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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 27 de mayo de 2014

MADRID: 18ª DE SAN ISIDRO. NOVILLADA ANODINA / Por Domingo Delgado de la Cámara / Fotos de Andrew Moore


Es evidente que Román estuvo mucho mejor que sus alternantes, pero le habíamos visto tan bien hace quince días, había mostrado tal proyección, que hoy esperábamos más. A pesar de esto, y por lo visto en anteriores ocasiones, yo le sigo dando crédito ilimitado.


"...Se comentaban en el tendido los espeluznantes resultados de las elecciones europeas. Ha surgido un partido antisistema que amalgama la peor de las demagogias, la ideología revolucionaria más destructiva, y las amistades internacionales más inquietantes. Vienen dispuestos a arrasar, a quemar la casa por los cimientos. Y a esto se ha llegado por la incompetencia de los profesionales de la política, ahítos de avaricia y corrupción. Estoy consternado, y el futuro que se presenta para España, no puede ser más amenazante. Perdón por este último comentario, que nada tiene que ver con el toreo, pero aún no he terminado de digerir la noticia.  Apretarse los machos porque ha irrumpido en escena el caballo de Atila..."

NOVILLADA ANODINA

Domingo Delgado de la Cámara / Fotografías de Andrew Moore
Se esperaba más, mucho más, de la novillada de ayer. En el cartel estaban anunciados tres novilleros de postín, de esos con buen ambiente y buena prensa. La novillada, compuesta por reses de dos hierros diferentes, tuvo de todo, pero al menos hubo un novillo de triunfo claro y otros dos, con posibilidades. La terna debería haber estado bastante mejor.
Tres novillos de Guadaira y tres de Montealto. Y yo pregunto: ¿porqué este enjuague? ¿No había una novillada completa de buenas hechuras? Porque las hechuras de la novillada fueron bastas y feas. En cuanto a juego, hubo de todo.


Posada de Maravillas 

A Posada de Maravillas le tocó en primer lugar el novillo mejor hecho del encierro, un precioso castaño de Guadaira que embistió con clase y alegría. Fue un novillo para triunfar, pero no hubo tal triunfo. A veces los cites eran muy frontales y de poco mando, otras veces se echaba el novillo tan a la cadera, que para poder dar el muletazo siguiente, tenía que reponerse perdiendo muchos pasos. También abundaron los trallazos y los tirones, nunca hubo cadencia. En resumen, un desastre de faena de la que sólo se salvan dos naturales. Le mató muy mal, de un horrible sartenazo. El sexto fue un novillo de Montealto basto y sin clase, Posada no hizo nada brillante con él. El debut de un novillero en Madrid es un punto de inflexión, es cómo pasar el Rubicón. Es una prueba de fuego de la que se sale lanzado hacia la alternativa, cuando hay triunfo, o se sale sin crédito y a la deriva cuando no hay éxito. Posada tiene que empezar de cero, tiene que volverse a labrar un cartel del que ahora carece. En Madrid, no basta con las buenas maneras, también hay que ser capaz de cuajar los novillos.

Gonzalo Caballero

Gonzalo Caballero ha disfrutado del enorme privilegio de torear durante tres años consecutivos la novillada de feria en Sevilla y una novillada de la Feria de San Isidro. Desde un punto de vista técnico y estético, sigue igual que en su primera comparecencia. Caballero no ha evolucionado nada. Sus ganas de agradar son muchas y su pundonor indiscutible, pero no pasa de ahí. No crece. Este estancamiento quizá se deba a una técnica precaria derivada de un discutible concepto del toreo. Caballero se encaja mucho, mete demasiado los riñones, y cuando te encajas tanto, el brazo da poco de sí y es inevitable el codilleo. Además, desde un punto de vista plástico es feísimo. Este toreo riñonero es una aportación de José Miguel Arroyo “Joselito”, figura indiscutible que debe su éxito a su torería, a su fértil variedad, a su estoque inapelable, pero no a un toreo en redondo carente de mando. Caballero se encaja mucho y manda poco. Sus muletazos son cortos. Tarde o temprano tendrá que revisar todo esto.
El primer oponente de Caballero fue un Guadaira con hechuras de morucho, que dio muy mal juego en los dos primeros tercios. Parecía muy avisado, sin embargo en el último tercio fue noble. Embestía sin celo ni humillación, pero era noble y se dejaba torear. Mientras al novillo le duró la inercia, Caballero ligó los muletazos. Cuando el novillo se paró, también se paró la faena. Había que echar la muleta al hocico y llevar toreado al bicho. Por todo lo dicho anteriormente, a Caballero le cuesta hacerlo. Su segundo fue un mulo de Montealto, sin ninguna posibilidad. Caballero se arrimó sin ningún fruto.

El primero de la tarde fue un novillo de Guadaira con mucho peligro. Sabía lo que se dejaba detrás y tenía mucho sentido. Me hubiera gustado ver delante de semejante marrajo a unos cuantos matadores de toros. Más de uno hubiera quedado en evidencia. Román estuvo muy valiente. Se jugó la vida con él. En los medios fue capaz de robar muletazos de mérito, a cambio de muchos achuchones y un revolcón aparatoso. El novillo era un enviado de satanás, al segundo muletazo se vencía buscando la carne del torero. Román, se la jugó con ese valor frío que le caracteriza. Lo sorprendente es que no recibiera ni un solo aplauso cuando terminó su labor. Una de dos, o la afición de Madrid, ya no valora la valentía o la afición de Madrid no percibió el peligro del novillo. Posiblemente fuese esto último, aquí ya nadie sabe ver el juego de los toros. La importancia de Madrid ahora mismo es meramente nominal. Se sabe tan poco de toros como en las otras plazas. Lo que ahora diferencia a Madrid de los otros cosos, es que su público (o parte de él), tiene más mala baba que los públicos provincianos, y recitan a todas horas el mantra mongoloide del pico y el cruzarse, pero nada más.

El cuarto, de Montealto, gustó mucho al respetable. A mí me gustó menos. Sí que es cierto que no tomaba mal la muleta, pero se paraba entre pase y pase, haciendo muy difícil la ligazón. Román, muchacho ingenuo, se quedaba en el sitio intentando ligar el muletazo, se quedaba muy al hilo. Si el toro repite no hay que enmendarse, pero cuando se para, se debe ganar un paso para provocar la arrancada. Román no hizo tal, por ello junto a muletazos muy largos, hubo muchos espacios muertos, amenizados por el ruido de la santa hermandad del pico y el cruzarse. Es muy loable quedarse en el sitio jugándote la cornada, pero en Madrid, el objetivo principal es que el toro nunca se pare, y para eso, había que ganar un paso. Resumiendo, por la largura de los muletazos de Román, el novillo pareció mejor de lo que era en realidad, pero no repetía. Y cuando el toro no repite, en Madrid es imposible el triunfo. Con este novillo, me hubiera gustado ver a Román ¿cómo decirlo?, más despierto, más resolutivo. Eso sí, le mató muy bien. Es evidente que Román estuvo mucho mejor que sus alternantes, pero le habíamos visto tan bien hace quince días, había mostrado tal proyección, que hoy esperábamos más. A pesar de esto, y por lo visto en anteriores ocasiones, yo le sigo dando crédito ilimitado.

Se comentaban en el tendido los espeluznantes resultados de las elecciones europeas. Ha surgido un partido antisistema que amalgama la peor de las demagogias, la ideología revolucionaria más destructiva, y las amistades internacionales más inquietantes. Vienen dispuestos a arrasar, a quemar la casa por los cimientos. Y a esto se ha llegado por la incompetencia de los profesionales de la política, ahítos de avaricia y corrupción. Estoy consternado, y el futuro que se presenta para España, no puede ser más amenazante. Perdón por este último comentario, que nada tiene que ver con el toreo, pero aún no he terminado de digerir la noticia.  Apretarse los machos porque ha irrumpido en escena el caballo de Atila.









1 comentario:

  1. De verdad ¿a alguien sorprende el resultado anodino de la novillada de ayer? cualquiera que siga con un mínimo de interés la actualidad taurina sabe que esto podía pasar, de hecho lo venimos viendo a lo largo y ancho de este San Isidro.
    Aún a riesgo de que me llamen de todo y con la tristeza que siento al decir esto, no he visto una generación de toreros que digan y emocionen menos que esta, toreros conformistas y adocenados sin compromiso y responsabilidad para con la Fiesta, todavía no salgo de mi asombro cuando con cuatro o cinco corridas toreadas al año afirman que están contentos con su temporada, de las mal llamadas "figuras" para que hablar y de los novilleros, si Román, el novillero con más ambiente, con una alternativa de lujo a la vuelta de la esquina, es solo capaz de ofrecer esto, apaga y vámonos.

    Pablo Galán Espadas.

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