
'..Para ti, compatriota desconocida, cuyo nombre ignoro. Para ti, joven valerosa y esforzada, a quien nadie colgará una medalla ni dará un premio. Para ti, chica del verano de 2025, que probablemente estés, sin saberlo, en el fondo de pantalla de cientos de ordenadores. Gracias en nombre del desagradecido pueblo español..'
La mujer y la patria
Rafael Nieto
He visto la fotografía de una mujer joven, tiznada de arriba a abajo, con la cara llena de sufrimiento, con la ropa empapada por el esfuerzo. Es la foto del verano. Una mujer contra el fuego, contra la incompetencia del poder político y contra los intereses bastardos de quienes ordenan quemar el monte desde sórdidos despachos. Una mujer contra el mal que lucha por su patria.
Porque, para aquellos que parecen no entender y que preguntan lo que es obvio, la patria es exactamente aquello por lo que merece la pena luchar, vivir y morir. El suelo que pisaron nuestros padres y abuelos, y también el recuerdo de lo que fueron y de lo que hicieron. La patria es lo que nos mueve sin saber muy bien por qué; igual que el amor. Aquello que sabemos que hay que conservar porque nuestros hijos se merecen conocerlo igual o mejor que como nosotros lo recibimos. Todo eso es la patria.
Esa mujer joven y valerosa, sin miedo a nada ni a nadie, que ha dejado sus quehaceres domésticos y su sitio en la oficina para ir a ayudar donde en ese momento era más necesaria, esa mujer es la Manolita Malasaña que se arremangó para despachar franceses cuando la patria la necesitaba. Es la Catalina de Aragón que todas las españolas de bien llevan dentro. Cualquiera de nuestras madres y abuelas. Esas mujeres sin las cuales España no sería el paraíso en la Tierra que sigue siendo hoy, a pesar de todo.
Sin medios y sin recursos, con la única fuerza de sus manos y de sus piernas. Secándose el sudor de la frente que, por momentos, era un río de ceniza. Temiendo que el fuego se pudiese avivar en cualquier momento y ella se quedase atrapada en mitad del monte. Pero con la firme decisión de no dar ni un paso atrás; por ella, por su familia y por la patria. Sin esperar ni la foto ni la palmadita en la espalda del mandamás de turno. Con la mirada fija en el horizonte gris que tapaba hasta la luz del sol del atardecer.
Éstas, y no las irenes monteros ni las saras santaolallas, son las mujeres de España. Éstas son las mujeres que no necesitan que ninguna mafia las equipare a los hombres, porque ya están sus ovarios para situarlas incluso por encima. Las mujeres que han salvado tantas veces a la patria que deberían tener una estatua en cada plaza de cada pueblo y ciudad. Las mujeres de un corazón enamorado de España, incapaces de decir «no» cuando se las necesita de veras. Esas son las mujeres que admiro yo.
Para ti, compatriota desconocida, cuyo nombre ignoro. Para ti, joven valerosa y esforzada, a quien nadie colgará una medalla ni dará un premio. Para ti, chica del verano de 2025, que probablemente estés, sin saberlo, en el fondo de pantalla de cientos de ordenadores. Gracias en nombre del desagradecido pueblo español. Por haberte arremangado, como Manolita Malasaña, sin tijeras ni puñales, pero llevando la manguera con más fuerzas que las que te quedaban. A ti, corazón limpio, corazón de España. Por la patria.
31 de agosto de 2025
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