-Excelente impresión dejó el mejicano Arturo Zaldívar-
SALDIVAR PISÓ FUERTE EN MADRID
Jardinero de San Mateo
Es el día de San Isidro, santo patrono de la Villa del oso y del madroño, el cartel de campanillas y el sol brilla a todo su esplendor ante una entrada donde no cabe ni un alfiler, inclusive en el callejón. Es la confirmación de alternativa del joven diestro mexicano Arturo Saldivar de manos de José Antonio Morante de la Puebla y siendo testigo Alejandro Talavante. La ganadería es –¿era?- de prestigio, aunque hoy resultó un encierro parchado, aparecieron algunos novillos impresentables para la plaza mayor del toreo. Con evidente expectación partió plaza Arturo, desmonterado como corresponde, al centro y un poquitín atrás de sus compañeros, con un terno nazareno y oro. Su cuadrilla, por razón obvia, era española, Pirri y Kaíto con los trapos y Almodóvar y Sandoval arriba de los jamelgos. Sale el primero de la tarde, un colorado chorreado, ojo de perdiz, astifino, con 534 kilos, apuradillo de lámina para esa plaza, de nombre “Aguador”. Sopla un poco de viento y el toro sale suelto, por lo que no hay oportunidades con la capa. Brinda al distinguido taurino, Julio Esponda, fundador de Tauromgia, ubicado en el callejón. Decidido se va a los medios, después de la breve ceremonia de confirmación con cortas palabras de Morante, allí y sin menos ni más, se pone de rodillas y le da tres derechazos al animal que sorprenden y encienden al respetable. Él no estaba para dudas y su obligación era convencer con su valor, temple y mano abajo. Luego, dio una tanda de naturales en la que el morlaco dio muestras de buen juego. Por allí un pase de las flores para iniciar y luego un circular para volver a tomar la muleta con la izquierda e instrumentar una serie de naturales muy abajo y expuesto que caló fuertemente en la sabia concurrencia. Se le vio una decisión innegable por triunfar! Aunque el toro tenía la cabeza suelta, el joven de Teocaltiche, cumplirá 21 años en octubre, ahijado de Sebastián Castella en la plaza de Guadalajara, instrumentó una serie de manoletinas estrujantes, para cerrar. Sabía que tenía la oreja en sus manos y se fue de frente, dejando tres cuartos de una estocada ligeramente trasera. El público estaba un tanto desconcertado, no por lo bien hecho del mexicano, sino porque percibía y lo confirmó después, que le habían dado “gato por liebre” y que la muy conocida vacada de Nuñez del Cuvillo –reservada a varias figuras- esta vez había mandado un encierro impresentable, salvo dos excepciones. Fue así que los breves minutos que tardó en doblar el toro parecieron horas y cuando cayó el animal, la gente perdió un pelín de entusiasmo y la petición de oreja fue menor. Me queda la duda de que en otras circunstancias más “amables” en Las Ventas con lo que hizo Arturo hubiera cortado una justa oreja. Pero esta res, que llevaba una divisa del color de la bandera mexicana –hace unos días vimos una negra en honor al ganadero Juan Pablo Domecq- no mostró la bravura suficiente.
Con lo habido era suficiente para que el público madrileño, que había visto a Arturo varias veces como novillero, confirmara que había hecho grandes progresos. En efecto, se le ve valiente siempre, pero con una valentía seria e inteligente. Sus maneras con la capa las evidenciaría con unos lances a pies juntos con el sexto de la tarde, “Asturiano” y también en un quite al quinto de la tarde por chicuelinas, ampliamente coreados ambos. Pero Arturo se sublima con la muleta, y esperemos que los aires del padrino de hoy hayan impregnado su quehacer muleteril. ¡Que bien remara con el de pecho¡
Ante el fracaso de las reses de “Nuñez del Novillo” para los alternantes, nada vimos del segundo al quinto, salvo la voluntad de Morante con toros indecentes. Salió el sexto, negro astifino, con 556 kilos, al que Arturo le dio lances muy quietos con la capa. Recibió dos varas y luego vino el quite aludido. Brindó al público y cito a muleta plegada para dar tres cambiados y el de pecho. La más calurosa ovación de la tarde.¡¡¡¡¡ Citó en los medios y cuidando al toro, por el lado derecho, le dio pases a media altura, luego con la izquierda, excelentes naturales y otro de pecho. El bicho se rajó y Arturo se fue al tercio, pinchó en hueso y luego dejó una estocada caída. A la muerte de sus dos toros, Arturo recibió una calurosa ovación del público en el tercio, expresión inequívoca de aprobación a un joven que tiene un enorme futuro en la fiesta, de continuar y afinar las notables maneras que hoy mostró.
Por otra parte, la fiesta se sacudió el jueves pasado cuando en una rueda de prensa en Madrid, el empresario de Valencia y Salvador Boix, apoderado de José Tomás, anunciaron su retorno a las plazas el próximo 23 de julio en Valencia. Se ha especulado mucho el por qué José Tomás escogió esta plaza pero es muy fácil entenderlo, por su amistad con el empresario, Simon Casas. Se habla ya del cartel con Daniel Luque y Vicente Barrera y reses de Nuñez del Cuvillo, que esperamos tengan trapío y bravura suficientes. Irá José Tomás a Valladolid, Nimes, Salamanca y es posible que se presente en Barcelona, ciérrese o no se cierre la plaza a partir del próximo año.
Ya volveremos, en una semana, a intentar dar respuesta a la pregunta de todos ¿por qué ha vuelto José Tomás? Yo desde este momento lo celebro y su ausencia constituyó un luto para la fiesta.
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