
'..Una Iglesia que no es libre para proclamar la verdad, la enseñanza de Cristo, es una Iglesia sometida, una Iglesia sujeta al chantaje que no puede ejercer su verdadera y auténtica razón de la misión que le es propia, es decir, la proclamación del Evangelio para la salvación de la humanidad..'
«Perros mudos que no ladran»
¿Hay que "quemar" la Conferencia Espiscopal?
Por: L.G.J.
INFOVATICANA | 12 agosto, 2025
¿Por qué interviene la Conferencia Episcopal en un asunto que es, en todo caso, competencia del Obispo de Cartagena?
¿Por qué razón se saltan la autoridad del Pastor propio de la iglesia local que es la Diócesis?
¿No se dan cuenta de que ese modo están confundiendo el ámbito jurídico con el teológico?
¿No se dan cuenta de que de ese modo están desorientando a los fieles dando a entender que los obispos en sus diócesis no son sucesores de los apóstoles, sino simples peones que deben moverse según las directrices que les vienen de la instancia superior a la que están sujetos del «parlamento» episcopal?
¿No se dan cuenta de que este tipo de intervenciones confunde la realidad de la Iglesia y la asemeja a las instituciones civiles, asociativas, corporativas, empresariales, etc. en donde hay delegados territoriales que deben obediencia al Consejo directivo?
La intervención de la Conferencia episcopal ha sido patética. Primero no era de su competencia intervenir. Pero es que además, su intervención ha sido también el contenido causa de vergüenza ajena. ¿No se han dado cuenta de que el hecho de intervenir en este caso concreto es una intromisión en un ámbito discutible, opinable y en el que existe plena libertad para juzgar y opinar de diversas maneras? ¿No se dan cuenta de que con su intervención están invadiendo el justo y legítimo campo de los fieles laicos y están ejerciendo un bochornoso clericalismo caciquil?
Y lo peor de todo es que los fieles, ya hace tiempo que empezaron a darse cuenta de los «intereses económicos» con que los distintos gobiernos tienen atadas las manos de los obispos.
Una Iglesia que no es libre para proclamar la verdad, la enseñanza de Cristo, es una Iglesia sometida, una Iglesia sujeta al chantaje que no puede ejercer su verdadera y auténtica razón de la misión que le es propia, es decir, la proclamación del Evangelio para la salvación de la humanidad.
Una misión que es principalmente sobrenatural. Una Iglesia sometida por el «interés económico», por el porcentaje de la X en la declaración de la renta, aunque su intención sea buena, está traicionando la misión que Cristo le encomendó.
Por eso, los obispos hablan con rapidez y se alinean con lo políticamente correcto, castigando y fulminando a quienes puedan poner en riesgo sus intereses. Y por eso callan, como perros mudos. «San Agustín llamaba ‘perros mudos’ a los pastores de la Iglesia que no defendían la verdad», y la afirmación se basa en el texto bíblico de Isaías: «perros mudos que no ladran», al referirse a líderes espirituales como perros guardianes que, en lugar de ladrar para advertir del peligro, permanecen en silencio, soñolientos y preocupados por sus propios intereses.
El Papa San Gregorio Magno cita este texto cuando enseña la obligación de los obispos de hablar:
«A menudo, en efecto, «por miedo a perder el favor popular, los pastores irresponsables temen decir francamente lo que es justo decir» Son como esos mercenarios que, «si viene el lobo, huyen, escondiéndose en su silencio. El Señor los reprende con estas palabras del profeta: “Perros mudos que no saben ladrar” (Is 56,10)». Ellos «no saben oponerse a los poderosos de este mundo con voz libre, en favor del rebaño».
Si la Conferencia episcopal calla cuando debería de hablar y habla cuando debería callar; si se entromete en lo que corresponde a la legítima libertad de los fieles laicos con la incoherencia de un inaceptable clericalismo que no deja de condenar pero que tampoco deja de practicar… Entonces, pienso que los mismos fieles laicos deberían plantearse seriamente si no sería mejor «quemar» la Conferencia episcopal.
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