'..Ventura es garantía de éxito, en cualquier cartel, en todas las plazas y ferias sin excepción, formando terna con dos de su especialidad, o, como se ha demostrado hoy en San Sebastián de los Reyes abriendo la tarde a los de luces; incluso en mano a mano, aunque apuntado queda con anticipación que no hay adversario que le rete..'
SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES / 3° DEL CRISTO DE LOS REMEDIOS (CORRIDA MIXTA) - TRIUNFO GRANDE DE VENTURA, QUE ANIQUILA A LOS DE A PIE.
Por Juan Miguel Núñez Batlles
Está claro que Diego Ventura es el mejor rejoneador de la actualidad, sin rival. Y no es tan evidente que tanto Sebastián Castella como Tomás Rufo puedan ser considerados figuras del toreo.
El rango o valía de unos y otros está en los triunfos, la capacidad para conseguirlos, y en la asiduidad de los mismos.
Ventura es garantía de éxito, en cualquier cartel, en todas las plazas y ferias sin excepción, formando terna con dos de su especialidad, o, como se ha demostrado hoy en San Sebastián de los Reyes abriendo la tarde a los de luces; incluso en mano a mano, aunque apuntado queda con anticipación que no hay adversario que le rete. Y hasta matando corridas de seis en solitario, que también lo ha hecho, Ventura es único. No se le escapa una, y por eso es máxima figura en lo suyo.
A quienes no se puede elogiar tan fácilmente es a toreros como Castella y Rufo que navegan en la zona templada del escalafón; y lo hacen sintiéndose menos obligados, porque supuestamente creen que el esfuerzo ya lo hicieron en otras plazas y circunstancias más importantes, mucho más, Madrid sin ir más lejos. Con eso, piensan ellos mismos y muchos en su situación, sería suficiente para hacer la temporada "paseándose" por provincias. Y no hay razón para tal, ya que figura hay que intentar serlo todos los días y ante todos los públicos. Esto, sin ánimo de menoscabar el mérito de ponerse delante de toros probablemente en puntas -no es guasa tal suposición, aunque a buen entendedor a veces pocas palabras bastan-, cuando Ventura y todos los rejoneadores sí se las ven con toros reglamentariamente "afeitados". Pero así está establecido para proteger a los caballos toreros, y no hay más observaciones que valgan.
El caso es que Ventura, compromiso y talento, salió una vez más a darlo todo, y se llevó tres orejas; mientras que los otros dos alternantes de a pie, Castella y Rufo, la mitad de la mitad. Y no es sólo eso; no debería serlo.
Menudo repaso llevaron los de luces, a pesar de las orejas, una y una, respectivamente, que también pasearon. Trofeos estos últimos, hay que advertir, de los que en la jerga llaman baratos.
De tal manera que el triunfador de la tarde dictó dos importantes lecciones de rejoneo.
Dos rejones de castigo para quitarle el "carbón" que traía de más al que abrió plaza, al que banderilleó (cuatro farpas en total) con limpieza y ajuste; certero al clavar, ni una pasada en falso; reunido y arriba. Sobresaliente en un quiebro muy ceñido. Y tres rosas antes de un pinchazo previo al rejón final. Oreja que pudieron ser dos si no es por el pinchazo.
Al cuarto un sólo rejón, y de nuevo una clara demostración de dominio, poderío y precisión al cabalgar, apretándose siempre al estribo. Dos banderillas de frente, otra al violín y una más en corto para finalizar en carrusel de cortas y tres rosas. Rejón a la primera. Y las dos orejas.
En la lidia de a pie se las vio Castella con un primero cornicorto y justito de fuerzas, que se quitó el palo en el único puyacito que tomó. Renqueante y con molesto cabeceo en la muleta, el torero se limitó a acompañar la apagada embestida sin pretender entrar en profundidades.
En el quinto, toro con más entidad, se lució el francés en un quite por chicuelinas. Y se empleó más a fondo con la muleta, alternando las dos manos, logrando los mejores muletazos por la derecha. Hubo un momento de jaleo de olés que tuvo continuidad en el parón final de circulares invertidos; no obstante, y pese a haber entrado la espada a la primera, la media estocada frenó los ánimos del tendido. Hubo petición para una oreja, y el toro había sido claramente de dos.
La espada vuelve a ser juez implacable, como dice el historiador y gran aficionado bilbaíno Javier Molero..., y como debe ser.

Rufo se lució en el recibo por verónicas a su primero, toro humillado que apuntó calidad en los dos primeros tercios pero yendo siempre a menos. Tampoco la faena llegó a tomar vuelo, pendiente el toledano de que no se viniera abajo el astado, y para ello evitando las estrecheces. Muletazos de uno en uno y haciendo los cites fuera de cacho, de modo que necesariamente se quedaba descolocado. Un simulacro de parón final fue determinante para la oreja que paseó. Trofeo de escaso valor.
Tampoco nada sobresaliente con el sexto, otro buen toro al que Rufo no terminó de cogerle el aire. Muchos pases y poco poso; otra vez muy descruzado, lo que se dice tirando líneas en proyectos de pases. Demasiado largo el trasteo, de modo que sonó el aviso antes de montar la espada.
FICHA DEL FESTEJO
Dos toros para rejones -primero y cuarto- de Ángel Sánchez y Sánchez, con movilidad, fijeza y ritmo, galopando en todos los terrenos; y cuatro en lidia ordinaria de Hermanos García Jiménez, desiguales de presencia y juego -dos y dos, se dice en la jerga-, flojitos y con poco remate segundo y tercero; y más toros por volumen los dos últimos; estos con motor, clase y muy buen son.
El rejoneador Diego Ventura: pinchazo y rejón (oreja); y rejón arriba que, no obstante, produce vómito (dos orejas).
Sebastián Castella: estocada y dos descabellos (silencio); y media estocada (oreja).
Tomás Rufo: estocada desprendida (oreja baratita); y pinchazo y estocada en "el rincón" (aviso y palmas).
La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde agradable.


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