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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 16 de febrero de 2014

Emilio Muñoz vuelve a torear en el campo; luego, ya se verá lo que decide / Taurología


Vamos a ver si es verdad para que algunos de pacotilla se fijen como se torea "como Dios manda"....

Emilio Muñoz vuelve a torear en el campo; luego, ya se verá lo que decide

Emilio Muñoz ha vuelto a torear en el campo. Lo ha hecho, entre otros sitios, en la ganadería de Murube. Aunque el trianero asegura que no piensa en el traje de luces, afirma que, toreando, ha vuelto a sentirse "vivo", subraya que se ha quitado "un montón de años" de encima y confiesa que "el bicho" ha vuelto a despertarse. Se lo cuenta esta semana a Manolo Molés en las página del semanario "Aplausos". Cuando en 1999 dejó los ruedos, se llevó consigo la concepción más pura del belmontismo que se había visto en los tiempos modernos. Si ahora cayera en la tentación de volver al vestido de luces, sería como una bocanada de aire fresco en época de especial monotonía. Más o menos con su edad reapareció en 1981 Manolo Vázquez y hay que ver qué tardes nos ofreció.


3 comentarios:

  1. Emilio Muñoz Vázquez nace un 23 de mayo de 1962 en Sevilla, pero nada más y nada menos que en la Calle Pureza del barrio de Triana. Por lo cual, cuando apenas con diez años mató su primer becerro ya apuntó una “pureza” en su toreo que rápidamente fue considerado como un auténtico niño prodigio en el difícil arte de Cúchares.

    Permítame ustedes que comience mi comentario recordando la juventud taurina de un madrileño en Sevilla. Mí primera visita a la ciudad hispalense es para ver un partido amistoso de la selección española contra Argentina en el Sánchez Pizjuán (que aun no estaba terminado), 2-0 a favor de España, con goles de Di Stéfano y Del Sol.

    Mí segunda visita fue en abril de 1965 para presenciar cinco corridas de la feria.
    A mí me gustaba patear la ciudad, conocer los barrios de tradición taurina, San Bernardo, Alameda de Hércules, el cercano pueblecito de Camas, Triana ¡hay Triana!...Este barrio me cautivó, era distinto, esa Triana alfarera y fraguera de los gitanos de la Cava. Allí vinieron al mundo para gloria del toreo, los Puyas, Cagancho, Juan Belmonte, que aunque nacido en la Calle Feria se crió en Triana.

    Me apasionaba ver toros en la Maestranza, vivir una corrida en esa plaza del Baratillo es tanto como contemplar el rito con calma, con sosiego, con respeto para el oficiante vestido de luces, al que rara vez se chilla, al que se le aclama desde el ¡ole!, del ¡bien! o se le hunde desde el silencio. Esa era Sevilla o su sensibilidad para ver los toros.

    Empleando un símil taurino, tengo que reconocer que tengo querencia a Triana, de meterme por sus calles y emborracharme de su duende, soñar con esas medias verónicas enroscándose el toro materialmente a la cintura como la interpretaba Juan Belmonte y la supo elevar al pedestal de lo sublime Emilio Muñoz.

    Triana es un barrio de unas peculiaridades enormes, de un cosquilleo muy especial. En este barrio se da de la mano lo flamenco y lo taurino, alzando en estatuas lo que refleja el alma de Triana.
    Triana está ahí, al otro lado del Guadalquivir, no es Sevilla, pero Sevilla no se entiende sin Triana.

    Decir Triana es pensar en Emilio Muñoz, y habría que recordar a pesar de que hay veces que la corrida de toros parece una comedia, aquel 30 de junio de 1990 cuando Emilio Muñoz simula la suerte de matar a “Comedia” un bravo toro de Cebada Gago que indultó en Algeciras. “La bahía paró su marea, el estrecho quedó cerrado y el toreo clavó su mirada en el sur”, así lo escribió una pluma que siento no recordar a su autor.

    El 21 de abril de 1994 el sueño de todos los toreros se hizo realidad por un trianero de toreo abelmontado. Emilio Muñoz salió a hombros por la Puerta del Príncipe y así lo llevaron los aficionados hasta el mismo Altozano. Fue la forma de alcanzar la gloria taurina en una tarde de feria sevillana.

    Fue después en la feria de San Miguel de 1995 cuando nuevamente Emilio Muñoz vuelve a salir por la Puerta del Príncipe. “Otra vez, olor a Triana” y alguien gritó: ¡Vámonos pa Triana! Y Emilio le plantó el pecho al astado, citando de frente, con la izquierda bordó el natural y remató con un molinete con sabor a Belmonte. Emilio pone la plaza en pie, el aire ya no molesta en la Maestranza, porque parece cobrar alientos marineros de la otra orilla y el torero de la calle Pureza deja otra vez sobre el albero maestrante el sello de su hondura y de su autenticidad.

    Termino con una copla del grupo Abahaca que dice:
    Un torero, por el puente va un torero,
    caminito de Triana
    por montera lleva el cielo.

    Y Belmonte quiere verlo
    desde allí, desde Triana
    y Belmonte se ha subido
    a la torre de Santa Ana
    que se refleja en el río.

    Un torero, por el puente va un torero,
    caminito de Triana
    por montera lleva el cielo.

    Enrique Castillo


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    1. Gloria bendita es leerle a usted, Sr. Castillo, cuando escribe de toros !! No digamos cuando lo hace de Sevilla, Triana y su Maestranza !! No hable de otra cosa, por favor !!!

      Ciprés de Silos

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  2. Amigo Ciprés de Silos, tu te mereces algo más que las simples gracias que te doy en el post “A RÍO REVUELTO”, y es lo que voy a tratar de hacer ahora.
    Sabiendo el origen de tu seudónimo en Santo Domingo de Silos, en donde tu mismo me confesaste “de donde no vengo, sino a donde voy a menudo; porque me infunde respeto, devoción, serenidad, paz y todo lo demás”. Con todos esos ingredientes al margen de la ideología política que todos tenemos, eres un hombre de fe y con mucha sensibilidad cristiana.

    Y puesto que el comentario taurino nos situaba en Sevilla y más concretamente en Triana, hablaremos de Sevilla en Semana Santa para terminar en Triana.

    Por no extenderme demasiado me voy a limitar escribir sobre “La Madrugá”. Es la noche más especial de la Semana Santa. El orden de paso de las cofradías en la madrugada, se produce en relación con su antigüedad, primero pasa la Hermandad del Silencio, la más antigua y cierra la Hermandad de los Gitanos, la más moderna de la madrugada.

    El Señor de Sevilla como se le conoce a El Gran Poder tiene su templo en la plaza de San Lorenzo. Ahí está la fe viva y cierta de quienes se postran ante El.
    Si Sevilla acude a su lado cada viernes del año, ¿cómo no acompañarle en la Madrugada?, cuando recorre una ciudad que se estremece ante el rostro dolorido del hombre que sufre, del Dios que ha asumido el Gran Poder de entregarse a muerte por los demás. Suya es la zancada terrible, que nace de su absoluta decisión en el momento del máximo sufrir. Suya es la mirada profunda que nos abruma y nos hace reconocer nuestras miserias. Ante Él sólo cabe repetir: “¡Señor mío y Dios mío!”.

    Y volvemos a Triana, a la Triana cofrade con su “Estrella”, su “Cachorro” que es refugio de todos los trianeros, “La O”, “San Gonzalo” y su “Esperanza” que aglutina la devoción de esa Triana que el Guadalquivir la hizo marinera y que Ella fue siempre capitana de los amores del barrio, de ese barrio que es un peregrinar diario a su capilla de los marineros en la calle Pureza
    La guapura, el garbo y el tronío se conjugan en esta Virgen de la Esperanza, con majestuoso empaque femenino envuelto en el enorme magnetismo de sus grandes y luminosos ojos.
    Desde que sale pasadas las 2 de la madrugada la voz se hace saeta, todo un cante que se hace oración para la Esperanza de Triana.

    La Virgen de La Esperanza fue coronada canónicamente en 1984 en virtud de una bula de Juan Pablo II. Es patrona de los marineros, por lo que en el escudo de la hermandad aparece un ancla. La virgen de la Esperanza es conocida popularmente como la "Trianera".

    Diremos que esta popularísima calle Pureza con tanto sabor añejo y epicentro de todo el arte de un barrio donde nació el toreo de la mano de Antonio Montes. Siguieron muchos más toreros y el último de cierta importancia posiblemente sea Emilio Muñoz.

    Por último quiero dedicarle con todo mi afecto y gratitud a mi amigo Ciprés de Silos, este poema de Juan de Dios Pareja Obregón

    El puente de orilla a orilla,
    cantando por soleares,
    desde Triana a Sevilla.

    Una torre sin campanas,
    dormitando junto al río
    y soñando junto al agua…

    …y Triana siguirilla
    cante, guitarra, palillos,
    mirando para Sevilla.

    Mi orgullo ser de Triana,
    haber nacido en la Cava
    bautizado en Santa Ana.

    ¡Ay Guadalquivir trianero!
    compás de fragua y de torre
    y espejo de los toreros.

    El puente es de la cuadrilla
    de la maestranza torera
    lentejuela en la otra orilla.
    ¡Ay plaza del baratillo!
    novia del puente y el agua
    y amante del torerillo.

    Enrique Castillo

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