Miguel ángel Perera con las dos orejas cortadas a su primero / Foto de Andrew Moore
Impresionante, señores. Una tarde redonda con dos toros tan diferentes y opuestos puso a Perera en el sitio que buscaba y buscaba con envidiable fe en sí mismo y absoluta entrega a su profesión.
15ª de la Feria de San Isidro
Colosal Perera en la tarde más redonda e importante de su vida
- Los años no pasan en balde y los hombres cambian. Es precisamente el caso de Julián que, de un tiempo a esta parte, está íntima y públicamente convencido de que es una especie de mesías del toreo que está llamado por Dios a remediar todos los males que aquejan a la Fiesta sin darse cuenta de que uno de los más dañinos es precisamente él con sus afanes de manejarlo y de manipularlo todo en función de sus particulares intereses
J. A. del Moral
El extremeño cortó dos orejas de su primer toro, el de más clase de la tarde y de la feria hasta ahora, y una del sexto que fue uno de los más difíciles de la muy desigual corrida de Victoriano del Río. Perera salió a hombros en loor de multitudes. El Juli, con el peor lote, anduvo empeñoso y responsable, pero perdió su pretendida infalibilidad. La señorial faena de José María Manzares con el noble segundo toro quedó sin premio por pinchar. Su otro oponente resultó deslucidísimo. Gran expectación y otro llenazo más de la feria
Madrid. Plaza de Las Ventas. Viernes 23 de mayo de 2014. Decimoquinta de feria. Tarde soleada y agradable con lleno total.
Cinco toros de Victoriano del Río, bien aunque desigualmente protestado y de vario juego. Devuelto el primero por su extrema debilidad, se corrió un sobrero de Zalduendo, descarado de cuerna y muy terciado por detrás, noble hasta que duró porque se rajó enseguida de iniciada a faena. Magnifico el tercero con mucha clase por los dos pitones. Pésimo el cuarto con peligro por el lado izquierdo. De impetuoso a difícil y a parado el quinto. Muy mediocre y nada fácil el sexto.
El Juli (plomo y oro): Estocada muy trasera caidilla al salto, silencio. Sablazo escupido y estocada, silencio.
José María Manzanares (grana y oro): Pinchazo y estoconazo algo trasero, gran ovación. Estocada contundente, silencio.
Miguel Ángel Perera (esmeralda y oro): Gran estocada, aviso y dos orejas merecidísimas. Estocadón, aviso por tamorcillarse el toro y oreja de toda ley. Salió a hombros.
Ayer comparecieron por primera vez en esta feria los tres que faltaban del llamado G-10 para hacerlo. Un cartel ciertamente de tronío además de completamente cerrado que despertó tanto o más expectación que los dos que, hasta ahora, lograron agotar las entradas. Cada cual tratará de achacarse su respectivo tirón taquillero en haberlo logrado, a la cabeza de los cuales seguro que El Juli creerá que fue él quien concitó mayor ventas de localidades aunque no tenga razón aunque volvía a Las Ventas tras tres campañas ausente. Los años no pasan en balde y los hombres cambian. Es precisamente el caso de Julián que, de un tiempo a esta parte, está íntima y públicamente convencido de que es una especie de mesías del toreo que está llamado por Dios a remediar todos los males que aquejan a la Fiesta sin darse cuenta de que uno de los más dañinos es precisamente él con sus afanes de manejarlo y de manipularlo todo en función de sus particulares intereses. El propio Juli acaba de destapar sus intenciones mesiánicas en un reportaje entrevista aparecido hace días en el sabanón colorista del dominical que aumenta el precio de diario El Mundo: “A Dios solo le pido que deje las cosas en mis manos”. Pues yo subscribo lo que le han respondido: “Pues mire usted, pienso exactamente lo contrario”.
Y pienso lo contrario por varias cosas pero sobre todos por dos. Primero porque El Juli es el mayor responsable del plante que cinco figuras del toreo han hecho a la afición de Sevilla y de muchas otras partes entre los que no suelen faltar a las corridas de su feria, por encima de los motivos que tenga contra la empresa. Desde luego que los tendrán los cinco menos Manzanares que ya dijo que él no tenía ninguno. Pero el daño que han hecho todos, incluido el alicantino, es infinitamente mayor que el que dicen tanto les ha perjudicado a ellos. Y segundo, porque por debajo del intento de El Juli – también de Morante – de promocionar una temporada menor como si fuera la mayor y la más importante de su vida, es una falacia por mucho envoltorio de lujo con la que lo hayan presentado. Eso sin contar las maneras de torear que últimamente están distorsionando la indiscutible figura de Julián López con la muleta y con la espada. Desde que apareció en los ruedos siendo todavía muy niño hasta no hace mucho, le he respetado muchísimo y admirado sin ninguna pega por mi parte durante toda su carrera aunque no fuera un torero de mis gustos personales como demuestran los centenares de crónicas elogiosas que le hice. Esta admiración incluía también la personal, tanto a su persona como a su familia, sobre todo a sus padres con su estupendísima madre en cabeza de mis quereres. Pero como la persona del gran torero llamado Julián López Escobar ha tratado no hace mucho de coartar la libertad de expresión de quien esto firma a raíz de la denuncia que hice del feo asunto de Sevilla, he dejado de respetarle. Así de claro lo digo como siempre digo todo.
Por lo que respecta a sus ilustres colegas de ayer, todo el mundo sabe lo que quiero y admiro a José María Manzanares Samper, tanto como a sus señores padres. Pero lo que me ha dolido también de Josemari en que se solidarizarse con los promotores del plante sevillano por ser algo enormemente perjudicial para él que tiene sobradas virtudes para andar solito y por su cuenta en el toreo sin necesidad de la “amistad” de nadie. Porque no se engañe mi joven amigo. Y es que fue utilizado por sus amandos colegas El Juli y Morante. ¿O no? Por eso deseo fervientemente que Josemari se aparte ya del sinsentido que, por cierto, le está afectando muy dentro de su alma aunque siga triunfando. Triunfando, sí. Pero sin alegría porque por dentro le bulle la idiotez que ha cometido. Y en cuanto a lo que pienso de Miguel Ángel Perera, a quien también aprecio y admiro, solamente decir que constándome que ha sido el más afectado por el trato empresarial de La Maestranza, pienso sinceramente que el plante también podría afectarle aunque después del enorme triunfo que tuvo ayer no creo que se le resista nadie.
Y dicho esto para que conste, vamos a contarles lo que ocurrió ayer en la tarde que nos ocupa en esta crónica.
Negro, enmorrillado y descarado de pitones fue el primer toro, muy bien tratado por El Juli en su recibo por suaves verónicas que remató con media excelente. Noble el animal, fue muy bien lidiado por el matador aunque sin poder evitar que el primer puyazo lo tomara al relance. Pero enseguida empezó la gente a protestar por la poquísima fuerza que tenía el animal. Fue devuelto inmediatamente. En su lugar soltaron un sobrero de Zalduendo, que salió muy alegre y pronto a las llamadas. El Juli reeditó el saludo anterior como si no se hubiera cambiado al toro. Este, con mucha cara y muy poca cosa por detrás por lo que los del 7 protestaron. Bien colocado ante el caballo, tomó el primer puyazo defendiéndose y saliendo suelto. Julián cuajó un particularmente bello quite por chicuelinas y tras un simple picotazo se pasó a banderillas en un tercio corriente y moliente tirando a malo. El toro metía la cara pero la echaba enseguida arriba. Para empezar y una vez abierto el toro casi a los medios, se marcó tres unas felices trincheras engarzadas a un pase de pecho. Y de seguido, dos tandas con la derecha bien aunque mejor la primera porque en la segunda se dejó enganchar la muleta. N ese momento se cansó el toro de embestir y se rajó por completo yéndose varias veces a tablas cada vez que El Juli lo sacó de su marcadísima querencia a tablas. Tras un breve macheteo, lo mató de estocada demasiado trasera y caidita, recetada al salto cual gimnasta circense. Eficaz pero feísima manera de hacer la suerte suprema. Silencio en las masas.
Arremangado de pitones y muy cuajado el cuarto. No valió para el capote en el recibo por quedarse muy corto y protestar. Fue picado de inmediato. Perdió las manos tras el primer encuentro. El Juli no quitó y no le pegaron apenas en el segundo. Esperó mucho y se distrajo en banderillas. Buen par de José María Soler. Muy por bajo con la derecha empezó Julián la faena. No era toro fácil ni muchísimo menos, pero El Juli consiguió meterlo en cintura con su habitual maestría resuelta en un meritorio cuerpo a cuerpo. Por el lado izquierdo aún fue peor el toro y a El Juli le fue imposible templar. Lo intentó otra vez con la derecha y ocurrió lo mismo que antes. Batalla pura y dura sin posible compostura. Muy mala suerte tuvo Julián en esta ocasión tan importante para él. Mató de feo espadazo.
Hermoso toro el negro segundo pero renqueante de patas en su salida. Débil y suelto del capote de Manzanares que apenas pudo dar una verónica entre varios capotazos. Y empezó el tango del 7. Podría haber pasado a banderillas sin picar, pero tomó los dos de ridículo rigor. Manzanares no pudo ni hacer el quite que quiso hacer. Muy bien como siempre Curro Javier en banderillas escarbando el toro tras el primer par. Manzanares los soba muy bien. Saber hacer a los toros. Empezó así con la derecha y, muy espaciado, cosió una primera tanda por redondos que empezó regular y terminó bien. Más cerca bordó el natural ligado al de pecho. Lo había conseguido perfectamente bien. Y el 7 empezó a molestar al torero sin que este hiciera el menor de los casos, repitiendo y aumentando más naturales de verdadera excepción. Sencillamente genial. Y más por redondos exquisitamente mecidos y señorialmente ligados a un monumental pase de pecho. Naturales a pies juntos citando de frente, seguidos de tres despatarrado y tres trincheras perfumadas. Increíble que haya gente que rechaza tal majestuosidad. Pues los hay. Los reventadores suspiraron aliviados cuando Manzanares pinchó por y por ello gozaron silentes por seguros de que no habría oreja. Pero el volapié que siguió, aunque quedó algo trasera la espada, fue muy bien ejecutado. Arrastrado el toro, la ovación que le tributó la mayoría se oyó en Alicante mientras rugía enojada la marabunta. Faenón pinchado. Y qué más da. Me satisfizo que los malos quedaran en ridículo.
El castaño quinto, de preciosa lámina además de imponente, salió suelto y sin hacer caso a las llamadas. Manzanares se decidió a cruzar las rayas y nada más hacerlo, el toro se arrancó con cierta fiereza obligando a Manzanares a lancear muy por abajo para domeñar sus impetuosas que no buenas embestidas. En el caballo hizo lo mismo el toro, acudir con impetuosidad en el primer encuentro. Y más aplacado en el segundo. Muy eficaz Curro Javier en la brega. El toro, distraído, esperó muchísimo en banderillas y le dolieron los garapullos. El toro perdió las manos en el primer tanteo y no acudió claro ni fue largo por el lado derecho. Además se coló dos veces en el segundo intento diestro de Manzanares. Fue inútil seguir porque, encima, el animal se petrificó como un guisando. Manzanares lo mató con su contundencia habitual.
Armónico el negro tercero. Pero con tendencia a huir y justo de fuerza. Miguel Ángel Perera apenas pudo lucirse con el capote aunque colocó al toro muy sabiamente ante el caballo. Apenas le hicieron sangre en el primer puyazo. Perera espació firmísimas y ceñidísimas chicuelinas que ligó a tres remates preciosos. Cuando se torea así, desaparece el toro. Revolera para dejarlo otra vez ante el caballo que se arrancó en bravo. Y quite de El Juli por lances a pies juntos con agachado temple que gustó a la mayoría. A mí, no. Muy bien y muy puro Juan Sierra en palos. Aunque el animal se dolió, en los capotazos de la brega metía la cara planeando. Lo había visto Miguel Ángel y lo brindó al público. Con cinco ayudados por alto a pies juntos ligados a dos de pecho sin moverse empezó la faena. Colosal la primera tanda por redondos. Se veía venir. Toro y torero se iban a conjuntar absolutamente bien. Aún mejor si cabía fue la segunda tanda ligada a un cambiado y a otro de pecho sin moverse un milímetro. Al natural en toro no obedeció citando encima de él, pero si a poco que le dio hueco. Seis cosió al de pecho cambiado sin sacar los pies del tiesto. Y finalmente, una sobredosis por redondos que enardecieron al gentío. Preciosas las dos trincherillas previas a la preparación para la suerte de matar que Perera ejecutó perfectamente y enterrando la espada en lo alto. Las dos orejas cayeron por su propio peso y las paseó en vuelta apoteósica. ¡Enhorabuena, torero¡
Suelto de salida y noble aunque sin clase el negro sexto. Perera lo paró pronto y lanceó con eficacia. El primer puyazo lo tomó el toro en su huir hacia el picador contrario al de tanda. No iba a ser como su anterior oponente. El segundo puyazo lo tomó en regla aunque sin pegarle nada. Bien Joselito Gutiérrez en banderillas sin que el toro le ayudara. Perera volvió a brindar al público. Algo le habría visto al toro porque yo, no. Le encajó un principio de faena sui-géneris con cambios en los medios sin moverse y ligados a dobles de pecho. Dando sitio, continuó con la derecha sacando agua de donde apenas había a base de quietud y de temple además de suma paciencia. Hasta que consiguió meterlo en cintura con mucha exposición. Muy por encima del animal en los dos sentidos, Perera dio una medida de altísimo nivel. El valor valor valor se unió a la maestría y tal conjunción obró el milagro que continuó por naturales sacados a base de jugársela de verdad. Y lo exprimió en el más angustioso de los arrimones con la plaza rendida a sus pies. Otra clase de faena, pero con más verdad y exponiendo tanto es difícil ver una faena igual. Y estocadón volcándose con absoluta fe que le valió una carísima oreja. Impresionante, señores. Una tarde redonda con dos toros tan diferentes y opuestos puso a Perera en el sitio que buscaba y buscaba con envidiable fe en sí mismo y absoluta entrega a su profesión.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario