"...Y yo me pregunto ¿qué político o personaje público es capaz de reconocer que le tiran almohadillas cuando mete la pata o se equivoca? Aquí parece que al único que le han tirado almohadillas ha sido a Curro Romero..."
Las almohadillas de Curro Romero
Miguel Cid Cebrián
Presidente de la Asociación Taurina Parlamentaria
Quién nos iba a decir que Curro Romero, además de genial torero que ha sido, iba a sentar cátedra en el Senado como orador y además sin partitura con el ingenio y la palabra como único capote y única muleta.
De entrada puso el cartel de no hay billetes en el salón de Pasos Perdidos de la alta Cámara como sí de la Maestranza se tratara. Y no hubo reventa de milagro e incluso hubo gente que se quedo fuera y mucha otra siguió el acontecimiento de pie.
Y es que el acto de entrega de premios de la Asociación Taurina Parlamentaria se convirtió en un verdadero acontecimiento. Y conste que el cartel además de Curro tenía indudables alicientes como la Federacion de Entidades Taurinas de Cataluña, en una tierra cada vez más inhóspita para una fiesta considerada signo de españolidad. Y un bibliófilo como es el prestigioso empresario y ganadero Antonio Briones y la emergente y muy seguida revista Eurotoro.
Pero claro, Curro es Curro y está tocado por la gracia y el señorío del mejor arte taurino, lo que no quiere decir que estuviera ungido por el éxito ni mucho menos. Sus palabras fueron de una sinceridad ejemplar a la vez que valientes cuando reconoció y analizo las almohadillas que muchas veces le tiraban. “Cuanto pesan las almohadillas” dijo textualmente sin escurrir el bulto ante un auditorio primero sorprendido y luego entregado como en sus tardes de gloria.
Y yo me pregunto ¿qué político o personaje público es capaz de reconocer que le tiran almohadillas cuando mete la pata o se equivoca? Aquí parece que al único que le han tirado almohadillas ha sido a Curro Romero. Cuando lo que sucede es que ha sido el único que lo ha reconocido públicamente en sede parlamentaria nada menos, donde los demás o escurren el bulto o le echan siempre la culpa al contrario o al maestro armero. Pongo por testigos de todo lo dicho a mis amigos y colegas de opinión Isabel Bernardo y Alberto Estella allí presentes.
Curro tuvo el valor sereno y la cabeza templada para demostrar que a sus 80 años recién cumplidos, sigue siendo un ejemplo de haber sabido estar a la altura de las circunstancias y coger con aplomo, nunca mejor dicho, el toro por los cuernos.
Y es que la vida de todos y no sólo la de un hombre legendario como Romero y más aún de los que se exponen al juicio público, está llena de aciertos, errores, éxitos y también fracasos de los que probablemente se aprende más que de ningún otro acontecer. No reconocerlo cuando es evidente, aunque comprensible, no deja de ser un error y cuando menos inútil. Gracias Curro por tu lección de honestidad. Buenos días y buena suerte.
- Publicado en La Gaceta de Salamanca el 21 de febrero de 2014
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