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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 19 de mayo de 2011

SAN ISIDRO: Manzanares, Puerta Grande / Por Juan Miguel Núñez

-Fotografía: Javier Hernández-Burladero.com-

MADRID FERIA DE SAN ISIDRO

 

JUAN MIGUEL NUÑEZ (EFE) 

19/05/2011
Espléndido resultado, con una Puerta Grande, y una oreja más. Y van dos en dos días seguidos. Dos salidas a hombros, dos. Se dice pronto. La Fiesta está de enhorabuena, en un momento de lo más esplendoroso. Eso sería lo más fácil de escribir, dejándose llevar por el clima de triunfalismo que se ha vivido estos dos días en Las Ventas.
Pero, no. Ni en la víspera, ni hoy, ha sido para tanto. Conviene dejar las cosas en su sitio. Lo que ocurre es que viene de perlas contar, y hasta cantar, estas proezas en tiempos de tantas contradicciones por los que está pasando la Tauromaquia. Porque si a la faena que el día anterior le valió la salida a hombros a Alejandro Talavante, le faltó rotundidad, aún tuvo más carencias la de ayer de Manzanares.
A partir de la concesión del trofeo al Juli, no hace falta decir que muy protestado, por agravio comparativo, no hubo más remedio que darle las dos orejas a Manzanares. Y ahora, brevemente, al contenido de las faenas.

El Juli tuvo un primer toro que fue una birria, que se quedó apenas sin picar, y con el que tras un largo, muy largo trasteo, no pegó ni un sólo muletazo que valiera la pena. El cuarto, enrazado y con mucha trasmisión, fue bueno sobre todo por el pitón derecho, por donde el hombre se empleó a fondo, media muleta a rastras, consiguiendo series de mucha enjundia. Chapeau para el torero, a pesar de cierta discontinuidad en la faena. Pero no es de recibo la estocada, al caer la espada en lo que antiguamente llamaban el rincón de Ordóñez , ahora de casi todos los toreros. Así cortó la oreja El Juli.

Castella estuvo valiente en su primero, sin embargo, le recriminó una voz del siempre crítico tendido siete que "eso, a un toro". Está todo dicho. El quinto no humilló, ni aportó nada. El francés intentó poner la chispa, pero lo que no puede ser, ya lo dijo El Guerra, además es imposible.

Y por fin, Manzanares. Su primera faena transcurrió con muchas interrupciones por culpa del viento, y aunque tuvo fases limpias y de cierta estética, toreó casi siempre en la línea, citando fuera de cacho. Así no es fácil emocionarse, y menos en Madrid. Lo bueno vino en el sexto. Un gran Manzanares por momentos, toreando con mucho relajo y despaciosidad, muy templado y seguro, con suave ritmo y acompañando con la cintura. Lo mejor, por el derecho. Por naturales se quedó muchas veces descolocado en los remates, aunque la culpa era del toro.
La faena iba a menos cuando de pronto la voltereta, al alargar un cambio de mano por delante. El toro lo vio, se volvió y lo empaló. No pasó nada por fortuna, pero impresionó en el tendido, remontando la frialdad. La estocada, recibiendo, y el doble trofeo sin hacerse el presi de rogar.

Ganado:
Cuatro toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de todo, el mejor de ellos el sexto, ovacionado; uno -el primero- de Ortigao Costa, chico y engordado, bajo de raza; y un sobrero que hizo quinto de Carmen Segovia.

El Juli: pinchazo y estocada (silencio); y estocada en el rincón (oreja protestada).
Sebastián Castella: estocada delantera caída (silencio); y estocada trasera (silencio tras aviso).
José María Manzanares: estocada al encuentro (palmas tras aviso); y estocada recibiendo (dos orejas).
Plaza: Madrid, lleno de "no hay billetes".

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