En la plaza de la Real Maestranza de Sevilla pasan cosas que enturbian su bien ganada fama de “madre y maestra de la tauromaquia”. De unos años a este parte, el paseíllo comienza con retraso y no porque los alguaciles lleguen tarde hasta la puerta de cuadrillas, sino porque los fotógrafos se hartan de hacerles fotos en primer plano a los espadas alternantes. Y cuando el festejo es televisado en directo, la espera llega hasta la desesperación. Hay que cortar por lo sano. Que nadie baje al ruedo. Se pueden hacer magnificas fotos desde el callejón y hasta desde los tendidos. Respecto a la manía de entrevistar a los toreros antes de que empiece el festejo, digo otro tanto. Tiempo hay para que hablen tras matar a sus respectivos oponentes.
Ayer tuvimos ocasión de disfrutar con dos faenas de muleta. La de Pepe Moral al cuarto toro de Las Ramblas y la de Curro Díaz al quinto. Aunque ambas fueron buenas, el gusto es el mío y me quedo con la de Moral. Prefiero el toreo catedralicio, la dulzura imperial en los trazos muleteros expresados con elegante y suave naturalidad que ese toreo que llamamos con duende en el que el estilo barroco y para nada natural descubre la recomposición del intérprete. Y que coste que no hablo de méritos sino de expresiones estéticas.
Excepcionales naturales de Pepe Moral
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Domingo, 8 de abril de 2018. Segunda de abono. Tarde fría, nublaba y a ratos muy ventosa con media entrada.
Seis toros de Las Ramblas, sobrepresentados. Fuera del tipo que conocemos como “toro de Sevilla”. Lo fueron dignos de Madrid o de Bilbao y algún toro como el sexto de Pamplona. Los mejores con diferencia fueron el cuarto y el quinto. El primero se vino abajo muy pronto. La bondad del segundo duró un suspiro. El tercero fue engañoso pasando de noble a repentinamente peligroso. Y el sexto fue el peor porque no valió para nada.
Curro Díaz (turquesa y oro): Estocada casi entera, leve petición con posterior ovación y vuelta por su cuenta. Estocada baja, petición denegada y vuelta al ruedo con bronca a la presidencia por no conceder el toreo, demandado por mayoría y, consecuentemente, reglamentario. Mató al tercero de pinchazo hondo tendidos y dos descabellos tras hacerse cargo de la lidia por la cogida que sufrió Román.
Pepe Moral (tabaco y oro): Pinchazo, estocada trasera y descabello, silencio. Estocada desprendida y descabello, oreja. Pinchazo y estocada, silencio.
Román (plomo y oro): Fue cogido por el tercer toro de la tarde en plena faena de muleta, siendo llevado a la enfermería en donde fue intervenido de “Cornada en cara antero-externa de miembro inferior izquierdo, región pretibial, en una extensión de 15 cm, con dos trayectorias, una ascendente y otra posterior, que lesiona musculatura pretibial, alcanzando espacio posterior, donde lesiona estructura vascular venosa. Hemostasia de lesión venosa. Ante la imposibilidad de constatar con certeza la lesión arterial, y aun comprobando pulso arterial distal, se traslada para realización de pruebas complementarias“.
Tras el paseíllo y sin deshacerse el desfile de cuadrillas, se guardó y sentido minuto de silencio por la muerte de don Ángel Peralta.
Destacaron los peones Raúl Martí y Hazem ‘El Sirio’ que saludaron tras parear al tercer toro de la tarde.
El suceso de la tarde fue la muy aparatosa y a la postre grave cogida y cornada que sufrió el valenciano Román que debutaba en la Maestranza de Sevilla. Vino de otra en Las Fallas. Dos percances seguidos en esta temporada que para Román estaba resultando provechosa. Román es un torero que suma un valor descomunal a una simpatía arrolladora y por tanto capaz de meter en la canasta a todos los púbicos. El tercer toro de Las Ramblas no se prestó en el capote de Román quien, sin embargo, bregó con excelencia. El toro cumplió en varas defendiéndose y a faena llegó en principio noble. El ambiente lo habían calentado en banderillas los peones Raúl Martí y El Sirio. Y de las plamas que ambos disfrutaron pasamos a las enseguida dedicadas a Román en su brindis al público.
Salió a por todas el valenciano cual acostumbra, comenzando el trasteo con brillantez sobre la mano derecha y luego al natural. Perecía bueno el toro y lo fue hasta que se rajó, momento para nada propicio a los muy cercanos cites de Román que, al intentar un natural, fue prendido y volteado sufriendo una aparatosísima cogida, resultando herido de consideración. Lo sentimos de veras porque este torero es de los que caben esperar muy buenas tardes.
La lidia quedó en las manos de Curro Díaz y Pepe Moral por lo que los turnos tuvieron que alterarse, ocupando el cuatro y el sexto lugares Pepe Moral para que Curro Díaz no tuviera que matar dos toros seguidos.
Curro Díaz estuvo en Curro Díaz, muy fiel a su reconocido estilo y con ganas de triunfar. Esta el ello últimamente en todas sus actuaciones. De medroso, ha pasado de valiente. Y ello, añadido al íntimo sentimiento de sus maneras de torear le llegan mucho a los públicos. Su primera faena al toro que abrió plaza resultó fiel a su concepto del toreo y por tanto lucida hasta que el toro empezó a defenderse por ya rajado, momento que Curro resolvió con pinturerías muy del gusto del respetable. Lo certera de la estocada, deparó una insuficiente aunque ruidosa petición de oreja que la presidencia no aceptó, siendo ovacionado el torero que, de paso, aprovecho las palmas para dar una vuelta al ruedo por su cuenta y sin calor.
Mucho mejor estuvo curro con el lidiado en quinto lugar que fue uno de los dos mejores toros de la corrida. El de Linares no se había confiado con el capote – la bondad del animal la descubrió Pepe Moral en un quite por chicuelinas – pero si en la faena d muleta que fue una de tantas que le son propias al linarense. Muy recompuesto hasta bodear el barroquismo, muy “sentío” en la expresión, sobre todo por redondos con la derecha, intercalando pectorales sabroso y preciosos pases de trinchera. Al natural no resultó tan brillante el trasteo por defenderse el animal por el lado izquierdo. Entró a matar con decisión dejando una estocada entera y trasera aunque ostensiblemente baja. No le importó este colocación del acero al público que, tras doblar en burel, pidió la oreja por ostensible mayoría. La señora que ocupó el palco ayer, no concedió el despojo y se armó la tremolina, dando Curro una vuelta al ruedo con fuerza y entre unánimes ovaciones. En fin…
Termino con lo mejor de la tarde a cargo de Pepe Moral que volvió a la Maestranza bajo el grato recuerdo se su actuación del año pasado en la corrida de Miura. Apenas pudo apuntar buenas intenciones en su faena al segundo toro, labor llevada a cabo muy molestado por el viento. No pasó nada. Pero pasó todo y más con el cuarto, al que muleteó con sobrada excelencia. Gran toreo, magnificencia, sabor, olor de los caros al natural, hasta extasiar al público, entregado al paisano de Los Palacios, cual emperador del toreo más clásico y más caro. Toreo de gran figura. Ya veremos si se confirman tan excelentes presagios en sus próximas actuaciones. Tras recetar una efectiva estocada algo caidílla. Moral pudo saborear ese momento de gloria que solamente lo disfrutan los grandes. Un descabello no impidió que se le concediera una valiosísima oreja.
Lamentablemente, Pepe Moral se tropezó el sexto y último lugar con el peor toro del envío, para nada proclive. Pero ya había dejado para el recuerdo su gran faena al cuarto. Una faena de las que nadie olvida.
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