“el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla……… asi pues, las corridas de toros…….. son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia como el habla que hablamos.”.
R. Pérez de Ayala
¡Fenomenal par de banderillas de Coelho! Por su plasticidad y arte se antoja una estampa memorable como aquella del par de Pamplona, de Gaona. Gracias por subirla aquí. // Atte., Torotino.
Impresionante el par de banderillas de la foto de Mario Coelho, matador de toros portugués que alcanzó más celebridad en España antes de la alternativa como banderillero de Andrés Vázquez, quien le concedía todo el sitio que hiciera falta para su lucimiento, pero manteniendo el matador su lugar como jefe de filas. Mario, además de ser un coloso con las banderillas - compárese el asiento del par que ilustra estas líneas con los saltos que se dan ahora - fue el último que paraba los toros con largas a una mano. Le decían olés. Era un espectáculo. Andrés, en festejos como único espada, hasta le concedía a Mario no sólo compartir ambos el tercio de banderillas, sino alternar en quites, llegando a torear al alimón matador y banderillero. Poco más o menos sucedía con Jaime Ostos y El Vito y Luis González. Pero lo que no sucedía nunca es parecer que los jefes de cuadrilla eran los banderilleros y los subalternos los matadores. Que se luzcan los buenos banderilleros, como ya ocurría en tiempos de Lagartijo, pero que sea en beneficio del matador. Y si no, que formen cuadrilla independiente, como aquella "del arte" con Curro Alvarez y los Ortiz; pero ver a los banderilleros sacando a dar la vuelta al ruedo al picador - y en Las Ventas - o recortando al toro enseñándole lo que no sabe no debe hacerse nunca. El respeto no debe sólo ser una virtud social, sino también taurina. En la reaparición de Luis Miguel en los 60, actuando con Paquirri en Sevilla, éste tomó del suelo la banderilla que se le había desprendido al maestro en el primer turno y puso las tres en el suyo. Luis Miguel no lo dudó: tomó el siguiente par y se lo ofreció al joven Paquirri, que puso las dos. Y luego le ofreció el tercero: lo hizo subalterno suyo. Para terminar, una pregunta a los presidentes, toreros y públicos: ¿Qué sucederá si un día un banderillero decide tomar las dos banderillas a una mano y banderillea estilo rejoneador toda la temporada? Respuesta: que todos harán lo mismo. Decididamente, prefiero a Mario Coelho.
¡Fenomenal par de banderillas de Coelho! Por su plasticidad y arte se antoja una estampa memorable como aquella del par de Pamplona, de Gaona. Gracias por subirla aquí. // Atte., Torotino.
ResponderEliminarImpresionante el par de banderillas de la foto de Mario Coelho, matador de toros portugués que alcanzó más celebridad en España antes de la alternativa como banderillero de Andrés Vázquez, quien le concedía todo el sitio que hiciera falta para su lucimiento, pero manteniendo el matador su lugar como jefe de filas. Mario, además de ser un coloso con las banderillas - compárese el asiento del par que ilustra estas líneas con los saltos que se dan ahora - fue el último que paraba los toros con largas a una mano. Le decían olés. Era un espectáculo. Andrés, en festejos como único espada, hasta le concedía a Mario no sólo compartir ambos el tercio de banderillas, sino alternar en quites, llegando a torear al alimón matador y banderillero. Poco más o menos sucedía con Jaime Ostos y El Vito y Luis González. Pero lo que no sucedía nunca es parecer que los jefes de cuadrilla eran los banderilleros y los subalternos los matadores. Que se luzcan los buenos banderilleros, como ya ocurría en tiempos de Lagartijo, pero que sea en beneficio del matador. Y si no, que formen cuadrilla independiente, como aquella "del arte" con Curro Alvarez y los Ortiz; pero ver a los banderilleros sacando a dar la vuelta al ruedo al picador - y en Las Ventas - o recortando al toro enseñándole lo que no sabe no debe hacerse nunca. El respeto no debe sólo ser una virtud social, sino también taurina. En la reaparición de Luis Miguel en los 60, actuando con Paquirri en Sevilla, éste tomó del suelo la banderilla que se le había desprendido al maestro en el primer turno y puso las tres en el suyo. Luis Miguel no lo dudó: tomó el siguiente par y se lo ofreció al joven Paquirri, que puso las dos. Y luego le ofreció el tercero: lo hizo subalterno suyo. Para terminar, una pregunta a los presidentes, toreros y públicos: ¿Qué sucederá si un día un banderillero decide tomar las dos banderillas a una mano y banderillea estilo rejoneador toda la temporada? Respuesta: que todos harán lo mismo. Decididamente, prefiero a Mario Coelho.
ResponderEliminarEl Hombre Tranquilo