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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 16 de enero de 2022

Ferrera se percibió / por Pla Ventura


Ferrera se percibió

Pla Ventura
Ferrera se ha dado cuenta –más vale tarde que nunca- de que su carrera iba en declive total y ha decidido volver donde solía, es decir, a matar las corridas que siempre le dignificaron como torero porque, desde que se estableció en el llamado circuito comercial, más que un artista del toreo parecía un vendedor de humo con demasiadas pantomimas que, en realidad, no le gustaban a nadie. De cualquier manera tengo que reconocer el mérito de este hombre para durante algunos años meterse en el circuito de las figuras, ser admitido y matar en su gran mayoría de actuaciones el toro adormilado.

Como fuere y aceptando sus decisiones, el diestro pacense es uno de los que debería de marcharse de una santa vez para dejar paso a los jóvenes porque su tauromaquia nos la sabemos de memoria. ¿Qué pretende, arañar hasta el último céntimo de euro mientras tantos chavales se mueren de hambre y de miseria?

Es cierto que, en los últimos tiempos, Ferrera se apunta en solitario para matar seis toros pero, craso error el suyo porque en los tiempos que vivimos, lo que antaño era una gesta, en su caso es un atropello en toda regla contra muchos de sus compañeros que, sin su avaricia podrían entrar en esos carteles en los que él solo mata los seis toros, algo que nadie le pide pero que él se encabezona en llevarse lo que haya en la taquilla; poco o mucho, pero todo para él.

Ferrera debería de saber que, hasta hace pocos años, lo de matar seis toros tenía un motivo importantísimo que, como digo, era toda una gesta; pero hacerlo con esa asiduidad que él lo hace no deja de ser un “atraco a mano armada” hacia muchos de sus compañeros. Sí, de que es muy trabajador ya lo sabemos pero, lo suyo raya en la avaricia, las pruebas son contundentes puesto que para este año ya está anunciado en varios sitios con seis toros y, recemos para que no ocurra lo de Madrid del pasado año que, mató siete y todavía pedía el octavo. Sin lugar a dudas, este hombre no tiene compasión con los aficionados. ¿Por qué nos tiene que someter a semejante castigo?

Como antes dije, tras cinco lustros en el escalafón, tanto él como muchos de sus compañeros deberían ser indulgentes con sus compinches, con la afición, e incluso con ellos mismos para marcharse a casa para disfrutar la molicie del ocio evitando, ante cualquier devaneo, sufrir peligro alguno y por encima de todo dejando paso a otros diestros que, ilusionados, siguen rezando para que se marchen los toreros actuales que, más que artistas, son seres insaciables en su profesión que, como se demuestra nunca tienen bastante.

Es verdad que vivimos una época de libertad en que, cada cual, en su profesión puede hacer lo que le venga en gana pero, por dicha razón, en este caso los toreros deberían ser conscientes para irse a tiempo y, al paso que vamos, a muchos, caso de Ferrera entre otros, al final, los tendremos que echar. Una vez más tengo que abogar hacia tiempos pasados en que, como dije miles de veces, las figuras del toreo se marchaban de la profesión sin haber cumplido diez años en el escalafón. Pero, amigo, los tiempos han cambiado, hasta el punto de que más que toreros tenemos hombres capaces de hastiarnos y aburrirnos hasta la saciedad.

--En la imagen, Antonio Ferrera, que días pasados triunfó en La México sin convencer a nadie; digamos que les metió un gol por la escuadra a los “manitos” y nadie se dio cuenta.

 

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