Silva, Clemente y García
Novillada pregoyesca.
Silva, que acabó en la enfermería,
y uno del pueblo de Fernández
Lo que hoy había en Las Ventas no era una novillada como las de todos los domingos, sino una de las tres patas de los “Festejos y Día de la Comunidad de Madrid 2016”, según rezaba un programa de mano que me dieron en la taquilla. Dichos Festejos y Día de la Comunidad consisten en la novillada de hoy domingo, en un “Concurso de Recortes Goyesco (sic)” y en una Corrida de Toros Goyesca. La parte goyesca, recortes y corrida, van el día 2 y la novillada no goyesca el día 1. Y, como aperitivo de todo esto, añadiríamos nosotros el desencajonamiento de los Tajirreinas que se verificó ayer 30 de abril por la tarde con notable asistencia de público.
No se sabe si esto tiene el carácter de Feria o de Mini Feria o de Nada o Mini Nada, pero el hecho es que cuando fui a renovar el abono y dije “Deme todo, por favor”, me dieron todo menos las del 1 y 2 de mayo. La señorita oriental que me atendió me dio lo que a ella le vino en gana y se quedó tan pancha y yo ni miré los boletos hasta que fui a echar mano y vi que aquel “todo” era un “casi todo”. Cosas de las taquillas. Ayer, al salir del desencajonamiento, las taquillas permanecían cerradas a piedra y lodo, por si acaso alguno de los que salían, tras ver los toros, se animaba a comprar unas entradas. ¿Para qué seguir? La incuria, la desgana, la mala atención... lo de siempre.
Hoy, al menos, nos llevamos la sorpresa de que Fernández, a quien todos sus amigos conocemos como Fernández, ha mandado poner tres banderas nuevas coronando la fachada de la Plaza, cosa con la que ha superado a su antecesor en un puñado de puntos, por lo menos en lo que más se ve. Es un principio. Luego, en el interior de la Plaza la sorpresa es morrocotuda al verla decorada a base de guirnaldas de polímero con claveles del mismo material, de las que venden en el Cobo Calleja, que se estropean menos y, sobre todo, al ver los reposteros confeccionados en lona serigrafiada, de estética indescriptible, pero muy sufridos, frente a las inclemencias del tiempo. Y no paran las sorpresas ahí, pues ver el palco municipal lleno de gente, como siempre, es también un signo de normalidad muy apreciable. Imaginamos que estarán haciendo un cromo de lona serigrafiada para sustituir al vetusto tapiz municipal, como impronta de la modernidad de la vetusta Alcaldesa, ya que la barandilla de ese significativo palco era hoy la única que mostraba orgullosa su óxido de lustros sin ser velado por decoración alguna.
Para celebrar la Fiesta del Trabajo se trajeron una novillada de la ganadería del Conde de Mayalde, cuyo fundador fue, durante unos tres lustros, Alcalde de Madrid, cuando ser alcalde de Madrid era ser mucho. El ganado del señor conde, si lo miras en el programa oficial de Las Ventas, es de procedencia “Domecq Solís”, pero si lo miras en la Unión ahí tenemos a los Contreras de Sepúlveda y los Juampedros que compraron a Juampedro más lo que le compraron a Pacomedina de El Ventorrillo, o sea que si hay Contreras y Juampedro... el conde tendría lo que Baltasar Ibán. Y luego hay otros que cuentan que el conde la juampedritis la lleva por separado de lo de Contreras salvo lo que lleva junto... De este lío sabrá el Conde, digo yo, pero bien es verdad que los tres primeros sí que sacaron cierto tipito de Contreras, en capas y en conformación física, muy finos y bien hechos, aunque con menos picante de lo que el nombre de esa sangre nos promete y, cómo no decirlo, muy lejos del imborrable recuerdo de aquel Bastonito que tuvo la suerte, rarísima para un gran toro, de encontrar frente a él a un torero a su altura.
Algunos queridos aficionados salían hoy extremadamente desolados de la corrida y, sin embargo, yo creo que esta ha tenido sus cosas: digamos primeramente lo malo, que sería su blandura, y a continuación pongamos lo bueno: que acudieron prestos al caballo, incluso provocando un derribo, que acosaron a los peones a la salida de los pares, que demostraron su parte de genio como también la de su mansedumbre, que dieron facilidades y crearon problemillas. En conjunto, creo que estaríamos hablando de otra novillada muy distinta, si estos de hoy hubiesen caído en manos más expertas, con unas lidias más certeras, tratando de evitar las innecesarias embestidas contra los burladeros, si se hubiese tratado de lucirla en el primer tercio (el de varas, para que nadie se despiste) y si los coletas hubiesen pensando en exprimir los muletazos que cada novillo tenía en faenas concisas y de mando. De todo lo anterior, lo único que se hizo a derechas fue la vara que le pusoEl Legionario al segundo.
Para acabar con los Mayalde, se trajeron a Miguel Ángel Silva, Clemente y Álvaro García, de San Sebastián de los Reyes (de donde fue alcalde Fernández), nuevo en esta Plaza. Silva y Clemente alternaron el pasado año en Las Ventas, con una de Guadaira; ese día Clemente se tuvo que ir a la jurisdicción de Padrós y hoy le ha tocado a Silva, pero vamos por partes.
Miguel Ángel Silva inició su faena con un planteamiento honesto y fuera de lo trillado: se fue a los medios y citó al toro que se arrancó veloz con un bonito tranco. Lo recogió y le dio una serie algo acelerada, pero con las ideas bien claras, pisando el terreno del toro. Ese primero, Escultor, número 40, había manseado en el penco, pero llegó a la muleta con ganas de embestir, con un viaje largo y sin malas intenciones. Silva enhebra otras dos series apuntando en la buena dirección hasta que, sin venir a cuento, se pasa al lado oscuro, al de la pata atrás y termina su trasteo a menos, tocando las manidas teclas del ventajismo. Faena incomprensible la de Silva, que tiene un inicio serio y súbitamente se despeña hacia el abismo de la vulgaridad. Mata mal y además se hiere con el estoque, pasando a la enfermería para no volver a salir.
A partir de ahí la corrida se acaba. Ni Clemente ni Álvaro García han conseguido poner sobre la arena de miga de Las Ventas un sólo argumento medianamente interesante que avale su presencia en el cartel de los “Festejos y Día de la Comunidad 2016” Si la impresión que dejó Clemente el año pasado fue de lo más inconsistente, hoy ha revalidado de manera sobresaliente ese diagnóstico. Si el esfuerzo que ha hecho en hacer gestos al tendido para arrancar cuatro míseras palmas lo hubiese empleado en concentrarse en torear, lo mismo habíamos visto algo distinto del amontonamiento y del embarullamiento en que se han movidos sus innecesarios muleteos. Y García, el de San Sebastián de los Reyes, donde Fernández fue alcalde, lo mismo, sólo que se trajo una nutridísima claque ansiosa por apoyar a su incipiente ídolo contra Tirios y Troyanos, siendo el principal de los Tirios él mismo por su falta patente de concepto, la tosquedad e impericia de sus maneras y la falta de sentido de sus trasteos.
De lo de matar ya hablaremos con tiempo, pues es bien sabido que en nuestros días basta con que el estoque se neta hasta dentro del bicho para recibir de entrada una ovación. Hoy se ha matado muy mal y sólo la clemencia bergsoniana de don Justo Polo, dilatando el continuo temporal, ha impedido que asomase el tercer aviso un par de veces.
Al final, el frío es quien se hizo el auténtico amo de Las Ventas. Al salir el sexto ya no quedaba un solo espectador en la Andanada 10.
Palco municipal
Tapiz serigrafiado
Lance de librería
Botes
Mayo plástico y florido
Guernica
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