la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 25 de agosto de 2025

Morante, un motor que no se puede gripar más / por Sergio Hueso

  

'..Un torero que torea con la entrega con que lo hace Morante no puede estar vendiéndose a la muerte cada tarde para después pasar la noche entera en carretera, mal descansando..'

Morante, un motor que no se puede gripar más

Sergio Hueso
Entre las muchas virtudes que hemos señalado en innumerables ocasiones, Morante arrastra un gran defecto: el mal planteamiento de sus temporadas. Año tras año, cuando llega agosto, el “Morante Tour” se detiene. El motor se gripa. Y no es por casualidad, sino por el frenético ritmo veraniego que asume siempre el torero de La Puebla.

Un diestro que atraviesa el delicado estado de salud que todos conocemos no puede sostener el calendario que se marca desde el inicio de temporada. Basta con analizar los días previos al percance de Pontevedra: Palma de Mallorca, Marbella, El Puerto de Santa María y, finalmente, Pontevedra, donde llegó la lesión que lo paralizó todo. En total, 1.845 kilómetros en apenas tres noches de viaje, tras el enorme desgaste de enfrentarse a corridas de toros con la intensidad que caracteriza al sevillano.

Si a esto sumamos el problema de salud que arrastra el cigarrero, la conclusión es evidente: es un ritmo inviable. Los viajes pesan, los kilómetros más, y el cansancio se acumula hasta que, inevitablemente, explota. Un torero que torea con la entrega con que lo hace Morante no puede estar vendiéndose a la muerte cada tarde para después pasar la noche entera en carretera, mal descansando. Baste recordar la imagen que publicó El Mundo, donde se veía a Morante durmiendo sobre el hombro de su apoderado Pedro Marqués, en el trayecto de El Puerto a Pontevedra. Una fotografía que reflejaba, con crudeza, el agotamiento.

Cada verano se repite la historia: el motor se gripa. La sobrecarga de festejos y la presencia en plazas menores —incomprensible a veces, dado el rango artístico de Morante, aunque loable por su generosidad— evidencian la falta de planificación. Un torero de su dimensión no debería hipotecar así su temporada.

Siempre he defendido que vale más la calidad que la cantidad. Ese es el estilo que profeso y al que siempre he dado valor. La temporada pasada, 2024, fue un espejo de la actual: una agenda repleta de compromisos que obligó a parones intermitentes y que terminó de forma abrupta en Palencia, con la intención de reaparecer en Sevilla por San Miguel, algo que finalmente no ocurrió por su estado de salud.

Morante no está bien. Y precisamente por su valor e importancia, su entorno debería cuidarlo más. Es urgente que le ayuden a estructurar una temporada acorde no solo a la figura que representa, sino también a su condición física. No está para cerrar el año con 70 tardes. Hemos gripado el motor demasiadas veces. Ahora toca preservarlo, porque Morante solo hay uno, y ya deberíamos haber aprendido la lección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario