Un recorrido que tendremos que hacer todos los días
"...Todo tendrá sentido, y se dará por bien empleado, si al final un toro y un torero se ponen de acuerdo y nos brindan la autenticidad del toreo. Un milagro cada vez más lejano, pero que siempre es posible encontrarse con él, por eso vamos todos los días a los toros. No será fácil, pero tampoco es un imposible..."
¡VAYA MES DE MAYO!
Cuando llegan estas fechas empieza uno a echarse a temblar. Mayo es el mes de las flores, pero también el de las espinas. Naturalmente nos estamos refiriendo a lo taurino, porque por lo demás ni siquiera tenemos tiempo de contemplarlo.
Lo nuestro es ir a Las Ventas, un día si y otro también, escribir, coordinar el conjunto de la mucha información que en OyT se da cita durante San Isidro y el resto de las cosas que suceden en el mundo no nos da tiempo a conocerlas.
Nos despediremos de nuestras familias, que no nos miran precisamente con agrado en nuestra ausencia tan prolongada de este mes, cargaremos la cámara, verificaremos si los bolígrafos tienen tinta, si la almohadilla todavía tiene fuelle para aguantar nuestro peso, tendremos a mano el billete del metro, nos aprenderemos de memoria el recorrido que acaba en Ventas y nos acostumbraremos a los sudores ajenos en ese ajetreado deambular por el metro y por los pasillos de la plaza.
Todo tendrá sentido, y se dará por bien empleado, si al final un toro y un torero se ponen de acuerdo y nos brindan la autenticidad del toreo. Un milagro cada vez más lejano, pero que siempre es posible encontrarse con él, por eso vamos todos los días a los toros. No será fácil, pero tampoco es un imposible.
Es cierto que nos lo hacen más difícil los taurinos, quienes programan los festejos olvidándose de demasiadas cosas, pero mientras haya un toro y un torero, repito, y los dos sean capaces de ofrecer la bravura y la verdad del toreo, es seguro que podremos reconciliarnos con el arte de torear, eso que nos apasiona, quizá o precisamente por ello, por muy difícil que sea su aparición.
No vamos a hacer un repaso del San Isidro que nos espera, ya tendremos tiempo de contarlo tras los hechos y no las proclamas de unos y otros, pero entre esos olvidos, de los que antes hablábamos, están ausencias tan sentidas como las de Juan Mora o Curro Díaz. Deben ser muy malas gentes para que no los contraten, porque argumentar que son malos toreros no pueden hacerlo ni sus detractores, si es que los tienen. Cosas del taurinismo, con las que nunca comulgaremos y que nunca entenderemos. Sin citar a otros, quede constancia que peores que ellos, anunciados en la feria, los hay a montones.
Cuando vayan saliendo por toriles los toros de esta feria, hayan sido lidiados bien o no, y arrastrados por las mulillas, estaremos en condiciones de proclamar si ese ¡Vaya mes de mayo! que da título a estas letras, es para alegrarnos o para tocarnos, como tantas veces pasadas, las narices. Nuestro deseo es contarles todo triunfos y éxitos, basados en las emociones vividas, si no es así la culpa, se lo aseguro, no será nuestra.
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