el de Julio de la Puerta. Más el primero que el segundo.
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