Y éstos son los que dicen van a prohibir el toreo, y la caza y la pesca. Estos son los que el próximo día 6 irán con la niña Greta (le han ofrecido un burro para venir desde Lisboa, para que no contamine, pero se niega porque es maltrato animal) en manifestación por la Castellana, a la que le van a cambiar el nombre por EuskalCatalana. No para dar gloria a la Constitución sino para otra cosa. Las Constitución. Pero si no existe, hombre. Un Circo no necesita Constitución sino payasos y funambulistas.
Razones para no prohibir el circo
La constitución de nuestro Parlamento, lejos de ser una reflexión y una disculpa sobre su reciente fracaso, ha sido una ostentación de su éxito. El éxito del ridículo. Alto y claro en español castellano, nuestros elegidos se han retratado de forma reincidente como una banda de gentuza, mutando al Congreso en un Patio de Monipodio o un zócalo berebere de compra venta, regateo, insultos, empujones, pillerías de ratero, cainismo y piratería valiente de emboscada cobarde, la que se practica a distancia, sin riesgo a ser herido. Alto y claro, una Babelia de encuentro de la incultura, el pesebrismo y la ausencia de toda cosa que se parezca a la política.
En este caos de astracanada, riada de comportamientos de taberna barata, pretende llevar adelante un país en donde se da la paradoja que jurar y/o prometer la Constitución se toma como lugar y momento idóneo para mearse entre sus hojas. Con nuestros políticos en antena, el Congreso será el Gran Hermano de los próximos meses.
Con una presidencia femenina de fatuo discurso no creíble, que llama a la armonía con frases dirigidas solo a la secretaria/o de actas mientras sus numerados elegidos montan su circo, su chou. Mientras disfrutan del éxito, que no es otra cosa que disfrutar de su fracaso de fechas anteriores: definición de ridículo. No es casual que, en un giro copernicano inverosímil, los que van a gobernar sean quienes, en misma sede institucional, manifestaran sus odios, sus iras, sus guerras, sus ascos personales.
No es casual porque en estos políticos y en esta política prima a la mentira, blanqueando mentir por cambio de opinión para favorecer al pueblo. La mentira es lo que cuenta, máxime si ésta se desarrolla de forma soez al lado de la palabra mágica: ‘progresía’. Porque si alguien es capaz de negar que Julio César Sánchez no fue asesinado por la espalda hace días por su hijo Bruto Iglesias, no es que mienta, es que tiene la patente de mentir. César y Bruto, Caín y Abel en la mentira del abrazo o en la mentira de la puñalada, que el orden factores no altera el producto.
Juremos la Constitución ciscándonos en ella. Dejemos libre verbo a los partidos. Demos carta blanca a algo tan reciente como es ETA, exenta de memoria histórica no por reciente sino por trueque. Juremos cumplir la Constitución por los “presos políticos”, por mi bar, por mi taberna, por mi navaja, por mi república o por el derecho reivindicativo de salida al mar de los turolenses.
Una forma de jurar al revés, pues no se jura la Constitución, sino lo contrario. Se jura que, a la que se pueda, se va a incumplir. Se jura al revés mientras la zona “noble” del Cesarismo habla para la secretaria de actas llamando a esta bronca de bandas, progreso. Un Circo, con todos los respetos para el circo. Va a ser una legislatura digna de Tele 5 y Jorge Javier. Ya no hay caretas, es lo bueno. Son así: vulgares, incultos, inmaduros, inoperantes e incompetentes. Bastante catetos, cobardones y duelistas de los de dar por la espalda.
Y éstos son los que dicen van a prohibir el toreo, y la caza y la pesca. Estos son los que el próximo día 6 irán con la niña Greta (le han ofrecido un burro para venir desde Lisboa, para que no contamine, pero se niega porque es maltrato animal) en manifestación por la Castellana, a la que le van a cambiar el nombre por EuskalCatalana. No para dar gloria a la Constitución sino para otra cosa. La Constitución. Pero si no existe, hombre. Un Circo no necesita Constitución sino payasos y funambulistas.
Cómo van a prohibir el Circo. Se prohibirían a ellos mismos.
(mis respetos, afecto y apoyo a la gente del circo)
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