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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 22 de mayo de 2014

13ª de la Feria de San Isidro. Juan del Álamo corta su segunda oreja en el ciclo isidril / Por J.A. del Moral


Juan del Álamo en redondo. /Foto de Andrew Moore/

Juan del Álamo corta su segunda oreja en el ciclo isidril

  •  El Fandi brindó a la Infanta Elena y empezó la faena con doblones rodilla en tierra junto a las tablas. Tras abrirlo al tercio, El Fandi anduvo sobrado, firme y templado. Y bastante bien al natural, tirando del burel. Lo mató con un cañonazo de los suyos que enterró trasero. Ni caso le hicieron. Lo de siempre con este torero en Madrid.

J.A. del Moral
Le fue concedida por su buena faena al tercer toro tras larga petición de la mayoría del público. Fue el mejor ejemplar de la magníficamente presentada y armadísima corrida de Juan Pedro Domecq en la que hubo de todo. El Cid dejó mala impresión con un lote que, en sus manos, resultó deslucido. El Fandi protagonizó el momento más brillante de la tarde en su memorable tercio de banderillas al quinto toro que se vino muy abajo en la muleta. Más que discreto con su anterior oponente, no fue tomado en cuenta por el público, sobre todo por el sector sietemesino que siempre trata de arruinar sus actuaciones en esta Las Ventas.

Madrid. Plaza de Las Ventas. Miércoles 21 de mayo de 2014. Decimotercera de feria y Corrida de la Prensa. Tarde nublada e invernal con algo de viento y dos tercios de entrada.

Seis toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de vario juego. Corto de viajes y a peor el primero. Franco y a menos el segundo. Muy noble el tercero. Manejable a menos el cuarto. De más a muy menos el quinto. Noble, soso a menos el sexto

El Cid (tabaco y oro): Estocada, silencio. Pinchazo y estocada, silencio

El Fandi (marino y oro): Estoconazo trasero, silencio. Estoconazo caído, silencio.

Juan del Álamo (palo de rosa y oro): Estoconazo, oreja. Estocada muy trasera caída, silencio.

La trágica corrida de antier en Las Ventas merece un comentario sobre los antecedentes sucedidas en esta plaza que algunos recordamos. Pero también sobre las circunstancias en que se produjo la cogida más grave, la que padeció David Mora. Las que sufrieron sus dos compañeros fueron, además de menor gravedad, digamos accidentales como casi todas. El mal juego que dieron los únicos dos toros que se lidiaron, unido al viento reinante, además de la disposición y el valor de los finalmente heridos, contribuyeron para que se produjera el suceso que algunos han calificado de histórico. No tanto porque en Madrid pasó lo mismo tres veces. Pero aunque también la terrible cogida de Mora fue accidental, estoy seguro que por su cabeza todavía rondaba el gran dolor moral que le había producido el trato que algunos colegas de la crítica con lo que dijeron de su actuación en la pasada feria de Sevilla que fue exitosa y hasta importante en su conjunto aunque, para los periodistas aludidos, nada digna de elogios y hasta deleznable al considerar que el gran toro que cayó en sus manos no fue aprovechado por el torero. Por eso David salió dispuesto a todo sin tener para nada en cuenta el viento que reinaba en el ruedo de la plaza. Con esto no pretendo culpabilizar directamente a nadie. Pero sí llamar la atención sobre lo graves que a veces resultan los efectos de críticas tan preconcebidas y visceralmente escritas a la contra que, en el caso de David Mora, vienen siendo sistemáticas desde que empezó a triunfar en España tras muchos años de lucha, de esfuerzos y de no pocos sacrificios. De esto sabe mucho el gran ganadero peruano, Roberto Puga, que fue quien protegió y ayudó a David en sus estancias en El Perú donde actuó varias veces en plazas provinciales hasta que, por fin, pudo hacerlo en la prestigiosa y más que bimilenaria de Acho en Lima donde hace tres años cuajó una gran faena que, si no hubiera sido por la que hizo Enrique Ponce en la última corrida del ciclo del Señor de Los Milagros, seguro que el Escapulario de Oro se lo habría llevado David. Deseamos un pronto restablecimiento tanto y sobre todo a David Mora como a sus dos más jóvenes compañeros.

Y como decía, en Madrid que uno recuerde porque lo vi in situ, ocurrió lo mismo o algo parecido en la feria de San Isidro de 1979 aunque hubo dos más. En el serial isidril del 79 y en el plazo de 72 horas, dos festejos fueron interrumpidos después de resultar heridos los tres matadores. El 26 de mayo,Rafael de Paula, Ruiz Miguely Manolo Cortés hicieron el paseíllo para dar cuenta de un encierro de Marqués de Domecq.Ruiz Miguel fue herido en el segundo, Manolo Cortés se retiró a la enfermería aquejado de unos fuertes calambres en el tercero y Rafael de Paula fue volteado por el cuarto, que le ocasionó una gravísima lesión de ligamentos, que ya arrastraría durante toda su trayectoria.

Dos días después, se reunieron en el patio de cuadrillas Ortega Cano, El Niño de Aranjuez -que sustituía a Ruiz Miguel- y Paco Alcalde, para lidiar el encierro de Victorino Martín. A Ortega Canolo metió en la enfermería el segundo, El Niño de Aranjuez ingresó tras lidiar al tercero y a Paco Alcaldele hirió de mucha gravedad el cuarto, de tal modo que, como había sucedido 72 horas antes, los cabestros retiraron el toro a los corrales y el festejo fue suspendido.

Anteriormente, en 1975, Ruiz Miguely Antonio José Galán, que actuaban mano a mano, fueron cogidos durante el festejo, igual que el sobresaliente,Julián de Mata, que fue el herido más grave. Aquello fue tremendo porque la mayoría de los espectadores no queríamos de ninguna manera que Julián de Mata se hiciera cargo de la lidia por saberle inútil. Torero sin torear apenas y taxista en aquellos años para más señas. Cuando el presidente sacó el pañuelo para que saliera el toro, nos echamos a temblar y pocos minutos después sucedió lo que predecimos. Existe un precedente más reciente de un festejo suspendido en Las Ventas tras resultar heridos todos los actuantes, pero fue una novillada sin picadores celebrada en horario nocturno, durante la temporada 1.983. Estas corridas trágicas, al fin y al cabo fue una gran suerte que acontecieran en Las Ventas, perfectamente equipada una enfermería de superlujo y, aun más ahora, provista con todos los adelantos habidos y hasta por haber que dirige con muy larga experiencia y extraordinarios conocimientos don Máximo García Padrós que heredó el puesto de su difunto padre. Otro cirujano de excepción. Ambos ayudados por un equipo de especialistas completísimo.

Bueno y ahora vamos con lo que ocurrió en la llamada Corrida de La Prensa. Una más de la feria y no como aquellas que se celebraban después de terminado el ciclo isidril. Comenzó nada más dejar de llover.

Castaño y veleto fue el primer toro de Juan Pedro. Tomó el capote de El Cid tan noble como escaso de fuerza. Perdió las manos antes de tomar empujando el primer puyazo. Con este hubiera bastado. Volvió a caerse antes de recibir el segundo y no sé para qué. Dicen que para que se cumpliera el Reglamento. Pues qué bien. O mejor, qué mal. Empezó a llover mientras se banderilleaba con el toro tardón y escarbador. Tanteos e intentos de pasarlo por el lado derecho sin firmeza por notoriamente desconfiado. El toro, que se quedaba corto y derrotaba al final de cada viaje, lo notó y ya no hubo manera de ver a gusto ni por supuesto templado al de Salteras que no cesó de perder pasos y comba. Cortó por lo sano y se fue a cambiar de espada. Menos mal que mató de estocada.

Tremendamente armado el colorao cuarto. EL Cid se medió estiró en el recibo de capa. Se defendió el animal en el primer puyazo. Y El Cid quitó por delantales bastante decentes, más confiado. Era un toro muy noble hasta ese momento. Le pegaron poco en el segundo. Chicuelina y revolera sin molestar al toro de El Fandi en su quite. Se descompuso un poquito en toro en banderillas dolido de los garapullos. Y El Cid citó en la media distancia con ganas de torear al natural. Pero ni el toro ni el torero se acoplaron. Tampoco a derechas. El viento, las repentinas perdidas de manos, la inseguridad del matador y sus dudas, contribuyeron a empeorar la situación salvo en una corta ronda con la derecha. ¿Por qué cambió de mano si el toro por el lado izquierdo era peor? Pinchó antes de meter la espada en los bajos. Mal asunto. Le queda una más a El Cid. Veremos si se salva.

Muy corretón apareció el colorao muy veletón segundo. También con poca fuerza porque echó las manos por delante y derrotó muy alto al final de sus cortos viajes sin permitir que El Fandi diera un solo lance completo en su frustrado recibo. Le aliviaron el castigo en varas sin que el granadino osara hacer su quite. Lo que sí le permitió fue banderillear en solitario como siempre. Jamás renunció El Fandi a ello. Unas veces con más acierto que otras al clavar. Pero siempre sabio en la elección de terrenos poderosísimo además de espectacular en la preparación, en la ejecución y en la salida de los pares. Los matadores banderilleros históricos, solamente lo hacían con los toros propicios. El Fandi con todo lo que le salga de toriles, sea como sea. Brindó a la Infanta Elena y empezó la faena con doblones rodilla en tierra junto a las tablas resultando desramado por pisar el toro la muleta. Tras abrirlo al tercio, El Fandi anduvo sobrado, firme y templado por lo que el animal no empeoró. Y bastante bien al natural, tirando del burel porque empezó a perder el brío que tuvo antes. Hasta perderlo por completo. Lo mató con un cañonazo de los suyos que enterró trasero. Ni caso le hicieron. Lo de siempre con este torero en Madrid.

Mulato descarado de cuerna el quinto. Pitones tuvo la corrida para dar y tomar. Colocando al toro o llevándolo al caballo, El Fandi anduvo en artista. Y Juan de Álamo regularcito en su quite. No pareció estar el toro para banderillearlo con facilidad. Pero El Fandi lo bordó en tres pares de distinta muy factura. La gentuza del 7 trató de entorpecer el grandioso espectáculo del granadino y el resto de la plaza reaccionó a su favor ovacionándole en pie. Momento en que decidió colocar un cuarto par en medio de la trifulca. La mayoría encantada y los de siempre enojadísimos recurriendo a pedirle un quinto par en broma y pegando palmas de tango. Ilusos. Brindo El Fandi la faena y la inició bien con la derecha y un cambio de mano. Lástima que el burel ya se había venido abajo por lo que tardeó mucho desluciendo el intento muletero del granadino por tener que limitarse a los unipases o a lo sumo dos y en de pecho. Tras machetera por bajo con torería, mató de estocada caída y ello encantó a sus pertinaces detractores.

Salió el sol de nuevo. El colorao tercero metió la cara en el capote de Juan del Álamo que manejó el capote con soltura aunque sin completar ningún lance. Muy blando el toro en varas. Se simuló la suerte y no hubo quites. Cubierto y muy bien el tercio de banderillas. La Infanta volvió a ser aplaudida por la mayoría en el brindis que le dedicó Juan. Hizo honor al brindis. Soberbiamente toreó por redondos para empezar aunque, como casi todos los nuevos matadores, agachado y doblándose por la cintura. Más bellamente toreó también al natural. Cosió dos pases de pecho con un farol intercalado y cuando insistió por el lado derecho, aunque Juan anduvo tan seguro como antes, el animal no embistió tan largo como lo había hecho. La gente estuvo con el torero y, como mató de certero estoconazo, le pidieron una oreja que se concedió tardíamente. La segunda de Juan del Álamo en esta feria.

El salmantino recibió al sexto con media larga de rodillas en el tercio seguida de varios capotazos porque el toro no quiso colaborar nada en el recibo de Juan de Álamo. Pero fue bravo en el caballo. Sin quite lucido tomó el aliviado segundo. Una vez banderilleado sin problemas, Juan volvió a muletear muy dispuesto y en el mismo tono que en su faena anterior solo que con menos ayuda del también noble burel por soso y apagado. Mató de estoconazo caído.

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