Las buenas maneras de Sergio Flores
"...Me ha sorprendido el modo despiadado con el que muchos revisteros han tratado la corrida de Pablo Romero. Es evidente que fue mala y están en su derecho de criticarla... Pero cuando se lidie una corrida del encaste único y no tenga la menor casta ni pueda con el rabo, espero que se la juzgue con idéntica dureza. Y, por supuesto, se pida también que las vacas sean llevadas al matadero. Si no lo hacen, empezaré a pensar que son unos vendidos..."
Por Domingo Delgado de la Cámara
San Isidro, 23 de Mayo de 2011
La novillada de Montealto era una corridita de toros. Todos ellos mansos bravucones en el caballo, iban alegres al jaco, y alguno hasta derribó. Pero después huían despavoridos, como arrepentidos de la fechoría realizada. En la muleta fue una novillada de tres y tres: primero, tercero y cuarto muy descastados, muy parados y con la cara por las nubes. Y segundo, quinto y sexto buenos para el torero. Especialmente el segundo, por encastado, y el sexto por noble. Y así la suerte cayó de modo desigual.
La novillada de Montealto era una corridita de toros. Todos ellos mansos bravucones en el caballo, iban alegres al jaco, y alguno hasta derribó. Pero después huían despavoridos, como arrepentidos de la fechoría realizada. En la muleta fue una novillada de tres y tres: primero, tercero y cuarto muy descastados, muy parados y con la cara por las nubes. Y segundo, quinto y sexto buenos para el torero. Especialmente el segundo, por encastado, y el sexto por noble. Y así la suerte cayó de modo desigual.
Quien no tuvo ninguna suerte fue el francés Thomas Duffau. Su lote fue muy deslucido. Ante sus toros el francés se mostró valiente y con buenas maneras. Más no se podía hacer y mató bastante bien. Saludó desde el tercio tras finalizar sus dos actuaciones.
El madrileño López Simón tuvo una de arena y otra de cal. El jabonero tercero fue un marmolillo, pero el sexto fue excelente, de los que embisten largos y con mucha calidad. López Simón ahogó las embestidas del novillo metiéndose en la oreja. Además mostró un estilo envarado y relamido que no gustó. Con ese gran sexto había que estar infinitamente mejor.
Y el mejor tratado por la diosa Fortuna fue el mejicano Sergio Flores. Su lote fue de triunfo, pero de triunfo gordo. Sin embargo tal triunfo no llegó. ¿Por qué? Es valiente, sus maneras son excelentes, muy clásicas, por lo que este Flores es un interesantísimo proyecto de torero. Entonces, ¿por qué ayer no alcanzó el triunfo? Por su bisoñez: está muy nuevo, y el novillo-toro español nada tiene que ver con el becerrote mejicano. Le falta oficio, solamente eso. Se empeñó siempre en un toreo muy en corto, muy por abajo y muy curvilíneo. Y él solo paró a sus colaboradores.
Su primero derribó espectacularmente y llegó muy pronto a la muleta. Por ponerle un defecto, tenía cierta violencia al final del muletazo. Flores, que lo había toreado bien con el capote, empezó la faena de muleta de un modo muy vibrante, con pases por la espalda y un pase de las flores de cartel. La primera serie con la derecha también fue buena. Pero después la faena se vino abajo por citar muy en corto a un novillo que pedía metros y que en corto arrollaba. Y hubo varios enganchones por querer rematar siempre detrás de la cadera. Si hubiera dado sitio al novillo y lo hubiera llevado hasta el final, el lío podría haber sido gordo. Muy al final de la faena dio una buena serie de naturales, pero ya la faena se había venido abajo y el público también. Buena estocada y saludos desde el tercio. No quiso dar la vuelta al ruedo.
Al quinto, noble y sosito, le bajó la mano muy pronto, y ahí se acabó la faena. De todas formas, sus maneras son extraordinarias. Y más importante que lo que hizo ayer, es lo que se atisba que puede llegar a ser.
Me ha sorprendido el modo despiadado con el que muchos revisteros han tratado la corrida de Pablo Romero. Es evidente que fue mala y están en su derecho de criticarla... Pero cuando se lidie una corrida del encaste único y no tenga la menor casta ni pueda con el rabo, espero que se la juzgue con idéntica dureza. Y, por supuesto, se pida también que las vacas sean llevadas al matadero. Si no lo hacen, empezaré a pensar que son unos vendidos.
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